¡Por fin trabajar sin tener que salir de casa! Para muchos es un sueño. Pero ni bien uno se sienta en su escritorio nota que cumplirlo no resulta tan sencillo. A continuación, cinco consejos para no sucumbir en el intento.
Tener un lugar de trabajo: Quien desee trabajar en casa debería tomarse el asunto muy en serio. Trabajar sobre la mesa de la cocina no es una buena opción. Lo ideal es tener una habitación destinada a tal fin. No se necesita demasiado: bastará con tener un escritorio y una silla adecuada. Y si no se puede tener una habitación propia, habría que apuntar a tener al menos un sitio aparte dentro de un ambiente general que esté siempre destinado al trabajo.
Organización del tiempo: En la oficina el ritmo suele estar marcado por los colegas o por el jefe, en cambio en casa uno está librado a su propia organización. Uno de los mayores desafíos es darle una buena estructura al día. ¿Qué tareas hay que cumplir? ¿Cuánto tiempo requerirán? Si no se puede hacer todo: ¿Cuál es la prioridad?
Pausas: Organizar las pausas es fundamental, porque en casa el riesgo es que uno no haga absolutamente ningún corte en todo el día o que pierda demasiado tiempo con distracciones. Es necesario hacer pausas previamente establecidas y, al hacerlas, despejarse. Por ejemplo, uno puede hacer una pausa siempre a la misma hora del mediodía y descansar. En esos intervalos es importante no ponerse a trabajar “disimuladamente”, por ejemplo, leyendo un libro relacionado con el trabajo. Es bueno proponerse hacer algo totalmente distinto.
Reunirse con colegas: Quienes trabajan únicamente en casa corren el riesgo de que el día laboral acabe siendo un monólogo. Es importante cultivar el intercambio con otros colegas, reunirse con ellos por ejemplo para almorzar. También es recomendable asistir a eventos del rubro o colaborar en una asociación.
Inventarse rituales: Trabajar en casa y relajarse en el mismo lugar una vez terminada la jornada no es una tarea sencilla. Para poder separar ambas partes del día, se recomienda recurrir a ciertos rituales. Una posibilidad sería ordenar y despejar por completo la mesa de trabajo al terminar o cerrar la jornada laboral escuchando alguna música.
