Con el deseo de aportar para comprender lo que sucede y, las acciones que podemos tomar para pasar la crisis del COVID-19, comparto estas líneas.
Ante la pandemia del coronavirus, el país, ha tenido que actuar con la lógica de priorizar en salud pública. Lo primero es el ser humano. La puesta en práctica de los protocolos emanados por las autoridades del sector salud lo confirman. Las dos primeras medidas son: la cuarentena. Es mantenerse en las casas, en tele trabajo, tele estudio o simplemente fuera de la calle para evitar propagación y contagio. La segunda medida consiste en el distanciamiento que tiene el mismo propósito pero, para quienes están en sus trabajos o en actividades fuera del hogar.
Para la atención de la salud, las medidas que se toman guardan relación con el crecimiento del coronavirus en la población y ¿cómo? lograr “aplanar” la curva de contagio para que no colapse el sistema de salud. El problema no consiste en que el virus sea mortal. El peligro radica en que la propagación del virus pueda ocurrir simultáneamente en la población y que no haya camas ni unidades de cuidado intensivo (UCI) disponibles. Entonces, al aplanar la curva de ascenso, nos permite ir atendiendo a las personas contagiadas con la disponibilidad de recursos los médicos. O sea, que nunca haya más enfermos que camas. Esta decisión es vital. Si observamos los casos de Italia y España podemos darnos cuenta que por falta de atender la pandemia a tiempo, les sobre pasaron el número de casos y los recursos de atención médica, principalmente de camas y espacios en las unidades de cuidados intensivos. En ese momento tuvieron que tomar la terrible decisión de dar prioridad a los pacientes de menor edad. Esa fue una declaración de muerte a las personas mayores de 80 años, luego de 70 y cuando escribo estas líneas, ha bajado a 65 años.
La segunda etapa, en atención paralela, consiste en tener en cuenta a las personas afectadas en sus ingresos personales o familiares. Los pagos de las necesidades básicas y de los compromisos financieros, hipotecarios o de arrendamiento. Es aliviar la ansiedad y el stress natural de las personas desempleados, para quienes ingresan a situación de desempleo y para aquellas que manteniendo un ingreso parcial, resulta insuficiente para vivir y salir de la crisis.
La comida debe garantizarse al 100%. Se prevé que sean 600.000 familias las que deben atender en forma inmediata. Esto debe ser mediante un subsidio directo a las familias. Debemos diseñar un esquema para que estos compatriotas mantengan el bienestar de los servicios públicos: agua, luz, internet, recolección de la basura. También deben crearse las condiciones para que las instituciones no se queden sin liquidez y puedan mantener su operación.
En el plano del empleo para rehabilitar la economía nacional debemos pensar en el financiamiento de las pequeñas y medianas empresas. Mediante un bono de inyección de capital y pago de planilla atrasada. Para las empresas abrir líneas de crédito revolutivo por doce meses para pago de planilla y capital de trabajo. Autorizar arreglos de pago por doce meses, sin intereses con la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) y demás instituciones sociales. Abrir un período extraordinario para que las pequeñas, mediana empresas y cooperativas del sector turismo puedan capitalizarse mediante el programa de Banca para el Desarrollo. El Estado establezca programas de adjudicación rápida para la construcción y reparación de infraestructura del sector público y municipal que lleve como propósito reactivar la economía. Incentivar a las líneas aéreas para que promuevan a Costa Rica como destino turístico mediante la reducción de impuestos y otras ventajas frente a otros destinos. Incentivos que estarán en vigencia de seis a dieciocho meses.
La tercera acción es rehabilitar la economía el país. En esta fase debemos tomar las medidas financieras y monetarias que se requieren en el plano de la macroeconomía. Enviar grupos de negociación del Gobierno a organismos financieros internacionales, para procurar readecuaciones de préstamos y condonación de intereses y principal. También, obtener créditos en condiciones blandas y, donaciones de fuentes públicas y, privadas internacionales.
En la esperanza de que las ideas expresadas sirvan al país, para interpretar lo que estamos haciendo y, a la discusión de ¿cómo? podemos actuar en tiempos, de una crisis que, jamás creímos que fuéramos a vivir, más allá de una pantalla cinematográfica.
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