
Las crisis según los teóricos como Mackinder y Ratzel aparte de ser fenómenos cíclicos, es decir repetitivos, son una condición “necesaria” del sistema capitalista. Ello a nivel macro.
Hay mucha y aburrida literatura sobre ello.
Pero a nivel micro ¿Qué significa una crisis? Primero espero lea toda la nota, la comparta libremente y que le sirva de reflexión. Segundo conste es un criterio muy personal a partir de mis conocimientos en Historia, la docencia, la observación y el trabajo en comunidades, mi propia historia de vida.
Cuando veo en redes sociales gente con apellidos despampanantes y esbirros políticos que me atacan por mis escritos; gente que me señala como vividor, vago, mentiroso; gente que me llama oportunista y demás apetitos, recuerdo algunas cosas que me motivan a seguir escribiendo….
Al volver a mi infancia recuerdo que crecí, en un pueblo sin casi nada más que potreros, garrobos, camarones y guapotes; en una casa sin luz, ni agua potable; cuando recuerdo que mi padre es jornalero que NO sacó ni primer grado de escuela y que mi madre es analfabeta; cuando recuerdo que fui descalzo a la escuela y en botas de hule al colegio; cuando recuerdo que viví en un precario en Esparza y fui con beca 11 a la UCR; y cuando recuerdo que, ahora sin buscarlo, soy asesor pedagógico, pienso algo he hecho bien en esta vida y que siempre hay esperanza para todos…
Por eso puedo hablar con suma propiedad de las crisis a nivel micro. Aunque mi lenguaje no sea refinado por cuestiones obvias.
Una crisis puede ser una desgracia o también una oportunidad para surgir; una crisis te sirve para en vez de sentirte derrotado, tu espíritu adquiera la templanza necesaria y tu carácter se forje en el crisol de la vida misma para luchar de forma incansable.
Cuando amigos y enemigos que me leen me señalan por un “estilo libre” sin mayor refinamiento, es porque así soy yo. Cuando me dicen que soy irrespetuoso, bueno es que si soy irreverente; podría ser que sea cierto que sea resentido social. Pero la vida me enseñó que, en la pobreza, en el precario, en la escuela y el cole lo único que tienes y puedes defender es tu dignidad en tiempos donde no existía la palabra Bullying. En ese contexto adolescente rápidamente aprendí que nadie me iba a salvar; que los pobres, callados y humildes a pocas personas les importamos; que sólo tú te puedes salvar en tu dignidad propia al no permitir los abusos de otros.
En ese contexto aprendí que ser demasiado transparente a veces es un problema, porque la sociedad demanda la hipocresía de la apariencia y el protocolo; pero también aprendí que hay personas muy buenas que te pueden valorar sin prejuicios y que los superficiales por dicha se alejan de ti.
La crisis económica y social de la pobreza y todo el drama humano detrás de ello me enseñó a compartir con los hermanos; el hambre me enseñó que nadie iba a traer pan a mi mesa y por eso aprendí a trabajar en lo que fuera; la pobreza me enseñó a agradecer lo poco que tenía y lo mucho que jamás soñé a mis 15 años.
La crisis me formó un carácter fuerte; pero tierno para amar la flor y la belleza de aquello que no puedes comprar como un cielo estrellado; la crisis me enseñó que estaré derrotado solamente si estoy muerto. Es más, aprendí que puede morir una persona, más no sus ideas y sus ideales; la crisis me enseñó que hay personas más débiles que ocupan ser ayudadas porque son víctimas del miedo, el abuso y la ignorancia.
La crisis me enseñó que el tiempo igual pasa, a pesar de que no hagas nada hoy para estar mejor mañana.
La crisis me enseñó que las personas no se miden por el dinero, no se miden por carro, la ropa, el celular, los títulos o su esfera de influencia. Todos somos iguales y vale más lo que menos se puede comprar como la lealtad, la fidelidad hacia la humanidad misma, los ideales lograr el bienestar colectivo.
