Podemos decir que el populismo es una postura política que busca, a través de diversas estrategias, el apoyo y acordamiento de las clases populares.
Esto se debe a diversas realidades políticas, económicas, sociales y culturales. Las propuestas y estrategias se denominan “populismo” y están diseñadas para defender los intereses generales de la sociedad con el fin de realizar el bienestar común de los ciudadanos. Estas propuestas pueden provenir de representantes de partidos de derecha o izquierda. Por lo tanto, no hay ningún movimiento político que se autodenomine populista, porque esta posición puede provenir de cualquier tipo de grupo político. En este sentido, todos los fenómenos que amenazan la libertad y la democracia se denominan populismo.
Ahora bien y como decimos en nuestro país, la pregunta del millón seria ¿Cómo evitarlo en estas nuevas elecciones?
El populismo es como una moda. Desde la televisión a las redes sociales, su constante aparición en los debates que nos muestran los diferentes medios de comunicación muestra que este concepto se ha convertido en un marco teórico básico para comprender la experiencia social de nuestro tiempo.
Los políticos populistas suelen ser carismáticos. Estos manifiestan que la fragilidad institucional, las crisis y los problemas económicos, la agitación política y los desastres naturales son focos de este tipo de populismo y describen a sus críticos como que solo buscan mantener el status quo, por lo que son del pueblo enemigo.
Señaló que lo que hay que hacer es reconocer que los populistas tienen sus propias opiniones a la hora de mostrar los problemas y deficiencias del modelo económico actual (como la persistencia de la pobreza y la desigualdad), y lo que debemos de hacer es formular recomendaciones prácticas, las cuales resuelvan el problema, apuntado por la política populista.
Se pueden utilizar estrategias individuales para que podamos evitar que esta “enfermedad” afecte a la población. La forma de hacerlo es hacer que todos asumamos la responsabilidad de comprender, absorber y exponer la verdad detrás de las defensas institucionales y constitucionales y la salvación evidente que proponen estos candidatos populistas.
Solo un ciudadano solidario, atento, educado, con recursos suficientes y mecanismos institucionales efectivos puede evitar que el país sea gobernado por un falso Mesías, incluso después de que estos tengan varios períodos en el gobierno.
Debemos trabajar con los empresarios y los medios de comunicación para lanzar esta iniciativa anti-populista, promover un consenso en torno a los principios, difundir el emprendimiento y educar más a los jóvenes.
El populismo puede ganar algunas batallas, pero nosotros debemos ganar la guerra. Solo el fuego inagotable de la libertad, como lo representa nuestra antorcha cada 14 de septiembre, puede evitar que estos personajes se transformen en hombre fuerte o salvador de la patria, y una vez más condenarnos a la falta de avance en nuestro país. Creo sinceramente que estos pensamientos nos ayudarán a lograr esta hazaña.
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