Será que la frase “dejad que los niños vengan a mí y no se los impidas” tiene dentro de la tradición cristiana occidental (católica y protestante) una interpretación práctica de corte pedófilo en donde se culpabiliza, amenaza y silencia a la víctima mientras que al perpetrador, pedófilo y violador se le da absoluta inmunidad, libertad y hasta el sadismo complaciente de ir a hacer lo mismo a otra comunidad.
Todas las estructuras religiosas están hechas para lavar la mente de sus fieles al punto de convencerles de no poner denuncia alguna. Es decir, prefiero mantener el honor del cura o pastor a cargo del rebaño, aún por encima mismo de lo que pueda estar sintiendo mi familia, mis hijos, solo para no manchar el honor de la iglesia.
Y como lo mío es la historia y para ver que en pleno siglo XXI seguimos hablando de temas medievales les cuento un dato interesante: si usted se ha preguntado alguna vez porque los confesionarios son tan cerrados con una malla que no permite contacto alguno con el cura eso se debe a que en la edad media la confesión era del cura en una silla con la persona hincada al frente con su cara sobre el regazo del “hombre de dios”…
Pero resulta que ante muchas quejas de damas a las cuales los curas obligaban a cometer Felatio (se los dejo de tarea, para no escandalizarlos) la Iglesia decidió que no debía pasar ni un dedo por esa malla divisoria.
Sin embargo, el abuso de los niños ha sido y seguirá siendo parte de la tradición cristiana en tanto las Iglesias de todas las denominaciones no se tomen el asunto en serio y sigan creyendo que es un asunto de arrepentirse y pedir perdón a Dios como un acto privado, sin mayor consecuencia y sin importar la vida arruinada de la víctima inocente en una relación de poder por parte del perpetrador.
Seamos realistas cuantos hombres o mujeres han sido manipulados para cometer actos sexuales indeseados que nunca van a romper el silencio, apegados a que deben perdonar todo porque Dios así lo manda. Ello en vez de mandar a ese violador al paraíso que sería la cárcel donde podrá disfrutar a más no poder las reiteradas violaciones que podría sufrir al llegar ahí.
Es más, la mayor evidencia es que si hay un conflicto económico se silencia al feligrés y no al pastor del rebaño. Y si la religión enseñara a pensar no existirían narco pastores, mil religiones y menos aún tanto cura abusador.
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