Si bien el título de este artículo es algo disruptivo, quiero dejar claro que la guerra que tenemos no es un combate armado típico de pensamientos del siglo XX y anteriores, es una guerra con la mentalidad regresiva y poco atrevida de quienes pueden temer al cambio y a las corrientes de progreso económico que tardan siempre en llegar a nuestras tierras por temor a ser innovadores.
La pandemia de Covid-19 y la guerra actual en Ucrania, ponen serios retos a nuestro país los cuales debemos transformar en oportunidades, y frente a un mundo cada vez más complejo, la simplificación en los procesos y en los desplazamientos pueden brindarnos esta gran chance de potenciar nuestras virtudes tanto geográficas como políticas y ni que decir de dos elementos absolutamente esenciales como lo son la energía y el agua potable.
Y es que las grandes crisis en la humanidad han creado profundos cambios, por ejemplo, la peste negra del siglo XIV y los consecuentes rebrotes provocaron una escasez tan grande en la mano de obra, que la misma se encareció tanto que nació una nueva clase social que no dependía de la mera subsistencia, sino esta vez podía poner condiciones mejores de vida a cambio de la contraprestación de su trabajo.
Ahora bien en la actualidad tenemos un fenómeno muy interesante y es el rompimiento en las cadenas de suministro que han causado una inflación rampante tanto en materias primas como en energía, siendo que la cercanía nuestra, a las dos costas de Estados Unidos y sumado a una cercanía relativa con la Unión Europea y los mercados sudamericanos nos convierte en la gran opción para el “nearshoring” que es básicamente “traslade su empresa a un lugar donde producir sea más rentable pero no la mande tan largo como para que se dé un problema logístico”. Podemos potenciar esto sumado a una estabilidad política a ser un centro de reubicación del sector industrial para Estados Unidos y Europa, el momento de hacerlo es ahora.
Y es que no debemos tener miedo en estos momentos de tocar la puerta, buscar inversión extranjera directa y ya sea don José María Figueres o don Rodrigo Chaves el próximo presidente, decirle al mundo que vamos a entrar a la guerra, pero la guerra del mercado donde somos la mejor inversión, como un país que apostó a tiempo a las energías renovables, que apuesta a una juventud educada y deseosa de crecer.
Y es que el regreso de INTEL nos pone a reflexionar en que podemos mejorar y uno es el costo de la energía que ya tiene una matriz verde y que nos da cierta independencia, pero que debemos abaratar, en convertir a nuestro país en un centro amigable para los negocios sin tantas trabas para el sector productivo, en acelerar los procesos de incorporación plena a la OCDE, pero no solo en el papel sino en la práctica.
Con China manejando la manufactura mundial y Rusia con el control de la energía, Estados Unidos y Europa tienen un gran aliado con un gran potencial.
¡SEAMOS POSITIVOS!
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