Nueva York, 19 ago (dpa) – La flibanserina, más conocida como “el Viagra para mujeres”, es probablemente la píldora más política desde las anticonceptivas. Y es que este medicamento rosa que acaba de ser aprobado en Estados Unidos y se comercializará como Addyi sólo ayuda a una parte de las afectadas. Aunque éstas pueden ser millones.
El “Viagra rosa” podría cambiar la vida sexual de incontables mujeres -y sus parejas-, pero pese a su sobrenombre, no se trata de Viagra. La píldora azul que revolucionó la sociedad hace dos décadas actúa directamente sobre el cuerpo ayudando a los hombres a conseguir una erección. Es una cuestión de poder, no de querer, pues en el caso de los hombres, la falta de deseo sexual no parece constituir un problema. Pero con las mujeres, la situación es diferente.
Hay muchas mujeres que rara vez tienen ganas de sexo, o que carecen totalmente de apetito sexual, y si se entregan a ello, no se divierten. Esto no sólo las perjudica a ellas, sino también a los hombres, a la relación en general. Hasta ahora, los trastornos de este tipo se trataban en el psicoterapeuta, pero con la Addyi llega también una posible “revolución rosa”.
Sprout Pharmaceuticals, una pequeña empresa creada a propósito para el desarrollo de la flibanserina en Carolina del Norte, compró la patente a la alemana Boeringer Ingelheim. En un principio la píldora estaba destinada a combatir las depresiones, el aumento del deseo sexual llegó después. La compañía alemana calculaba que la flibanserina podría ayudar a un diez por ciento de las mujeres afectadas por la ausencia de apetito sexual, pero a la estadounidense FDA, la Agencia de Alimentos y Medicamentos, le pareció demasiado poco y consideró su éxito demasiado incierto.
Tras el fracaso de los alemanes en 2010 llegó el de los estadounidenses, tres años después. En un estudio realizado a lo largo de un mes, las mujeres que tomaron flibanserina sólo tuvieron relaciones sexuales entre media y una vez más que las que recibieron un placebo. Pero aunque el medicamento sólo sirva para un pequeño porcentaje de mujeres, éstas podrían sumar millones en todo el mundo. Y pagar por ello miles de millones.
De este modo, Sprout lanzó una campaña de publicidad en todos los canales valiéndose de un potente argumento: el sexismo. Si para los hombres existen opciones como el Viagra o la Levitra, también debería haberlas para las mujeres. Y varias asociaciones de mujeres se sumaron al lema “Even the Score” (equiparen los resultados).
Quienes clamaban que la aprobación de un medicamento debe basarse en argumentos científicos, y no políticos, no fueron escuchados: la FDA ha acabado aprobando la flibanserina. Sprout aununció de inmediato que comercializará la píldora con el nombre de Addyi a partir del 17 de octubre. Su precio aún se desconoce, al igual que los planes de lanzamiento en otros posibles mercados como el alemán.
“Celebramos que la FDA haya privilegiado la voz de las pacientes, seguida de las demostraciones científicas”, dijo la cofundadora y directora ejecutiva de Sprout, Cindy Whitehead. Mientras, la propia FDA se esfuerza en resaltar sus competencias. Según la directora de investigación, Janet Woodcock, se trata de una opción terapeútica demostrada: “La FDA se esfuerza en la protección y promoción de la salud de las mujeres, y nos comprometemos con apoyar el desarrollo de preparados más seguros y eficaces”.
Y es que la seguridad también generó dudas ante los posibles efectos secundarios de la “píldora rosa”, entre los que figuran náuseas y mareos en una de cada diez pacientes que la probaron. “Su eficacia es baja. ¿Quién diría con la conciencia tranquila que esta píldora funciona y es segura?”, dijo a dpa el sexólogo Jakob Pastötter. “Muchas mujeres pondrán sus esperanzas en ella para acabar notando que no sucede nada”. De este modo, la Addyi podría parecerse un poco al Viagra: la mayoría de los problemas no se solucionan con una píldora.