Alajuela, 3 ene (elmundo.cr) – El bambú es uno de los materiales más versátiles y resistentes, las plantaciones de esta gramínea pueden proporcionar alimento, ropa, material para construcción, celulosa para papel y medicinas, entre otros; además absorben grandes cantidades de dióxido de carbono, ayudan a regenerar los suelos, protegen el recurso hídrico y embellecen el paisaje.
Conversamos del tema con Diego Mora y Marlene Castro, expertos bambuseros de la zona de Valle Azul en San Ramón, quienes iniciaron 20 años atrás a cultivar esta caña y actualmente desarrollan proyectos de reactivación económica comunal ligados a la arquitectura, al medio ambiente y a la sostenibilidad.
¿Cómo inicio esta pasión por el bambú?
Usamos la madera durante muchos años, pero debido a los altos precios y la dificultad de adquirirla legalmente en el mercado, comenzamos a examinar la posibilidad de emplear el bambú. Inicié a investigar y realicé un curso en la EARTH (Escuela de Agricultura de la Región Tropical Húmeda), tuve la oportunidad de relacionarme con productores y expertos nacionales e internacionales y ahí comenzó esta experiencia, que posteriormente trasmití a mi familia, mi esposa y a mis hijos y esperamos trasmitirla a nuestra comunidad.
¿Qué oportunidades ofrece el cultivo y el uso del bambú?
El bambú tiene un potencial enorme, las plantaciones de bambú representan una alternativa agrícola resiliente para la conservación de los ecosistemas; estos cultivos fortalecen la capacidad de adaptación y mitigación frente al cambio climático, a los fenómenos meteorológicos extremos y permiten mejorar progresivamente la calidad de los suelos, reduciendo la erosión y regenerando terrenos degradados. Absorben grandes cantidades de dióxido de carbono, mejoran los suelos, embellecen el paisaje, protegen las nacientes y orillas de los ríos y por ende restauran las cuencas hidrográficas.
Asimismo este cultivo representa una valida alternativa económica, el bambú tiene un rápido crecimiento y es un producto que tiene infinidad de usos: arquitectura, alimentación, muebles, fibras para papel o tejidos, cosmética, etc. Su flexibilidad, resistencia y dureza lo convierten en un material excelente para todo tipo de mobiliarios, estructuras, revestimientos, drenajes, etc.
¿Es mejor construir con bambú?
El bambú es uno de los materiales más sostenibles para la construcción, goza de una textura maciza y al mismo tiempo elástica, es un material muy apetecido para las edificaciones, sobre todo en zonas con alta incidencia sísmica, dadas sus características. Nos han vendido la idea que el uso de materiales importados como la varilla, el perlin, los plásticos, el cartón yeso y otros que se emplean en la construcción sean la mejor opción; en la actualidad los arquitectos de vanguardia ven en el bambú una alternativa para edificar viviendas y otras estructuras sustentables.
¿Y el uso del bambú en Costa Rica?
En comparación con otros países latinoamericanos, como México, Colombia y Brasil, por ejemplo, estamos bastante rezagados, el bambú podría tener un gran futuro en Costa Rica; las condiciones climáticas y los terrenos son óptimos para hacer florecer esta actividad, se hace necesario un mayor respaldo público para para activar esta prometedora agroindustria en Costa Rica, es necesario el apoyo logístico de las universidades y financiero por parte de la banca pública.
¿Que impide el surgimiento de esta actividad en Costa Rica?
En los años ochenta desarrollaron varias iniciativas para el fortalecimiento de la producción e industrialización del bambú, promovidas principalmente por la iniciativa privada, algunas instituciones y las universidades estatales, presentaron proyectos de siembra, producción y diseño de estructuras. Lamentablemente el sector nunca se consolidó, dado que no tuvo el seguimiento y el apoyo necesario, ni se desarrollaron encadenamientos productivos con estudios de factibilidad económica y de mercadeo que potencializaran la sostenibilidad de las iniciativas.
