Retos con la naturaleza

» Por Mons. José Manuel Garita Herrera - Obispo de Ciudad Quesada

De manera constante se nos ha alertado sobre la necesidad de tomar conciencia de cuidar la casa en que habitamos, nuestro planeta. De forma creciente, autoridades de gobierno, científicos y otras personalidades de distintas materias, han externado su clamor por el bien de nuestra naturaleza.

El año pasado, el Informe Estado de la Nación, precisamente nos alertaba que más allá de establecer políticas, normas o tareas en pos de cuidar los recursos naturales, se requiere la capacidad para concretar acciones que pongan en práctica todas estas intenciones.

“Con visión de conjunto, se observa que Costa Rica mantiene un uso insostenible en recursos naturales estratégicos para el desarrollo. Esto se refleja en un estancamiento en los patrones presentados durante varios años, el cual impide afrontar una diversidad de profundos cambios del entorno, tanto natural como económico, social y político”, dice el Informe.

Entre otros señalamientos, como la dependencia del petróleo, la dependencia de pocos cultivos de exportación y el riesgo que corren zonas marinas y costeras por la invasión de actividades productivas, son tan solo algunos de esos puntos que el estudio pone en nuestras manos.

Desde luego que se requiere un compromiso decidido, el aporte de todos y el apoyo a políticas que realmente nos lleven a un desarrollo sostenible.

Para este propósito, desde luego debe ponerse al ser humano en el centro de cualquier decisión, sobre todo, aquellos más empobrecidos.

“Muchos pobres viven en lugares particularmente afectados por fenómenos relacionados con el calentamiento, y sus medios de subsistencia dependen fuertemente de las reservas naturales y de los servicios ecosistémicos, como la agricultura, la pesca y los recursos forestales”, nos dice el Papa Francisco en su Encíclica Laudato Si’, numeral 25.

Como el Santo Padre lo señala en su Encíclica, que en mayo de este año cumple cinco años de haber sido escrita, y que, por tanto, merece atención particular para ver cuánto hemos avanzado en nuestra conciencia de cuidar la Casa Común, “todo está conectado”.

Lo que hagamos a la naturaleza y a nuestros hermanos, también nos lo hacemos a nosotros mismos.

La solidaridad no es un simple sentimiento, pues, si somos solidarios, podremos contribuir también al futuro de aquellas generaciones que esperan una casa dónde habitar.

“Costa Rica no ha resuelto qué lugar ocupa el ambiente en su agenda de desarrollo”, nos alerta el Informe Estado de la Nación.

Como muchos otros retos, las prioridades deben ser señaladas por las autoridades de turno y, a la vez, debemos dejar la mezquindad de que lo que un gobierno propone en bien de nuestro país haya que esconderlo en el siguiente, sobre todo, si este corresponde a un partido político diferente del anterior.

El llamado, las alertas y las evidencias son claras. Hoy más que nunca debemos pensar en acciones que nos saquen del discurso, que nos pongan en camino de cuidar el lugar que habitamos, nuestra casa, nuestra comunidad, el cantón… nuestro país… el planeta entero.

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