La adelfa, una planta a la que le gusta tener los “pies mojados”

11853932_1062369550454398_2082938112_n
El lugar más soleado de la terraza es el mejor para la adelfa, ya que de esa forma desarrolla muchas flores. Crédito: Andrea Warnecke / dpa-tmn

Por Dorothée Waechter (dpa)

La adelfa o oleandro no se deja amedrentar por el calor: cuando suben las temperaturas y hay mucho sol, lejos de debilitarse, florece en tonos que van del rojo oscuro al naranja y rosa hasta blanco. Puede llegar a los tres metros y sus hojas miden hasta 15 centímetros de largo.

En su hogar, que va del sur de Europa a los Balcanes y se extiende por Turquía, Irán y Libia, esta planta crece en suelos ricos en calcio. Por eso, se recomienda no regarla con agua de lluvia, sino emplear el agua de grifo, que suele ser más dura. Incluso debería evitarse que la lluvia riegue una adelfa en flor.

Esta no es la única preferencia de la adelfa: es una de las pocas plantas a la que le gusta tener siempre “los pies mojados”. Es por eso que, en el verano, puede quedar un resto de agua en el platillo.

Para que florezca bien, lo mejor es que el oleandro tenga mucha luz y sol. Por eso, hay que reservarle el lugar más soleado en el jardín o la terraza. Sin embargo, en estas circunstancias, es importante regarlo seguido, en general dos veces al día. Un consejo: dado que a la planta le gusta el agua, puede dejarse una reserva de agua en el platillo. Dos veces por semana, se puede agregar fertilizante líquido al agua de riego.

En general, no se recomienda podar mucho la adelfa. Después de cada poda, la adelfa tarda un año en florecer. Sólo se recomienda la poda cuando las flores se han vuelto muy escasas.

Todos los años, cuando termina el invierno, hay que cambiarle la maceta, ya que las adelfas sanas tienen un sistema de raíces muy extenso que termina atravesando cualquier maceta nueva tras la fase de crecimiento.

A pesar de ser una planta mediterránea, la adelfa tolera las heladas si está curtida. Para ello es importante que la planta se pueda acostumbrar lentamente a los cambios y que la caída de la temperatura no sea brusca. Para proteger las flores, lo mejor es guardarla cuando las temperaturas amenazan con caer a cinco grados bajo cero. El lugar en el que se la guardará en invierno debería contar con una ventana de modo que la planta reciba luz.

Últimas noticias