Por Tom Nebe (dpa)
La mayoría de las escoliosis se forman sin causas reconocibles. Cuanto antes se detectan, más efectivamente pueden tratarse. Por eso, es importante que los padres estén atentos al desarrollo físico de sus hijos en la pubertad. Hay una manera muy fácil de detectar la escoliosis en los niños: pedirles que, con el torso desnudo, se inclinen hacia adelante, y observar con detención si la columna vertebral presenta curvaturas laterales.
La mayoría de los niños no se da cuenta de qué está pasando con su columna, por lo que es bastante fácil que la escoliosis no sea detectada. A veces, se la descubre de la forma más simple, como observando al niño en la piscina a punto de saltar al agua. En ese momento, si mira su columna, es probable que, de pronto, detecte que tiene los hombros a una altura desigual.
En estos casos, lo primero es consultar con un médico. La radiografía se recomienda sólo cuando hay sospechas fundadas de que se trata de escoliosis. La radiografía suele abarcar toda la columna, incluida la pelvis. La curvatura de la escoliosis se mide mediante el ángulo de Cobb. La medida de este ángulo brinda un valor orientativo para el tratamiento.
En caso de escoliosis severas, se evalúa una operación, que tiene como fin reforzar el tramo de columna torcido. La elección del tratamiento dependerá también de dónde se ubica la escoliosis y si la curvatura avanza. En líneas generales, los especialistas consideran que con el tratamiento adecuado, se puede detener su avance. Sin embargo, ningún médico promete una curación.
El deporte y los tratamientos pueden ayudar a aliviar los dolores causados por la escoliosis. Hay dos formas de enfrentarla: dejarse estar o ser disciplinado. La fisioterapia, por ejemplo, ayuda a fortalecer los músculos que rodean la columna. Con un buen “corsé” de músculos, es más fácil mantener el torso erguido.
Sin embargo, este tipo de terapias sólo funcionan si se trabaja todos los días de forma disciplinada. Por eso, los afectados por esta condición deberían evitar los deportes que sobrecargan la columna, como el hockey, que en general obliga a avanzar con el cuerpo inclinado hacia adelante. Son mejores opciones escalar o andar en patines con ruedas.
Con la edad, suelen aumentar los dolores en los músculos y articulaciones de la columna. Si uno se pasa el día sentado en la oficina, es aún más importante mover la musculatura durante y después del trabajo. Si no, pueden aparecer incluso incapacidades pulmonares y problemas respiratorios. Por eso, es aconsejable un entrenamiento adecuado de resistencia para los afectados.