Volver a creer en la política

» Por Ricardo Castro Calvo - Abogado

Conocí a Rolando Araya Monge cuando fue diputado. Era presidente de la juventud liberacionista (JL). Daniel Oduber era presidente de la República. Yo, estudiante del Liceo de Costa Rica.

En esa época nació una generación de soñadores. Nos fueron preparando en las montañas de Birrí en Heredia, don Pepe, Daniel y Luis Alberto. Era la troica que dirigía el partido. Rolando era persona de confianza de los fundadores.

También recibimos formación a través de muchos seminarios y conferencias de personalidades como Alfonso Carro, el padre Benjamín Núñez, Fernando Volio, Carlos José Gutiérrez, Enrique Obregón, Alberto Cañas, Rodrigo Madrigal Nieto entre otros. Rolando era parte de los conferencistas y no de los estudiantes.

Tampoco faltaron los conversatorios con personajes latinoamericanos que nos transmitían sus experiencias. Rodrigo Borja y Raúl Alfonsín para citar sólo a dos ex presidentes de Ecuador y Argentina respectivamente. Con ellos, Rolando Araya conversaba de tú a tú.

En la escuela de formación política de “La Catalina” recibimos las ideas socialdemócratas y las herramientas para desarrollar la organización de estructuras territoriales. Nos preparó Rolando entre otros y, nosotros capacitábamos a otros como líderes territoriales y de los sectores sociales.

Estuvimos preparados para enfrentar la primera elección nacional en 1977. Apoyamos a Luis Alberto Monge. En ese momento, Marcelo Prieto y Rodolfo Navas lideraban la JL, pero Rolando Araya era nuestro referente.

Aprendimos perdiendo la elección. Recién teníamos edad para votar, pero organizamos la Marcha Costa Rica Joven. De frontera a frontera y desde el Pacífico y el Caribe caminamos en columnas, cada pueblo y cada ciudad del país. Miles de jóvenes llegamos con alegría hasta llenar el Paseo Colón en San José. Llenos de emoción y entusiasmo levantamos las banderas de la justicia social y de la libertad. Rolando antecedió en la lista de oradores de la plaza pública a Luis Alberto en el día más hermoso, de nuestra juventud política.

Luego, la vida nos dio la revancha. Ganamos las elecciones en 1982. Luis Alberto fue electo presidente de la República. Rolando fue al gobierno como ministro de Obras Públicas y Transportes. Todo un éxito personal y político, pero los jóvenes le queríamos de regreso al partido. Pronto llegó la hora y, elegimos a Rolando como secretario general. Una vez más, ocupábamos la silla que nos permitía elevar el alma de los soñadores.

Vinieron momentos de gloria para Rolando Araya Monge al frente del partido. Su liderazgo era incuestionable. Así, en el año 2002 fue candidato presidencial de Liberación Nacional. Perdió la elección con Abel Pacheco.

No existía un político mejor preparado que Rolando para gobernar. Estudioso en todas las materias de la realidad nacional. Aprobaba todos los exámenes de la política nacional con nota sobresaliente.

Un dilema le acompañaba. Saberse preparado para dirigir los destinos del país y, no lograr conectar su mensaje con el pueblo.

La derrota fue asumida por Rolando como algo personal. El partido tuvo sus fallas, pero Rolando clavó el dolor en sus entrañas. El sentimiento que le invadía hizo que buscara su salida de Liberación.

No acompañé la decisión. Me quedé en el PLN convencido de que las luchas se dan adentro.

En la vida fuera de Liberación Nacional, Rolando utilizó sus talentos para asesorar con gran suceso, a otras figuras políticas, en América Latina. Tuvo mucho éxito como líder latinoamericano de la socialdemocracia. Fue vicepresidente de la Internacional Socialista y, presidente de la conferencia de partidos políticos de América Latina. Incursionó a la academia como profesor de realidad nacional en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Costa Rica y, durante su vida ha escrito ocho libros, cientos de artículos de variados temas.

Sus aprendizajes internacionales y su roce con la academia le permitieron abrazar otras aventuras nacionales.

Aunque siempre compartimos sueños y anhelos, como antes expresé, en esa decisión no le acompañé. Entonces, no es propio que sea yo, quien comenté su paso por otras trincheras, pero no puedo dejar de mencionarlas, porque ese tránsito, constituye un elemento indispensable de formación personal, en buena parte, su carácter político. Con madurez decide volver a Liberación Nacional.

