El libre tránsito, disfrute y apropiación del espacio público en las ciudades es un indicador del nivel y la calidad de vida de sus habitantes. No hace falta un estudio profundo para darnos cuenta que, si medimos la calidad de vida de las mujeres por la seguridad con que transitamos en las calles y por el desasosiego que implica para nosotras el uso del transporte público en Costa Rica, resulta un indicador de nivel de vida poco favorecedor.
El transporte público en Costa Rica es uno de los mayores nichos de la violencia sexual en contra de las mujeres y al Gobierno PAC no parece importarle. Hoy nos enfrentamos a mayores grados de desprotección y temor, al hacer algo -tan cotidiano- como tomar un bus, el tren o un taxi… Además del miedo al robo o asalto, las mujeres nos enfrentamos a palabras, sonidos, roces o contactos corporales indeseados y un constante temor a la violación o al secuestro. Ni qué decir de la inexistente perspectiva de género en las condiciones físicas de los medios de transporte, que hacen más arduas las tareas cotidianas.
¿Será tan difícil que las autoridades rectoras de transporte público, de la mano con INAMU, impulsen soluciones concretas a esta problemática?
Países en Latinoamérica han impulsado estrategias asertivas y contundentes al respecto. El municipio de Quito (Ecuador) anima a la denuncia, y suministra apoyo psicológico a las víctimas de acoso sexual en el sistema de transporte público a través de “Cuéntame”, campaña que se enmarca dentro del programa global Ciudades Seguras para Mujeres y Niñas de la ONU.
En Bogotá se conformó un escuadrón de élite donde policías mujeres encubiertas están a la caza de hombres que se comporten de manera inadecuada en el Transmilenio. En México, desde el 2008, existe una campaña que busca concientizar, tratar de castigar y evitar el acoso sexual en el transporte público, denominada; “Viajemos Seguras”, la campaña da asesoría jurídica, difunde la información básica y persigue a los infractores.
Y ¿en Costa Rica? El acoso callejero y la violencia sexual en el transporte público sigue en aumento y las víctimas -principalmente jóvenes -acuden poco a denunciar porque sienten miedo de sus agresores o no creen que el “sistema” pueda hacer algo por ellas.
De acuerdo con el Segundo Estado de los Derechos Humanos de las Mujeres, elaborado por INAMU y presentado en el 2015: 8 de cada 10 mujeres han tenido que escuchar “piropos” y seis de cada 10 han oído comentarios sobre su cuerpo o manera de vestir.
¿Para qué recopilar datos si no los utilizamos para impactar y mejorar la realidad?
Si bien podríamos considerar insuficiente la legislación actual vigente porque establece que las palabras o actos obscenos, proposiciones irrespetuosas, tocamientos y el exhibicionismo son sólo contravenciones contra las buenas costumbres (artículo 392 del Código Penal), lo cierto es que si las mujeres tuvieran claro qué hacer en estos casos, si tuvieran oficinas cercanas que tomen sus denuncias, si existieran protocolos de atención por parte de la Fuerza Pública, si se controlara adecuadamente a cada empresario concesionario de transporte público responsabilizándolo de ofrecer un servicio libre de acoso como parte de las cláusulas invariables de las concesiones, si se establecieran campañas masivas que adviertan las consecuencias de los actos de acoso en estas unidades de transporte, nuestra realidad cambiaría radicalmente.
Urge liderazgo para implementar campañas preventivas que reeduquen en nuevas masculinidades, evitar estos abusos y establecer protocolos de acción. Corresponde al ESTADO ¡tomar acciones ya!.. Hago un vehemente llamado al INAMU, para que desde sus competencias, nos haga saber las estrategias que está implementando junto al MOPT, en el fomento de transporte público seguro y libre de acoso para las mujeres.
El Proyecto 20.299 Ley Contra El Acoso Sexual Callejero, espera motivar la generación de espacios públicos más favorables para las mujeres y niñas, promover interacciones respetuosas y no discriminatorias entre los géneros, y erradicar o limitar las acciones de acoso en las calles. Apoyemos su pronto trámite.
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