Una herramienta descalibrada

» Por Walter Brenes - Socio Director de la Firma de Abogados ELAWF (Energy Law Firm)

Un grupo de médicos extranjeros y costarricenses que se graduaron fuera de nuestro país, se sometieron a las dos últimas convocatorias (año 2017 y 2018) del examen de equiparación de su título de medicina, que fue elaborado por la Escuela de Medicina de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Las pruebas realizadas en el año 2017 y año 2018 han presentado falencias a nivel pedagógico, al punto de que en la última convocatoria, solamente un candidato de 79 que presentaron el examen, alcanzó aprobarlo.

Tales fracasos nos obligan a preguntarnos en dónde se encuentra el fallo sistemático, ya que para el año 2018 solamente un doctor en medicina logró ganar ese examen. ¿Acaso tales yerros obedecieron a la falta de capacidad de los evaluados? ¿Por qué es que solo uno de ellos logró alcanzar la calificación mínima de 70 puntos de 100 posibles? Parece ser necesario e importante ahondar en las razones o en los cuestionamientos de este resultado.

Una buena parte de estos doctores provienen de Casas de Enseñanza Superior con historias centenarias: desde la Universidad Central de Venezuela (fundada en 1721); la Universidad de los Andes (1785); la Universidad del Zulia (1891) y hasta la Universidad de Carabobo (1892), por citar algunos casos.

Ahora bien, según nuestra posición y estudio de la prueba, la misma posee falencias metodológicas, sumamente graves, como lo evidencia el hecho de que muchas de las preguntas admitían hasta dos o tres respuestas correctas, cuando sólo una sería admitida como válida para otorgar el punto –una falla reconocida incluso por la misma Vicerrectoría de Docencia (VD) de la UCR.

Según las normas generales emitidas en la resolución VD-R-97862017 (convocatoria para la realización de Examen General Básico Clínico) “…cada pregunta con un enunciado habrá una alternativa correcta y tres alternativas incorrectas”.

El hecho de que estas preguntas posean hasta tres respuestas que son correctas, es parte de las falencias que evidencias la existencia de un criterio subjetivo en la evaluación, que lleva al evaluado a error, por cuanto independientemente del inciso que elija, la pregunta por sí está mal elaborada e incumple así con la citada resolución de la VD de la UCR, generando de este modo una injustificable confusión en los evaluados.

Es así, como podríamos concluir entonces que estamos frente a un instrumento nulo; estos profesionales en medicina, fueron sometidos a un instrumento viciado o una herramienta descalibrada, que lejos de evaluar o comparar su grado de conocimiento, fue diseñado para conducirlos deliberadamente al fracaso.

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