La Navidad está a la vuelta. Como profesionales en Orientación, la gran mayoría estamos a punto de cerrar la puerta de nuestra oficina en las diferentes áreas en las que nos desempeñamos: en centros educativos públicos y privados de todos los niveles, organizaciones, empresas, sistema penitenciario, entre otros.
Pero no nos queremos ir sin antes hacer un llamado que nos parece urgente, un llamado a la paz. Las estadísticas de violencia, en todas sus manifestaciones, nos han pisado los talones durante todo el año.
Y aunque esta temporada está llena de luces y celebraciones, también despierta emociones intensas que pueden convertirse en desencuentros. En Costa Rica, esta temporada suele coincidir con un aumento preocupante de casos de violencia doméstica, asaltos y hasta homicidios. Las fiestas, que deberían ser motivo de alegría, a menudo se ven empañadas por el consumo excesivo de alcohol, el manejo inadecuado de conflictos y la falta de tolerancia.
Sin embargo, este también es un momento para reflexionar y actuar con determinación. Es un llamado a detenernos, cerrar los círculos de dolor y construir espacios donde reine la armonía. La Navidad no es solo una época de regalos y festejos, es una oportunidad para fortalecer los lazos familiares, tender puentes de comunicación y cultivar la paz en nuestros hogares y comunidades.
Es tiempo de practicar la tolerancia, de escuchar antes de reaccionar y de elegir palabras que construyan en lugar de destruir. Todas y todos tenemos el poder de cambiar el rumbo de una conversación tensa, de desactivar una situación de conflicto y de ser un ejemplo para quienes nos rodean. El respeto por la vida debe ser nuestro estandarte, y la Navidad es un recordatorio de ese compromiso.
La paz no se construye sola, requiere de voluntad y esfuerzo. En nuestros hogares, podemos comenzar con pequeños gestos: una conversación franca, un abrazo sincero, o simplemente compartiendo tiempo de calidad. En las calles, el respeto mutuo y la empatía pueden marcar la diferencia. No permitamos que las tensiones de la temporada nos alejen de lo que realmente importa.
Quisiéramos que esta temporada sea un verdadero renacer. Que las luces de la Navidad iluminen no solo las calles, sino también nuestros corazones. Recordemos que la magia de estas fechas está en compartir, en perdonar y en construir un entorno donde todos podamos convivir en armonía.
Muchos nos vamos a vacaciones, pero sigue activo nuestro interés por el bienestar de las personas, que son nuestro motivo para trabajar.
Hagamos de la Navidad un tiempo para renovar nuestros propósitos como sociedad.
Quisiéramos aprovechar para agradecer a cada una de las personas profesionales en Orientación que en este 2024 han dado alma y vida en su trabajo. Admiramos la tenacidad de seguir adelante a pesar, incluso, de tantos obstáculos, creemos que cada hora laboral siembra una semilla que cosechará en un futuro.
Y no podemos dejar de rendir un homenaje a colegas que este año dejaron el plano terrenal, porque con seguridad sabemos que dieron su máxima entrega como profesionales. Les recordaremos por siempre.