San José, 11 set (elmundo.cr) – El exdirectivo de la Corporación Arrocera Nacional (Conarroz), Oscar Campos, no solo está a favor de la medida adoptada por el gobierno de aumentar el impuesto al arroz integral a un 46,67%, sino que también aclaró que el consumo de este producto es “mínimo” en el país.
El incremento del arancel al arroz integral obedece a un exceso en las importaciones. Aunado a ello, Campos indicó que aparentemente el arroz integral es blanqueado y pulido, siendo puesto a la venta, burlando de este modo la salvaguarda. Añadió que en el país “hecha la ley, hecha la trampa”.
Además dijo que esta medida no impactaría en el precio, ya que anteriormente se había establecido la barrera impositiva para el arroz blanco, sin embargo, el gobierno por “error” dejó por fuera al arroz integral.
“Ante esa situación por una denuncia que se hace y se fundamenta y se tiene claridad de que hay muchas empresas que están haciendo eso, el gobierno promete enmendar el error y se compromete a arreglar el tema del arancel al arroz integral”, explicó.
El gobierno puso en marcha el lunes pasado y hasta el 31 de diciembre, un aumento de casi 12 puntos porcentuales en el arancel a las importaciones de arroz integral. En ese sentido, Campos insistió también en señalar que no habría afectación ya que el consumo del arroz integral es una cantidad “marginal”.
Agregó que “el aumento del arancel es para cerrarle el portillo al arroz integral que venía burlando la medida, siendo un ajuste técnico necesario que se había postergado y que a raíz de eso los importadores evadían la medida y evadían al fisco”.
Campos, quien fue gestor de la ley para crear Conarroz, explicó que la medida temporal adoptada en este gobierno fue solicitada por los productores y la entidad arrocera, con el propósito de frenar “un poco” la importación del producto en cuestión.
No obstante, a su parecer la barrera establecida tampoco provocaría mayor beneficio al productor, que se debe enfrentar cada día al incremento en la importación de este producto.
“Hace falta una medida mucho más fuerte, que la pueda ejecutar este gobierno, tipo las medidas que ha hecho Donald Trump, de ponerle frenos a lo que viene a deslegitimar la producción interna. Me parece que ayuda al sector a ganar un poco de tiempo mientras plantea una solución más estable y definitiva”, manifestó.
El aumento quedó en firme tras la publicación del Decreto Ejecutivo 40.610 en el diario oficial La Gaceta, el cual establece una “salvaguardia especial agrícola” (SEA por sus siglas), establecido en el artículo 5 del Acuerdo sobre la Agricultura de la Organización Mundial del Comercio.
En detrimento
Campos no prevé un panorama alentador para el sector arrocero de no tomarse en los próximos días una decisión en conjunto con el gobierno que le dé capacidad de sobrevivir, ya que a su criterio las importaciones siguen en crecimiento y cada día disminuye más la compra al productor nacional.
“Me parece que es necesario hacer una reforma de la ley de Conarroz. Ha ido desapareciendo el productor nacional de manera acelerada, nosotros llegamos a producir 83 mil hectáreas y ahora no llegan ni a 37 mil, prácticamente menos de la mitad, se ha caído la producción nacional y se ha salido muchísimo productor, se está concentrando en pocas manos”, reprochó.
El expresidente de Conarroz considera que el sector requiere de una redefinición de una política pública, además recordó que desde el 2016 viene la desgravación arancelario de Estados Unidos a cero y por eso se requiere de “cambios significativos” en la ley.
“El precio al consumidor en Costa Rica ha venido bajando en los últimos años, a costa de muchos productores que han tenido que salir, pero si se terminan los productores nacionales todo será traído de afuera y pondrían el precio que les dé la gana”, sostuvo.
Sobre el impacto del TLC en este tema, Campos aclaró que la mayoría del arroz proviene de Suramérica, donde no existe un tratado comercial en ese sentido, empero, al traer el producto de esta zona y el “desabasto” del continente norteamericano, ambos provocan un efecto “devastador” en el sector arrocero.
