El Congreso costarricense ha gozado de una importante estabilidad a lo largo de la historia republicana. No obstante el día de hoy la ciudadanía lo percibe como una entidad que alberga privilegios y corrupción.
Sin embargo pese a que a futuro debemos innovar en la forma en que se eligen los diputados, para que lleguen al congreso las mejores cabezas tanto de hombres como mujeres y así tomar las mejores decisiones que permitan al país cumplir muchos de los objetivos del pueblo que dicen representar.
Nuestro sistema político está lleno de debilidades y escollos que obstaculizan el desarrollo político. Sin embargo cabe destacar que entre las principales fortalezas y logros alcanzados por la democracia costarricense, están la celebración periódica de elecciones democráticas, la implementación de políticas sociales, y los avances hacia un estado democrático de derechos.
Muchos señalamientos y acusaciones descabellados se les hacen a los congresistas sin fundamento por desconocimiento de los alcances de la ley que tienen los diputados desde su curul. A continuación algunas ideas sobre sus deberes:
El congresista no solo legisla en maratónicas sesiones del pleno o inacabables jornadas de debate en una comisión. Adicional a eso le corresponde escuchar las preocupaciones de todos los habitantes del país y mantener un buen canal de comunicación con los ciudadanos.
En sus funciones como legislador(a) debe lograr acuerdos con el resto de sus colegas para proponer, revisar y aprobar leyes que beneficien a la nación.
También debe fiscalizar al poder Ejecutivo y a otras instituciones del Estado para asegurar que cumplen sus funciones con transparencia y eficiencia y ser neutral, lo que supone dejar sus intereses personales a un lado.
De igual manera hay algunas cosas que los congresistas no pueden hacer:
No le corresponde ejecutar obras; por ejemplo, construir un puente o reparar una pista. Esas son funciones propias del Poder Ejecutivo, Gobiernos locales o Municipalidades.
Tampoco les corresponde crear fuentes de trabajo. El parlamentario no ayuda a terceras personas a encontrar trabajo.
De igual forma no recibirá dádivas. En otras palabras no puede recibir, dar ni gestionar obsequios, a cambio de realizar gestiones en el Congreso.
Para cerrar esta idea no puede influir en otros poderes del Estado. No debe presionar al Poder Judicial, Ministerio Público u otra institución del Estado.
La democracia no se construye por arte de magia, es necesaria la participación de costarricenses de temple, sin distención de ningún tipo, capaces de entrar a la arena política sin pensar en los beneficios pecuniarios, sino con el compromiso de servir; condiciones indispensables en estos momentos
Finalmente, el siglo XXI plantea nuevos desafíos a nuestro modelo de democracia entre ellos; los costarricenses aspiramos a tener un país próspero, más justo, con una elevada autoestima nacional, más inclusivo, mejor educados, con valores y mejores indicadores de desarrollo humano, que nos permita encarar con optimismo el futuro.
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