Las micro, pequeñas y medianas empresas en Costa Rica, son en su mayoría fruto del esfuerzo de emprendedores disruptivos e innovadores que asumen los costos y riesgos de formalizar una empresa en el país; luchando contra la excesiva burocracia, la alta carga tributaria (se estima que un 58.3%) y encima recientemente afectados por la incertidumbre generada tras la llegada del Covid-19 al país. Según el Ministerio de Economía, Industria y Comercio de Costa Rica, las Pymes representan un 97,5% del parque empresarial a nivel nacional, y generaron el 33,3% de los trabajos formales del país en el 2017, y es necesario mencionar que este porcentaje fue incrementando desde el 2012. Las PYMES son el sustento financiero de muchas familias que trabajan y administran sus pequeñas empresas, y al observar que el empleo formal e informal que generan las PYMES en el sector privado del país es bastante inferior al espacio que representan dentro del parque empresarial de Costa Rica, se ve revelada la poca importancia que se les da en a nivel nacional para impulsar el crecimiento y desarrollo.
Como he observado a través de mi experiencia personal y como a su vez indican datos como el ya conocido valle de la muerte, que indica una mortalidad empresarial del 80% después de los primeros 3 años, las Pymes no tienen un panorama fácil en Costa Rica, incluso las condiciones requeridas para poder considerar un emprendimiento como Pyme ya representa un coste monetario y de oportunidad bastante grande, que es el costo de la formalización (entre el cual se encuentra cumplir con la última declaración del impuesto sobre la renta, el recibo de la póliza de riesgo del trabajo que demuestre la póliza vigente, y estar al día con el pago de las obligaciones de cargas sociales de la CCSS) y a eso sumado la creciente “crisis de los contenedores” en la cadena de suministros, las Pymes necesitan apoyo y libertad en su accionar más que nunca.
A pesar de que la situación no es la mejor para el emprendimiento costarricense, existen programas e iniciativas que representan un impulso hacia el desarrollo y la formalidad, y uno de los más importantes es Sinpe Móvil. La iniciativa del Banco Central de Costa Rica ha funcionado como quizás el mejor medio de pago en pandemia, ya que permite el intercambio de de bienes y servicios sin el uso de efectivo, contribuyendo a la difícil tarea de aumentar la bancarización y democratizar las transferencias bancarias en un país del mal llamado “tercer mundo” e incluso en el contexto actual, disminuyendo posibles riesgos de contagio por Covid-19. Sinpe Móvil ha demostrado que el dinero digital a través de métodos accesibles a la mayoría como lo es un número de teléfono es una opción efectiva para transicionar hacia una economía más libre de efectivo, con los beneficios que eso conlleva.
Pero Sinpe Móvil es más que un sistema de pagos que disminuye los contagios y el uso del dinero en metálico; en el contexto de emergencia sanitaria (y de emergencia económica no declarada), debido a los cierres de empresas por las bajas ventas y afluencias, el dinero móvil ha permitido y apoyado a las pequeñas y medianas empresas en la transformación de los modelos de negocios para afrontar los inesperados acontecimientos del 2020, y así ha evitado un mayor aumento de la informalidad durante la pandemia, que de hecho en el país se mantuvo constante en 2020, a pesar de la llegada del Covid-19.
Además, en el año 2018 la informalidad rondaba el 45%, porcentaje que como lo muestran los datos del INEC, se mantuvo igual en el año 2020 (ver gráfico), justamente cuando el número de transacciones por Sinpe aumentó aproximadamente un 2568% del 2018 al 2020, según datos del Banco Central, pasando de 2 142 967 millones de transferencias en 2018 a 55 027 199 millones en el año 2020. Lo anterior puede ser demostración de la importancia que tuvo y tiene Sinpe Móvil para mantener a muchas empresas dentro de la formalidad (o al menos suficientemente solventes para formalizarse en el futuro) y por ende para sus empleados, pues las pequeñas y medianas empresas tienen mayores limitaciones para afrontar las crisis, lo que hace que sus empleados estén en riesgo de ser el grupo de trabajadores más impactado por una crisis repentina como la provocada por el Covid-19 en el país. Aunque hay más variables en juego, y por lo mismo no se puede afirmar que este fenómeno se debe solo a Sinpe, sí es necesario notar la correlación importante entre el aumento exponencial de transferencias con el hecho de que no aumentara la informalidad durante la pandemia.
Por otro lado sí es verídico que el medio de pago a pesar de haber sustituido gran parte de las transferencias en efectivo, no parece haber contribuido a aumentos en la informalidad, por lo que cobrar impuestos sobre las transferencias por este medio (o bancarias en general) o bien cobrar el i.v.a desde el medio de pago, devolviendo lo no transado al usuario como pretendió Hacienda hace un tiempo, y no como actualmente se hace mediante la facturación, además de redundante e inefectivo (pues es difícil esperar que Hacienda sea responsable y ordenado con las devoluciones del i.v.a) aumentaría la burocracia, costos de transferencia y tramitología, desintensivando el uso del dinero móvil, lo que en el contexto actual aumentaría considerablemente la informalidad y el desempleo, y a su vez el nivel de precios desde los encadenamientos productivos, lo cual reducirá los ingresos percibidos por Hacienda y la CCSS, haciendo al país retroceder años en el tema de la bancarización y del ecosistema de Pymes.
En general, Sinpe Móvil ha sido una gran iniciativa para democratizar la banca y las transferencias y así disminuir la exclusión financiera que afecta tanto a sectores de bajos ingresos como a muchas Pymes, que gracias a Sinpe Móvil ahora cuentan con un medio de pago accesible, remoto, de bajo costo tanto en oportunidad como en suelas de zapatos al tener que cargar con la contabilidad del efectivo y los depósitos presenciales en el banco, y junto a eso un historial bancario ordenado que les hace elegibles para créditos que a su vez ayudarán a ampliar operaciones y así colaborar el crecimiento económico y la prosperidad del país. Por esto, es necesario asegurar que Sinpe Móvil se mantenga libre de la intervención del poder político del país para así seguir el camino de la formalización, el crecimiento económico y la inclusión financiera, y a su vez fortalecer un ecosistema de emprendedores y Pymes que necesita espacio para trabajar y no cargas burocráticas o tributarias.
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