La propuesta de fortalecimiento de las finanzas públicas presentada a última hora, y de manera muy poco formal, por el Poder Ejecutivo para el análisis de los diputados, es otra manifestación más del torpe manejo político y conocimiento de la dinámica legislativa. Como lo dije ayer en el plenario legislativo, “Mi preocupación más grande es que es un proyecto muy amplio, un proyecto de doscientas páginas que tiene diversos ejes que consideramos que desde el punto de vista político no es la mejor opción…”. El Gobierno de la República no tiene la visión ni la proyección requeridas para resolver el problema estructural del desfinanciamiento gubernamental.
Como diputada comprometida con no encarecer la situación económica de las familias de menores ingresos, es que jamás apoyaremos propuestas que incrementen los impuestos, si no van acompañadas de muy claras medidas de contención real del gasto público y reactivación económica. Es por ello que ayer manifesté a los diputados lo siguiente: “…no estaremos apoyando jamás una reforma fiscal considerada únicamente como el aumento de impuestos, sino que tiene que ser una reforma integrada, con reactivación económica y reducción del gasto en proyectos manejados de forma separada.”
Seguir por la vía de los pequeños parches con propuestas insuficientes y que solo representan esfuerzos paliativos que descargan en los más pobres, como son en general las propuestas que siguen llegando en forma desordenada al Congreso, es no asumir las responsabilidades del buen gobierno y dejar para el que viene, la acumulación de una crisis aún más insostenible. Esto es lo que por varios años viene mostrando nuestra economía.
Cualquier solución que se presente, sin un compromiso real de medidas efectivas de reactivación es insuficiente, y nos agrava la enfermedad. Como país, hay que entender que con mayores ingresos, producto de la generación de riqueza, es como debemos ir superando las limitaciones fiscales y de atención a obligaciones imprescindibles como país, pero no con la imposición de más cargas tributarias.
Acompañar las iniciativas de las personas con el apoyo financiero, el respaldo técnico y la capacitación, en acciones debidamente planificadas a nivel nacional, regional y comunal, son estrategias básicas para conjuntar los esfuerzos estatales con los de los ciudadanos urgidos de emprender, crear, invertir y salir adelante. Enfrentar con audacia, de una vez por todas, las carencias de infraestructura fundamental para el país, se vuelve una obligación ineludible desde hace años. Alinear en este proceso, herramientas inmediatas con todas las instituciones de educación superior, educación técnica y tecnológicas especializadas, educativas de ciclos cortos, tanto públicas como privadas, resulta vital para obtener éxito con rapidez e inmediatez. Esta alianza es vital para lograr el éxito que necesitamos.
Una persona con ingresos sanos, sea como emprendedor o empleado, es una persona realizada, que comienza a salir por sí misma de la pobreza, que abandona la frustración y se incorpora al desarrollo nacional. Podrá aspirar a una vivienda digna y recibir los servicios públicos necesarios; pero además, en cualquier circunstancia, se vuelve consumidor de artículos básicos para su alimentación y necesidades más apremiantes. Podrá atender a su familia y propiciar ambientes más sanos para sus hijos o demás familiares. Y como si ello fuera poco, es capaz de generar pagos a la seguridad social, tanto en salud como en IVM, e incluso en renta de aquellos con mayores salarios. Con más unidades productivas, habrá mecanismos de recuperación económica para las finanzas públicas a través de impuestos, compras de bienes y servicios y en fin un círculo virtuoso infinito que inunda toda la vida social. Una persona empleada o un centro de trabajo operando, es una posibilidad mayor para la tranquilidad en la ciudadanía, en la comunidad que requiere a todas las personas ocupadas y produciendo para el bienestar individual, familiar y social.
No puede ser posible que no apostemos por una estrategia realmente efectiva para la superación de nuestras reiteradas crisis económicas, que no solo afectan las finanzas públicas sino también los índices de violencia y delincuencia incontrolables.
Por favor, actuemos con sentido común, con sentido de responsabilidad histórica y con apego a las posibilidades que ya nuestro país nos ofrece, para que con audacia, salgamos adelante.
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