San Vito: el gigante dormido de Costa Rica que merece despertar

San Vito, en el corazón del cantón de Coto Brus, es mucho más que un rincón del sur. Es un lugar lleno de historia, cultura, riqueza natural y un potencial inmenso que, por décadas, ha sido invisibilizado desde el centro del país. Pero hoy, más que nunca, creo firmemente que San Vito puede y debe convertirse en un modelo de desarrollo para toda Costa Rica.

A lo largo de más de 20 años de estudio y formación, he tenido el privilegio de crecer académica y profesionalmente, pero también personalmente. Recientemente, en el marco de mi investigación doctoral, tuve la oportunidad de compartir ideas, experiencias y realidades con académicos y líderes de toda Centroamérica. Ese intercambio enriqueció mi visión profundamente: entendí que los desafíos que enfrentamos en la Zona Sur no son únicos, pero nuestras soluciones sí pueden serlo. Tenemos en nuestras manos los recursos, el talento y la ubicación para escribir una nueva historia para Coto Brus.

Incursionar en la política me permitió ver con claridad que no se necesita un cargo público para incidir. Desde el conocimiento, la gestión estratégica y el compromiso social se puede ser agente de cambio. Sin embargo, también he visto cómo el desencanto hacia la política tradicional ha comenzado a cerrar puertas a liderazgos auténticos. Hoy más que nunca, necesitamos abrir espacios a nuevas voces y a nuevas ideas. La ausencia de visión a nivel nacional ha hecho que regiones como la nuestra se estanquen, y eso no lo podemos seguir permitiendo.

Uno de los caminos más prometedores para transformar la realidad de nuestra región es la aplicación de modelos de agrotecnología (agrotech). Israel, un país que ha logrado convertir el desierto en zonas fértiles y productivas, nos demuestra que es posible aumentar la producción agrícola, diversificar los cultivos y cuidar los recursos naturales a través de la innovación. San Vito, con sus tierras fértiles, su clima favorable y su historia agrícola, tiene todo para liderar una revolución productiva en el sur.

La implementación del agrotech permitiría mejorar el rendimiento de nuestros cultivos mediante tecnologías como el riego por goteo, la agricultura de precisión, los invernaderos inteligentes y el uso de datos para tomar decisiones más eficientes. Pero esto no se trata solo de producir más: se trata de generar valor, de transformar productos primarios en bienes con alto potencial de exportación, de abrir nuevos mercados como el panameño y el centroamericano, y de brindar oportunidades dignas a los productores y a las nuevas generaciones.

Desde la educación, el impacto sería igualmente poderoso. Invertir en formación técnica y profesional en temas agrícolas avanzados, gestión rural, emprendimiento verde e innovación agroindustrial permitiría que nuestros jóvenes se conviertan en protagonistas del cambio, en lugar de migrar por falta de oportunidades. Imaginemos escuelas técnicas, universidades rurales, y centros de formación vinculados con redes internacionales como las de Israel, Italia o Panamá, sembrando las semillas del conocimiento aquí mismo, en Coto Brus.

La riqueza que puede traer este modelo no es solo económica. Hablamos de desarrollo integral: empleo digno, arraigo comunitario, empoderamiento juvenil, sostenibilidad ambiental y una nueva narrativa para una región que durante años ha sido vista solo como “lejana” o “periférica”. San Vito no es el fin de Costa Rica: es un nuevo comienzo.

Este no es solo un llamado a las autoridades, sino a toda la ciudadanía. A los jóvenes que se preparan, a los productores que luchan día a día, a los profesionales que quieren regresar, a quienes sueñan con una Zona Sur viva, moderna y justa. No dejemos que el olvido siga definiendo nuestro futuro. San Vito es un gigante dormido, y depende de nosotros despertarlo.

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