“No somos autosuficientes; solos nos hundimos”. Papa Francisco
Necesitamos – urgentemente – un compromiso para vivir. Se requiere un compromiso de cada persona en pro de la vida de todas personas.
Nuestras familias nos necesitan cumpliendo por el bien de todos. Nuestra salud está en peligro (la de cada persona).
El coronavirus es enfermedad… y podría ser muerte. El Covid-19, daña a las personas, directa o indirectamente: incluso la economía personal y nacional se enfermará aún más.
La “Economía tica caerá 1, 5% en 2020: alerta Standard & Poor’s”. Ello traerá angustia social.
En enero 2020, don Rodrigo Cubero, presidente del BCCR, indicó, que para este año: el déficit fiscal se reduciría; que el “crecimiento económico sería del 2,5%”.
Pero en estos días, y meses (si no detenemos el coronavirus) será más grave: Recordemos: la economía “caerá 1,5%”.
Las personas, los emprendedores y empresarios comprarán y contratarán menos. Disminuirá la producción y el comercio. Habrá menores posibilidades de trabajo, o será de recortes de jornada laboral, (menos dinero, menos compras, menor venta).
El coronavirus hace daño a la salud de las personas, y de la economía.
A finales del 2019: teníamos desempleo del 12.4% -afectando especialmente a las mujeres con el 16,7%-. Sea más de 300 mil personas sin trabajo (sin poder de compra). Esto es triste, muy triste. 11% de personas en subempleo (trabajan menos horas de las que desean). Y, la tasa de desempleo, incluyendo los desalentados (los que se cansan de buscar trabajo) alcanzó 14,2% en el último trimestre del 2019. El 46,5% de las personas, en edad de trabajar, está en el empleo informal, (trabajan sin estar registrados y sin cotizar a la seguridad social). Lo anterior significa más de un millón de personas, sin el dinero suficiente para las necesidades familiares.
Esa informalidad (por las terribles consecuencias del Covid) posiblemente aumentará. Menos plata es menos justicia social.
El déficit fiscal, del Gobierno Central, cerró en 6,96% del PIB en el 2019.
Esa fue la realidad económica, antes de la pandemia. A hoy, la situación es aún más delicada… de más peligro.
En Comunicado de Prensa: CP-213-2020-CP-050-2020, del 27 de marzo del 2020), el Gobierno, cita: “La crisis mundial del Covid-19 ha provocado despidos, suspensiones de contratos de trabajo y recortes de jornada, lo cual implica una gran crisis social para las familias que no van a poder cubrir sus necesidades básicas. Los países desarrollados han anunciado una crisis de desempleo. Por ejemplo, en Estados Unidos se estima que el desempleo es probable que llegue al 30%. Costa Rica debe prepararse para enfrentar secuelas económicas similares. Sólo en el sector turismo hay más de 200 mil personas afectadas.”.
Y, Diario Extra, del 28 de marzo, informa: La agencia calificadora de riesgo Standard & Poor’s, “alertó que la economía tica caerá 1,5% del Producto Interno Bruto (PIB) para el cierre de este año y que el déficit fiscal alcanzaría un 8% de la producción nacional. La contracción obedecerá al fuerte impacto que se espera ante el panorama ocasionado por el Covid-19, la baja demanda en el turismo y las exportaciones.”.
Ante este peligro: (menos dinero, menor poder de compra; menor consumo, menos ventas), la producción disminuye, y hay menos oportunidades de trabajo. Tendremos más subempleo y más desempleo. Ante ello: todos debemos estar… aún más solidarios – los unos con los otros -. Debe imperar el respeto y fraternidad; no las actitudes irresponsables (los egoísmos no son aplicación de la inteligencia. Y, los populismos son de: políticovirus). Es el momento del apoyo mutuo.
“No somos autosuficientes; solos nos hundimos”, expresó el Papa, el 27 de marzo, en su bendición Urbi et Orbi –a la ciudad y al mundo–. Papa Francisco, que llama a reflexionar sobre el remar conjuntamente y, nos recuerda: “En esta barca, estamos todos.
Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente… descubrimos que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino solo juntos”.
Remar juntos. Si nuestro barco se hundiera, todos nos hundimos. Remar juntos…porque Costa Rica somos todos: mujeres y hombres, niñas y niños, jóvenes y adultos, abuelas y abuelos. Desempleados, trabajadores, emprendedores, empresarios y gobierno; todos, -incluso extranjeros que nos acompañan-: todos somos Costa Rica… (aquí somos esenciales, sin exclusión), y nos necesitamos.
Ahora más que nunca debemos cooperar: debemos estimular y comprar la producción nacional. Necesitamos sanar nuestra economía; para generar empleo, para que tengamos más dinero, para aumentar el consumo: para generar más compras, más ventas. Es el momento de la unión, no de la crítica sin sentido. Es el momento de reflexionar – y opinar – para positivamente actuar.
Y, deberíamos, también, fortificarnos con un Pacto Tripartido (trabajadores, empresarios y gobierno) que respete a productores, consumidores y usuarios.
Es momento, es tiempo: de la fraternidad sin exclusiones. La inteligencia lo dicta: todos debemos preocuparnos (por el virus, y la economía, y apoyarnos unos a otros.
Es momento de cooperar. Valga aquí… hacer mención del pensamiento del Doctor Rafael Ángel Calderón Guardia -Benemérito de la Patria -, que (para el logro del bien común), señalaba… se requiere: “un movimiento de colaboración en el que todos los costarricenses, como miembros de una misma familia, pongan su contingente de buena voluntad y generoso desinterés … para garantizar, si cabe decirlo, no sólo a los desheredados de la fortuna, el disfrute de sus legítimos derechos; sino también a las clases propietarias, el goce de sus bienes y de la paz social, que tanto necesitan para el mantenimiento de su riqueza y bienestar actuales”.
Es tiempo de protegernos, de cumplir las disposiciones legales de las autoridades. Y, de recordar, de la sabiduría popular, aquella sentencia que señala: “el que busca el peligro… en el perece”.
Atendamos las recomendaciones del personal de salud. El coronavirus no discrimina: le puede elegir a usted: No lo busque… protéjase… proteja a su familia; a toda la gran familia que vive y quiere seguir viviendo en nuestra tierra bendita.
Y, no olvidemos, lo que expresó el Papa, en su bendición Urbi et Orbi: “a remar juntos”.
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