“El fútbol es la única religión que no tiene ateos” Eduardo Galeano
Uno de los mejores campeonatos del mundo del fútbol que he visto a lo largo de estos años, se desarrolla mágicamente a través de la nítida imagen digital de la pantalla del televisor. Desde la bella ciudad firulística de Qatar, vivimos una fiesta deportiva donde participan 35 representaciones de todo el mundo y que ningún otro deporte hasta la fecha ha podido organizar.
El responsable de haber hecho ese sueño realidad es el jeque catarí Tamim bin Hamad Al Thani quien lleva el poder desde el año 2013, y que se convirtió en sucesor de su padre Hamad bin Halifa Al Thani quien gobernó desde mediados del siglo XIX.
De la mano de la FIFA, los Al Thani le dieron un nuevo brío a los campeonatos mundiales de este deporte con imponente infraestructura deportiva y tecnología de punta, a pesar de la basureada que recibieron de sectores reaccionarios por haber fraguado un cóctel antagónico entre el fútbol y la violación a los derechos humanos.
La agenda por occidentalizar Qatar hasta ahora no ha hecho mella en el país, ni mucho menos en el campeonato, teniendo presente que el respeto a otras culturas que no son la nuestra, es un principio de sabiduría que debemos respetar. Mientras esto ocurre en Doha, Ivana Knoll la guapa aficionada de Croacia, rompe las reglas de Qatar en los estadios e insiste en mostrar sus abultados implantes de silicón en un apretado vestido roji-blanco, exponiéndose a ser detenida por las autoridades por violar la ley.
Los partidos de fútbol se juegan en una cancha, los derechos humanos se dirimen en otros estrados y bajo otros principios, pero éstos, son usados muchas veces para echar al traste el esfuerzo de toda una nación. Se sumaron al boicot la cantante colombiana Shakira, Dua Lipa, Alicia Keys y Rod Stewart quienes no logran ver la viga que tienen en los países donde viven, pero sí la paja en el vecino. Stewart se negó a participar en la inauguración y rechazó 1 millón de dólares para atorarnos con su tostada voz, afirmando que “no era correcto ir” cuando en el pasado él mismo participó en Dubái en 2010 y en Abu Dabi en 2017.
En el fútbol hay que ver sin parpadear los pasos de ballet de un jugador en el aire, haciendo una ‘chilena’ en cámara lenta convertirse en gol.., no es comparable jamás al hecho de pagar ‘bajos’ salarios, negar la seguridad social a los trabajadores o hacer alarde de preferencias sexuales desviadas. Para esto, no hay que ir muy lejos en el mapa, cuando en nuestro propio país fuimos testigos hace algunos días de la violación, abusos y agresiones físicas por parte de unos orientales a trabajadores nicaragüenses en plena avenida central.
¿Y cómo olvidar el abuso y la falta de respeto a la sociedad entera, cuando Carlos Alvarado nos embarra y nos impone -a la brava- la abusada bandera del arco iris en Casa Presidencial, comprometido hasta los tuétanos con la agenda progre LGBTQIA?
A estas alturas del mundial, será difícil olvidar el 7-0 propinado por la selección de España ante Costa Rica, quien nos superó sin lugar a dudas en técnica, actitud y por goleada. Un inicio jamás esperado para un país entero, pero superado con actitud y coraje frente a los encuentros frente a Japón y Alemania cuando el marcador nos ilusionaba por tres minutos con un 2-1 frente a una potencia del fútbol, como fueron los alemanes tetracampeones.
Vale señalar que Costa Rica a pesar de haber ganado un solo partido en la cancha, recibió sólo por participar $1.500.000 (millón y medio dólares), equivalentes a C 900.000.000 (novecientos millones de colones) una suma para nada despreciable, para seguir invirtiendo en lo que será nuestra futura y prometedora selección nacional.
A un par de semanas que termine el Mundial de Fútbol Qatar 2022, solo habrá un ganador, y quedarán en el olvido aquellos mal aficionados, malos periodistas y malos deportistas que viajaron desde muy lejos para descargar su ira en ofensas e insultos, a un grupo de jóvenes soñadores que nos hicieron palpitar el corazón en uno solo.
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