La crisis me enseñó que el poder es nada y que nada debo a los que lo tienen.
La crisis me enseñó que no estoy sólo y que hay muchas personas que queremos un mundo mejor; sólo que unos somos más viejos que otros; unos somos más estudiados que otros; unos más o menos comprometidos y lo más curioso que no nos conocemos, ni hemos compartido juntos.
La crisis me enseñó que es una oportunidad para juntar la gente buena, movida por su solidaridad y deseos de justicia. La crisis me enseñó que debemos tendernos la mano si queremos construir algo mejor.
La crisis me enseñó que no todos son tan tolerantes y que el ser diferente, el ser subversivo, el ser poco sumiso, el ser crítico y analítico te hace peligros porque eres un ejemplo bueno o malo depende de la óptica.
La crisis es una oportunidad para valorar el pasado y desentrañar las mentiras que nos venden los políticos. Desde la crisis podemos llamar falso y mentiroso a Oscar Arias que nos prometió carros y motos Mercedes y BMW a los que andábamos en bici y en Hyundai.
En fin, la crisis a nivel micro es una oportunidad de luchar si así lo deseas; si tienes la convicción y la continuidad el éxito te va a llegar tarde o temprano. Dentro de la crisis puedes valorar mejor lo que mucho te ha costado; también te vuelves más humano y sensible al dolor humano y de forma ineludible prefieres estar rodeado de gente iletrada, humilde y pobre que de grandes adinerados o intelectuales porque acá abajo reina la sinceridad, la humildad en el corazón y la solidaridad humana.
La crisis te permite conocer y compartir con gente maravillosa y amplia tus horizontes de nuevas experiencias que te da un aprendizaje que no está en ningún libro.
No debes preocuparte porque estamos en crisis, sino por cómo ayudar a otros durante la misma y la forma colectiva de superarla. Para nosotros la crisis no es un problema, sino parte de nuestra historia personal de vida, lo cual no es malo; malo sería caer en un estado de absurda resignación e impotencia sin siquiera tratar de cambiar algo en la vida.
La crisis para quienes somos luchadores y a la vez soñadores es la esperanza que las personas entiendan que no se pueden perder los sueños; es el ejemplo para entender porque los niños pobres son felices con sólo su imaginación al jugar ya que pueden por unos minutos viajar en naves espaciales; hacer castillos y ser reyes, príncipes o princesas; la imaginación les permite destruir y construir realidades alternas.
Pero los viejos hemos dejado de soñar, hemos dejado de imaginar un mundo mejor y nos da miedo atrevernos a imaginar soluciones alternativas, cuando ahí podría estar la solución a muchas cosas.
Nos da miedo que nos llamen locos cuando las mentes más brillantes de la tierra TODOS fueron considerados locos en su época.
En fin, la crisis no es del todo mala, lo malo es lo que hagamos o dejemos de hacer ante ella. Al igual que nuestros abuelos se murieron de viejos oyendo del fin del mundo, pues nosotros nos moriremos oyendo de crisis y problemas; pero ese no es el fin de la humanidad y más fuerte que la incertidumbre siempre ha sido la ESPERANZA.
Por eso con cariño les pido mantener la fe y la esperanza que vendrán tiempos mejores, en la medida que entendamos que la crisis nos obliga a actuar y reforzar lazos de solidaridad y comunicación.
También le pido sí así lo desea comparta estas palabras de esperanza, sobre un mundo en crisis que nos quiere robar la oportunidad de soñar y hacer algo por otra persona que no sea sólo yo. El egoísmo es uno de los peores males del siglo XXI, sumado a la indiferencia e insensibilidad por el dolor ajeno.
Le pido en esta noche construya futuro con esperanza y salga a enfrentar el mundo buscando que su vida no pase en vano y que su huella sea el paso correcto y firme que deben seguir sus hijos y nietos que vendrán detrás.
—
Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, fotocopia de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr.