Nuestro país se caracteriza por ser una República democrática, así lo indica el artículo 1 de la Constitución Política, ahora bien, conforme a lo anterior se justifica y establece en el numeral 108 como requisitos para ser diputado 1) Ser ciudadano en ejercicio, 2) Ser costarricense por nacimiento, o por naturalización con diez años de residencia en el país después de haber obtenido la nacionalidad y 3) Haber cumplido veintiún años de edad. De esta manera permite que todos los sectores se vean representados, una concepción que tiene sus arraigos en ideologías que datan de muchos años atrás con el fin de que los sectores vulnerables y pertenecientes a grupos específicos se vieran representados y pudieran exponer los problemas de sus comunidades o sectores a los que pertenezcan.
El día de hoy existen muchas instituciones de las cuales el Gobierno y la Asamblea Legislativa pueden obtener la información y los datos de cuáles son los sectores más vulnerables en temas sensibles como salud, pobreza, medio ambiente e infraestructura entre otros.
Las instituciones públicas al igual que las empresas de mayor prestigio cuando eligen a sus colaboradores, gerentes o directivos entre otros, eligen a las personas mejor capacitadas, con mayores conocimientos y con la mayor experiencia posible en relación al puesto a desempeñar, mientras que los partidos políticos proponen como candidatos para ocupar un cargo de diputado y ser uno de los llamados “Padres de la Patria” personas que en muchas ocasiones no tienen la capacidad, preparación o madurez para ocupar ese cargo.
El ciudadano tiene que tener muy presente la responsabilidad que pesa sobre los legisladores, recordemos que son quienes se encargan, entre otras cosas de proponer proyectos de ley (no son los únicos) y aprobarlos, con todas las implicaciones que conlleva, las decisiones que en el parlamento se tomen pueden cambiar el destino del país, en manos de quiénes estamos delegando esta función?
El Informe del Estado de la Nación del año 2016 deja en evidencia el descontento del pueblo con los diputados, si vivimos bajo un régimen de democracia y de soberanía, el pueblo debe ser escuchado y necesita legisladores con experiencia en dirección, administración, derecho, ambiente y muchos otros temas, pero debemos tener a los mejores, personas especializadas. Ya tenemos instituciones que nos dan un norte a seguir sobre los sectores que deben ser atendidos, por lo que la representación de sectores por parte de personas que no tengan la capacidad de ocupar una curul no es indispensable ni necesaria.
El establecimiento de requisitos como aumentar la edad, experiencia y conocimientos técnico-profesionales no afecta la democracia, por el contrario, la mejora, los partidos políticos se verán en la obligación de proponer al pueblo los mejores representantes, personas capaces y con idoneidad para el ejercicio de la función.
Actualmente nuestro parlamento cuenta con muchas personas que calzan en este perfil, pero al mismo tiempo se encuentran viciadas por el entorno, el norte de la Asamblea se ha ido perdiendo y es más importante entrabar las buenas intenciones de los opositores políticos que buscar soluciones reales a los problemas del país.
Los políticos justifican la carencia de requisitos con la presencia de asesores, pero de igual manera son puestos de confianza y quienes llegan a ocupar esos cargos no son sujetos de una verificación de idoneidad o capacidad para el puesto, creando un abuso de esa potestad.
Nuestra realidad es que existe una clara incredibilidad en nuestro sistema político, en nuestros legisladores, pero lo cierto del caso es que los cambios no van a ser propiciados por ellos mismos, ante este panorama, pareciera ser que la opción más viable para realizar estos y otros cambios que el país necesita, es acudir a una Constituyente.
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