La negligencia del gobierno de Carlos Alvarado, con su política de “Laissez faire Laissez passer”, (nadadito de perro), de no resolver problemas con anticipación, que no se sabe si es intencional, ha creado un caos a los usuarios, a los empleados que hoy se quedan sin trabajo, llenos de incertidumbre en estas difíciles épocas que vivimos todos y al país, para dejarlo sin la revisión técnica.
El valioso capital humano, a este expresidente le importó un comino.
Si este contrato se hubiera atendido con anticipación, al concluirlo, ya se habría licitado y contratado la nueva empresa y todo hubiese sido tranquilo para los usuarios, los empleados y el país.
Era como cambiar de piloto en un largo viaje en un jumbo. Los pasajeros ni se habrían enterado del cambio de piloto, en viajes de casi 24 horas sin escalas.
¿Sería que había la intención premeditada de prorrogar el contrato en forma automática?.
¿No es cierto que los primeros diez años del contrato, los activos ya debían estar amortizados y éstos activos debían haberse traspasado al Estado y las tarifas, en los otros diez años siguientes, deberían haberse reducido a la mitad?.
Como si fuera poco, la empresa tiene el descaro de cobrar una indemnización millonaria en dólares por tarifas no reconocidas hace un montón de años.
¿Por qué sacó las uñas al final del contrato?. Si hubiera reclamado en los primeros diez años, no se le hubiera prorrogado por diez años más.
En un nuevo contrato, debe haber Estados Financieros auditados y publicados en la gaceta cada año. Nada de secretos ni confidencialidad.
¿Cómo es posible que el gobierno que firmó el contrato en aquella época nefasta haya aceptado que los Estados Financieros fueran confidenciales?.
¡Corrupción pura!
Son dineros del pueblo y no puede andarse con secretismo, con el dinero del pueblo, porque siempre termina mal, como lo hace el ICE, que hoy está casi quebrado con muchas inversiones en centrales hidroeléctricas fallidas (dineros botados a la basura), con la pérdida de mas del 50% de su clientela celular o Recope con sus refinerías, tarros herrumbrados sin refinar un litro de petróleo.
Esto es corrupción pura y que se maneja, adecuadamente para los intereses de la empresa, con el secretismo o confidencialidad de los Estados Financieros.
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