San José, 11 abr (elmundo.cr) – El expresidente Luis Guillermo Solís criticó la mano dura de Nayib Bukele contra las pandillas de El Salvador para luchar contra crimen y la violencia.
En una entrevista para la BBC Mundo, Solís señaló que “durante mi gobierno tuvimos también que lidiar con esta circunstancia (narcotráfico). Y es muy difícil de erradicar, porque las razones que explican por qué se produce el fenómeno son tanto internas como externas”.
Para Solís el ejemplo de Bukele no debe ser seguido por los demás países de la región, porque “es muy diversa y no en todos los países se presenta una circunstancia como la salvadoreña, donde el fenómeno de las maras tiene décadas”.
“Es un país muy pequeño también, lo cual facilita una acción como la que ha adoptado el gobierno de Bukele. Es muchísimo más difícil de aplicar en países más grandes como México -recordemos la fallida iniciativa de mano dura del presidente Felipe Calderón- o en Brasil, donde las pandillas tienen unos niveles que sobrepasan a veces las fuerzas policíacas de los estados”, sostuvo.
Según el exmandatario “apostarle a una estrategia de mano dura que pueda socavar el Estado de derecho, que me parece que es lo que está ocurriendo en El Salvador, constituye un problema que puede tener consecuencias muy grandes sobre la totalidad del sistema político y lanzar a los países de la región a esquemas autoritarios, autocráticos e incluso a dictaduras que no le convienen a América Latina”.
“La estrategia está basada no solamente en meter a los malos a la cárcel, sino que tiene precedentes: un control del Poder Legislativo primero, un nombramiento a veces inconstitucional de jueces adeptos al gobierno después, el control del Judicial como último objetivo, lo cual rompe con el necesario balance entre los poderes de una república democrática, y finalmente la aplicación de una ley que no se basa en el Estado de derecho”, aseguró.
Solís manifestó que “muchas de las personas que son encarceladas no necesariamente son culpables ni van a ser reconocidas como tales, sino simplemente como víctimas residuales de un proceso donde el fin justifica cualquier medio”.
“Me parece que es una estrategia de corto plazo, que tiene riesgos muy altos para el sistema político en su conjunto, porque debilita la separación de poderes. Y al final de cuentas orienta a los países hacia un modelo crecientemente autoritario, que evade la responsabilidad de atender de forma preventiva las causas profundas de la inseguridad, que tienen que ver esencialmente con la desigualdad”, aseguró.
Solís enfatizó que “la pregunta no es tanto si el gobierno de Bukele es o no apoyado. Lo es, no tengo duda. El problema es si esa política es sostenible, fortalece el ejercicio democrático y permite a la gente tener una salida a sus otros desafíos, como la pobreza y la falta de educación, agua, servicios de transporte y de vinculación con el mercado mundial”.
“Entonces uno tiene que entender que hay una realidad que los salvadoreños vivieron, que los cansó y los motivó a buscar una salida como la que Bukele les ofrecía”, comentó.
El expresidente indicó que “Bukele no solo está trabajando con estas políticas la inseguridad del país, sino que lleva esto incluso a nivel financiero con la adopción de medidas un poco extrañas, que no se aclaran todavía muy bien en temas como las criptomonedas”.