¿Saldremos vivos de esta elección presidencial?

» Por Aramis K. Vidaurre / Profesor Universitario / Co-conductor espacio “En la Esquina del Parque”, en Radio Centro 96.3 FM. / www.mixcloud.com/AramisCR

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Costa Rica ha atravesado durante este Siglo tres momentos que han generado una evidente polarización y confrontación. Recordemos el llamado “Combo ICE” o más formalmente la serie de protestas y manifestaciones contra la Ley para el Mejoramiento de los Servicios Públicos y Telecomunicaciones y la participación del Estado en 2000, que buscaba como lo indica el nombre del proyecto fortalecer al ICE; para algunos sectores buscaba privatizar la Institución; la movilización que desató esta iniciativa fue más ideológica: derecha contra la izquierda. Para muchos el Proyecto buscaba “vender las joyas de la abuela”. De ahí empezamos a conocer al Movimiento Libertario y a un tal Otto Guevara. Si bien generó una reacción muy fuerte, había sectores de la sociedad no entendían qué estaba pasando, era como una lucha de Sindicatos contra partidos políticos neoliberales, según el discurso.

Luego, fue en el año 2007 que el Referéndum del TLC generó una movilización un poco más “hacia lo interno de la sociedad”; ya se trataba de empleos. Pero el año anterior, la lucha presidencial entre Ottón Solís y Oscar Arias anticipaba esa polarización ideológica-estructural. Incluso, muchos manejaron esa elección de 2006 como un referéndum anticipado. De modo que de cara hacia el 7 de octubre, prácticamente el país se dividió entre un sí a más empleos y el no de la invasión estadounidense (parte del discurso del momento). Hubo mucha presión en las empresas para que los empleados se manifestaran a favor de la implementación del Tratado y se denunció la participación de entidades internacionales interviniendo –a favor y en contra- en el proceso.

Y ahora estamos en el año 2018, a las puertas de otra elección para escoger Presidente de la República y Diputados, y pareciera que nuevamente nos enfrentamos a una coyuntura de polarización; pero esta vez no se enfrentan los bandos a favor y en contra de venta o privatización de activos del Estado; tampoco hay un enfrentamiento virulento hacia distintas formas de generar empleos; parece que esta vez la polarización ha tocado fibras más sensibles; esta vez los valores más firmes y arraigados de lo que ha sido la sociedad Costarricense, la conservadora dirán muchos, se enfrentan contra lo que muchos aducen es una tendencia a visualizar los Derechos Humanos que no es correcta. El 09 de enero de 2018 quedará establecido para muchos como el día en que una entidad foránea intervino en los asuntos “domésticos” de nuestro, lo cual no es justo afirmar; el voto consultivo de la CIDH fue emitido en noviembre de 2017; por las razones que desconocemos, este Gobierno decidió comunicar el Voto en enero, 26 días antes de la elección.

En fin, lo que es claro es que hoy estamos casi que en medio de una “guerra santa”: malos contra buenos, ateos contra religión, heterosexuales contra comunidad LGTBI (no sé cuántas letras más); incluso, católicos contra evangélicos y así sucesivamente podríamos seguir poniendo etiquetas en esta polarización; y esto ha desatado un nivel de intolerancia, en redes sociales y en otros espacios de opinión que me temo generará “heridos de guerra” según lo que suceda este 4 de febrero y de cara a lo que pareciera será una segunda ronda.

Retrógrada, estúpido, imbécil, pensamiento paleolítico, intolerante son parte del discurso que dibuja esa polarización que estamos viviendo en esta recta final de la Campaña. Incluso, parece que muchos han elegido el trata de “argumentar” por quién no votar en vez de tratar de convencer sobre en quién descansa las mejores ideas para sacar al país adelante.

Si usted cree que un candidato que cumple sus expectativas vaya y vote. Cuestione, argumente, pregunte, reaccione, critique, bromee, chotee si quiere, comparta el meme del momento, pero ¿por qué basurear a los demás que piensen distinto?

Gente, no hay buques de guerra rodeando nuestros mares atentos a lo que suceda este 4 de febrero; ni hay tanques en nuestras autopistas tratando de apaciguar las masas. Ni tampoco hay que poner en riesgo las relaciones familiares o sociales por un voto, como sucedía en los años cincuenta, cuando se era perico o mariachi. O nadie pondrá en riesgo su trabajo por votar a favor de alguien, como sucedía en los años de los gamonales y latifundios. Es Costa Rica, hoy.

Ninguno de los candidatos va a trabajar por usted el 5 de febrero o el 2 de abril si hay segunda ronda, o pagará las deudas suyas o mías; el país debe seguir.

Salgamos a votar en paz, y después, cualquiera que sea el resultado, nos guste o no, vivamos en Paz.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, fotocopia de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr.

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