Moscú pedalea: ir en bici se pone de moda en la capital rusa

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Por Thomas Körbel (dpa)

MOSCÚ (dpa) – El Anillo de los Jardines de Moscú, con hasta 16 carriles en algunas zonas, se parece más a una autopista que a un vía ciclable. Sin embargo, cada par de meses, miles de bicicletas sustituyen a los automóviles y toman esta arteria del corazón de la capital rusa.

La última y multitudinaria cita reunió a mediados de julio a unos 10.000 participantes, muchos de los cuales acudieron disfrazados, ofreciendo un colorido espectáculo.

“Antes algo así habría sido impensable”, opina Vladimir Kumov, uno de los organizadores de la iniciativa. Desde la llegada a la alcaldía de Serguei Sobianin, en 2010, la ciudad ha cambiado mucho. “Pero seguimos estando en una fase inicial”, cuenta a dpa el convencido activista de 30 años.

Y es que la enorme metrópolis moscovita, conocida por sus calles con atascos interminables, es cada vez más “amiga” de las bicicletas: los expertos consideran que hasta 200.000 habitantes de la mayor ciudad de Europa -de unos 12 millones de habitantes- utiliza la bicicleta con regularidad, señala el diario “Rossiyskaya Gazeta”.

Aunque comparado con quienes optan por el metro y el automóvil, la cifra se queda corta: el suburbano de Moscú cuenta con unos 9 millones de usuarios al día y en torno a 700.000 vehículos circulan a diario por las calles de la metrópolis.

Con todo, aunque la bicicleta no se haya convertido aún en un fenómeno de masas, las autoridades de la ciudad se muestran satisfechas. “Mientras que antes, en el mejor de los casos, íbamos en bici fuera de la ciudad, ahora muchos moscovitas van en bicicleta incluso al trabajo”, señala el vicealcalde, Maxim Liksutov.

Las autoridades han construido unos 280 kilómetros de carriles bici y están planeando ampliarlos. Quien no cuente con una bicicleta tiene la posibilidad de alquilarla por poco dinero en las más de 300 estaciones públicas pensadas para recorrer trayectos cortos. Y muchos parques ofrecen también servicios de alquiler de bicis.

“Para los moscovitas, la bicicleta es una parte importante de la cultura urbana moderna, uno de los cambios positivos de los últimos años en la capital”, señala Liksutov.

Una columna azul en la orilla del río Moscova documenta esa moda: a lo largo de la ribera serpentea una de las vías ciclables más idílicas de la ciudad, y los sensores colocados en el pilar cuentan cuántas bicicletas pasan cada día por allí. En una soleada mañana pueden ser hasta 170 y 95.601 desde el comienzo del verano. Más de 20 llegan en un lapso de 45 minutos.

Maria, de 31 años, pasa por la columna de camino a la oficina. “En verano, si es posible, intento ir en bicicleta todos los días”, afirma. Pero pese a su emoción también es consciente del peligro que acecha en medio del tráfico.

“Lamentablemente casi no hay carriles bici como este en ningún lugar de la ciudad”, explica. Durante mucho tiempo, Moscú no ha sido como otras ciudades occidentales de Europa. “Ir en bici por las calles es demasiado peligroso”, cuenta en referencia a la desconsideración que muestran muchos conductores. La policía habla de hasta 300 accidentes al día.

Tampoco Kumov considera que los esfuerzos de la capital rusa sean suficientes: las pocas vías ciclables del centro no son más que “maquillaje” para embellecer la ciudad, considera este manager de relaciones públicas. “Quizá la dignifican para que la gente piense menos en la política”, apunta.

En los últimos años la cúpula rusa ha presionado cada vez más a la oposición y a la sociedad civil con duras leyes. Los analistas no descartan por eso que la “ofensiva de encanto” lanzada por Moscú con el impulso de las bicicletas, el arreglo de sus parques o las nuevas zonas e peatones tenga el objetivo último de doblegar la insatisfacción de los habitantes de la capital.

“Si se quiere cambiar algo de verdad, habría que conectar el centro con los barrios residenciales para que la gente pudiera pedalear con seguridad hasta el trabajo”, señala Kumov. Además, denuncia, sigue habiendo demasiados escalones y otros obstáculos que dificultan la vida a los ciclistas.

Y es que ni el propio Kumov se atreve a ir en bicicleta por Moscú. “Prefiero el metro. No iré en bici hasta que las calles sean seguras y haya menos escalones”, señala. Y tampoco cree en la promesa de las autoridades, que planean construir 700 kilómetros para ciclistas hasta 2020.

Pese a ello, él y sus compañeros de la organización Let’s bike it! (algo así como “vayamos en bici”) seguirán luchando con sus manifestaciones periódicas. La próxima -la séptima edición desde su inicio en 2012- está prevista para el 6 de septiembre y se espera la asistencia de hasta 20.000 participantes.

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