Tanto peca el hechor como el consentidor

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pederastiaPor Juan Carlos Álvarez Olaso

A raíz de las protestas recientes en Chile que han dado vuelta al mundo en diferentes medios, por el nombramiento del Sr. Juan Barros como obispo de Osorno, acusado de encubrir el abuso sexual del sacerdote Fernando Karadima, quien fue condenado por la justicia canónica a un retiro forzado de meditación y oración (gran castigo me imagino); viendo estos acontecimientos, me viene a la memoria el caso ocurrido en Costa Rica, por el encubrimiento del obispo Ángel San Casimiro a un sacerdote buscado por agresión sexual a menores, y me sorprende de forma positiva, ver la reacción que ha tenido la sociedad chilena versus lo que aconteció en nuestro país; en Chile se ha mostrado la indignación del pueblo, donde hasta el ex presidente Eduardo Frei ha hecho público su descontento con dicho nombramiento, caso contrario a Costa Rica; en su momento, el encubrimiento del Sr. San Casimiro, fue como si nada pasara, y el agresor partió sin novedad a pesar de la gravedad de los hechos.

En resumen, el caso del encubrimiento del obispo Ángel San Casimiro es de vieja data, existe amplia documentación de los hechos, tanto por diarios nacionales como en páginas de internet extranjeras, donde su protegido, el padre Enrique Vásquez, es acusado de abuso sexual a menores de edad y este, en lugar de enfrentar la justicia, logra evadirla con el apoyo del Sr. San Casimiro, el cual encubre a este sujeto hasta el punto de saber su ubicación y no reportarla a las autoridades, además de patrocinar su estancia en un refugio en Guadalajara mientras era buscado por la ley.

El papa Francisco dijo que iba tener cero tolerancia con los casos de pederastia, resulta obvio que debe estar informado del asunto del obispo chileno ya que varios medios indicaban los inconvenientes de dicha posible designación como obispo de Osorno; ahora bien, sobre el caso del encubrimiento por parte del obispo Ángel San Casimiro existe información suficiente y sería ingenuo pensar que el Vaticano no este igualmente enterado.

Después de ver el asunto en Chile y su similitud con los hechos ocurridos en Costa Rica, queda el sinsabor del proceder del papa Francisco, donde afirma una cosa, con el fin de traer esperanza y justicia pero hace otra, donde priva la impunidad e injusticia; entonces, donde queda que el hechor y el consentidor pecan por igual.

Ahora bien, en Chile hay esperanza, el Sr. Barros fue puesto en evidencia por el propio pueblo, al punto que el festejo por su nombramiento no fue tal, quedando claro que está y estará en la mira de la población civil chilena harta de la impunidad.

Lamentablemente, en Costa Rica vemos siempre muy orondo al Sr. San Casimiro en los medios de comunicación del país, hablando de asuntos del acontecer nacional, sin que nadie recuerde con indignación los hechos mencionados y, de ahí me surgen varias preguntas sin respuesta:

  • ¿Qué autoridad moral tiene el Sr. San Casimiro? Cuando gracias a su intervención, un caso tan grave como el abuso sexual a menores de edad siga con un prófugo de la justicia impune a la fecha.
  • ¿Cómo es que la iglesia católica de Costa Rica tiene al obispo San Casimiro prácticamente de vocero oficial?

Y la más importante,

  • ¿Cómo es que los medios de comunicación y ciudadanos nos hacemos de la vista gorda y lo permitimos?

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