Falta una visión integral de país ante todo, desde hace años se viene hablando de fortalecer ese sector, pero no ha habido voluntad política para realizarlo. Tenemos que tomar el ejemplo de otros países en los cuales la sociedad civil, y la Academia lideran el movimiento. En Costa Rica las universidades públicas, el INA, el MINAE, el MAG entre otros podrían aportar mucho para revolucionar el estado de las cosas, bastaría voluntad política.
El escaso interés público para invertir en este rubro, la necesidad de políticas estatales específicas, así como consumidores poco interesados a la importancia y ventajas del bambú, pueden considerarse como los principales obstáculos que enfrenta el sector. El bambú puede crear un círculo virtuoso generando una cadena de valor diversificada que implica producción de tallos comestibles, construcción de inmuebles, muebles, artesanías, papel, telas y muchos otros productos.
Junto al desarrollo de plantaciones de bambú, hay que realizar capacitaciones integrales en las comunidades para explicar las oportunidades que dichas plantaciones ofrecen. Tenemos que difundir los avances tecnológicos, los emprendimientos productivos más exitosos, las novedades relacionadas con los procesos de transformación, comercialización, uso y cultivo del bambú, en los diferentes países.
Se hace necesario construir una alianza estratégica entre campesinos, profesionales e investigadores. Otro gran problema que enfrentamos en la actualidad, es que no contamos con la maquinaria idónea para procesar la materia prima, estamos dando el primer paso, sembrar bambú, el segundo es procesarlo y crear oportunidades de trabajo y de desarrollo.
Una reconversión hacia la economía verde como herramienta primordial para lograr la sostenibilidad. La producción de bambú contribuye a la consecución de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, mediante los objetivos relacionados con la erradicación de la pobreza y del hambre, representa un instrumento para mitigar los efectos devastadores del cambio climático, promueve el trabajo digno, la reactivación económica, la producción y consumo responsable, entre otros.
¿Cuál ha sido el aporte de ustedes a este proceso?
Dedicamos casi exclusivamente la finca al cultivo del bambú, tenemos una gran variedad de especies para uso ornamental e industrial, trabajamos fundamentalmente en la construcción de diferentes estructuras con este magnífico y versátil material y colaboramos con pequeños y medianos campesinos en proyectos de reforestación, embellecimiento y regeneración de suelos, entre otros.
Hace cinco años iniciamos un proyecto familiar sin fines de lucro, que denominamos la “Escuela del Bambú de Occidente”, nos enfocamos en iniciativas de siembra y uso de la planta en la zona.
La idea es que los agricultores comiencen a conocer las bondades del bambú en sus propias fincas, mediante en la construcción de pequeñas estructuras como bebederos, corrales, cercas vivas o muertas, entre otros. Para las pequeñas y medianas fincas tener sembrado bambú puede representar una oportunidad sostenible, sin depredar el bosque o ir a comprar materiales caros y poco amigables con el ambiente.
Colaboramos en iniciativas para la construcción de casas de bien social, biosostenibles, con acabados excelentes y adaptas a las condiciones geológicas y climáticas de la zona. Contemporáneamente estamos realizando algunas estructuras públicas como puentes peatonales, juegos para niños y otras pequeñas obras realizadas fundamentalmente con bambú.
Desgraciadamente la Región Central Occidental carece de significativas plantaciones de bambú, ante la crisis económica, climática, social y sanitaria que vivimos, debemos volcar nuestra mirada hacia una reconversión agrícola verde, prescindiendo de cultivos intensivos nocivos al ambiente, recuperar tierras ociosas, erosionadas y expuestas por años a agentes agroquímicos; la agroindustria bambusera podría ofrecer una oportunidad para promover el desarrollo integral incorporando las dimensiones económicas, sociales y ambientales para la reactivación de la zona.