Ahí nos reencontramos en lo político. Siempre mantuve cercanía con Rolando y Lenny en temas de espiritualidad. Compartimos momentos de crecimiento humano con ellos. Ruth y yo, fortalecimos nuestros corazones a la sombra virtuosa de sus consejos.

Un día cualquiera. Hace pocos meses, nos reunimos con Rolando para analizar la situación interna de Liberación. Fuimos unos pocos amigos, Max Hernández, Omar Rojas, Michael Arce, Ana Lupita Mora, Ruth Linares, otra persona y yo. También nos acompañaban Lenny, su esposa y compañera por más de medio siglo. Rolo y Carlos, ambos hijos de la pareja.

Deliberamos y coincidimos en que Liberación Nacional atraviesa el punto más bajo de su historia y que, es casi imposible levantar al muerto. 70 años de glorias que han venido a menos en cada elección.

De la conversación coincidimos que Rolando es un ser humano maduro. Ha pasado mucho tiempo cultivando ideas y que, esa sería una forma fresca para rescatar a Liberación, pero sobre todo, Rolando tiene el corazón y la inteligencia para ilusionar al pueblo y, especialmente, para presentar nuevas ideas a la juventud que atraviesa un difícil momento.

Aquel día decidimos lanzar una precandidatura de Rolando Araya en Liberación Nacional. No contábamos con dinero, pero estábamos cargados de ilusiones.

La decisión fue recibiendo apoyos cada día y la ilusión creció a cada momento.

Fuimos estrategas, comunicadores y organizadores al mismo tiempo. El dinero llegó a gotas para la inscripción y casi nada para la campaña. Sin embargo, el mensaje de Rolando fue un éxito. La respuesta no se hizo esperar.

La gran diferencia con los otros precandidatos fue Rolando. Su decisión de decir siempre la verdad cayó en tierra fértil. Un hombre maduro capaz de alzar la vista y reconocer errores del pasado. Un político diferente. Sencillo y cercano al pueblo. Logró convencer al pueblo que les representa. La juventud se inclinó a su favor por la sinceridad y natural respuesta. En un momento de tristeza pandémica, conectó el sentido del humor social y la balanza se inclinó a su favor. De la convención salió victorioso a pesar de haber quedado en segundo lugar con el 26,3% de la votación frente a un 35,8% del ganador.

Acordamos trabajar para quien ganó la elección. Nos pusimos a la orden todos. Íbamos a solicitar que nuestras ideas nutrieran el plan de gobierno y que, Rolando Araya Monge encabezara la papeleta de diputados por San José. Ambas peticiones con el propósito de elevar las ideas a proyectos de bienestar para el país.

Consideramos que era urgente darle una nueva estructura al PLN. Realizar una campaña de limpieza de marca y levantar nuevas figuras que dieran el aliento que el país requiere.

Todas nuestras ideas y propuestas fueron rechazadas por el candidato ganador. Incluso se nos dio el mensaje de que nos fuéramos de Liberación Nacional y que, nos ayudarían a financiar un partido provincial para que Rolando fuera diputado.

El candidato del PLN cerró la puerta con un “Dios lo acompañe”. Así, salimos de Liberación, al lado de la mejor compañía.

Los mismos que iniciamos el sueño seguimos adelante en negociaciones para encontrar una casa política que nos recibiera. Fueron muchos los ofrecimientos. Nos decidimos por el ofrecimiento del diputado Dragos Dolanescu. Entregaba el partido Costa Rica Justa en proceso de constitución para que Rolando Araya fuera su candidato. Con la única condición de llevar a Jorge Vargas en el primer puesto de la papeleta por Alajuela. Eso en reconocimiento al trabajo de Jorge y su equipo en la creación de las estructuras territoriales del nuevo partido.

El equipo de soñadores creció y sigue creciendo día a día. La Asamblea Nacional de Costa Rica Justa eligió a Rolando como candidato presidencial y se designó a Orlando Guerrero y Ana Lupita Mora para las vicepresidencias. En los puestos de diputaciones están Ruth Linares, Omar Rojas y Michael Arce del equipo fundacional, pero también, las papeletas de las siete provincias se nutren con costarricenses que enaltecen la política.

Estamos convencidos de que, la madurez de Rolando y su capacidad para conectar con los jóvenes y, con el pueblo en general, abrirá los espacios que hagan germinar las nuevas ideas.

El triunfo electoral el primer domingo de febrero del 2022 está seguro.

Rolando Araya Monge es la consecuencia de una de las parábolas del maestro Jesús, a quien tanto admira: ¡Al vino nuevo, odres nuevos! Nadie después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: El añejo es mejor.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

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