Por Heidemarie Pütz (dpa)
Cuando empieza el calor o, simplemente, cuando toman nota de que tienen unos kilos de más, muchas personas se obsesionan con la idea de perder de peso. Para eso es necesario comer liviano y el pescado es en estos casos la comida ideal. Tiene pocas calorías y una cantidad considerable de valores nutricionales: proteínas fácilmente digeribles, ácidos grasos omega 3, vitaminas y minerales.
Combinado con ensalada o verduras cocidas, el pescado es una comida ligera, saludable, de fácil digestión, que a diferencia de otras fuentes de proteínas como la carne roja no tiene tejidos conjuntivos.
Quien quiera alimentarse con un menú bajo en calorías debe elegir pescados magros como abadejo o lucioperca, cuyo contenido graso se encuentra por debajo del dos por ciento, además de merluza, dorada, rodaballo o besugo. También tienen un bajo contenido calórico los frutos de mar como almejas, camarones y langostas.
Si después del oscuro invierno falta vitamina D, se recomienda comer todos los días un arenque. Pocos alimentos tienen tanta vitamina D como el arenque.
Sin embargo, es importante estar siempre seguro acerca del origen de los pescados que se consumen. El pescado sólo debería comprarse en lugares que defienden una pesca responsable, de modo de no contribuir al fenómeno de la sobrepesca. Sin embargo, sólo las grandes pescaderías pueden permitirse certificados como el sello MSC (Marine Stewardship Council) o el sello ASC (Aquaculture Stewardship Council).
Por su parte, muchos chefs apuestan a no servir en sus restaurantes pescados de moda, sino aquellos que se consiguen en la región.
Sí o sí, deben estar garantizadas la frescura y la higiene de los pescados, que pueden echarse a perder fácilmente. Para no intoxicarse, la mejor herramienta es la propia nariz: el pescado fresco tiene un olor agradable, con un ligero aroma a mar. Y brilla.
Debido a su escaso tejido conjuntivo y su alto contenido de agua, el pescado se pudre rápidamente y dura poco incluso estando refrigerado. Por eso, el mejor día para comprar pescado es el día en que se lo va a preparar.
Una de las mejores formas de cocinar pescado es rehogándolo. Se trata de una receta fácil que puede preparar hasta un principiante. Sólo hace falta contar con una sartén y un horno.
Primero hay que colocar algo de mantequilla o aceite de oliva en una sartén y poner encima el pescado entero o los filetes previamente salpimentados. A ello se agregan dientes de ajo enteros aplastados con la cáscara, tomillo y romero. Luego se agrega algo de líquido, sin que el pescado nade en él, y se coloca la preparación en el horno precalentado a unos 160 grados. Según el grosor del filete la cocción puede llevar unos diez minutos, aunque si se trata de un pescado entero puede tardar más.
