PRIORIDADES: cuarterías

Imagen generada por IA.

La capacidad de establecer prioridades es básica. Discernir: qué va primero y que va después. Lo dice con todas las letras la intelectual chilena Lucy Oporto Valencia, como lo comentábamos, la vez pasada. Hay una frase popular, un aforismo, que reza: primero en llegar primero en derecho.

3 chiquitos y su madre la familia de un héroe de azul vivían en una cuartería — así nombrada por los medios que cubrían el incendio en San Juan de Dios de Desamparados.

Es decir, en condiciones no adecuadas.

Tanto así que no pudieron escapar, porque cada día más los costarricenses vivimos tras rejas: vivimos encerrados con montones de portones, llavines y últimamente para colmo de males rodeados de alambres de navaja (ese que ha sido diseñado, para la guerra) con la peligrosidad que eso conlleva: en un país sísmico, un verdadero disparo en el pie etc. etc. y así no se vive —obvio. (Mientras los que tienen que estar tras las rejas andan libres: por aquello de las puertas giratorias o de un enfoque garantista de la ley).

Y otros viven en condominios o con agujas y guardas. También encerrados, si te das cuenta. Cuidados —más bien vigilados, diría— por extranjeros. Otro oxímoron por definición.

Por un temor difundido e infundido por los medios de comunicación. Porque en realidad hay mucha seguridad. He vivido en los primeros países del bienestar y/o en desarrollo humano. Quiero decir, puedo comparar. Y ciertamente en nuestro vergel hay bastante seguridad. Todavía, depende de cada uno claramente: 1176 número confidencial para denunciar, todo lo que vea raro en su barrio, pueblo, distrito u otros.

Hemos quedado atónitos con tan atroz noticia. Que semana dura. Hemos olvidado y/o ocultado nuestra propia pobreza.

Hemos ocultado el derecho primordial de los costarricenses a prosperar. A una de esas casitas del Bhanvi. El tico es tímido enmontañao a decir del filósofo Constantino Láscaris, con lo cual: hay que salir a buscarlo.

El costarricense de pura cepa, es decir: el que tendría sólo un pasaporte, es el primero en derecho, para optar por esas casitas. Y ayudas del IMAS. Acá viven muchos extranjeros —demasiados, a mi entender— pero ellos tienen ademas otra patria. Dichosos. Ellos tienen dos pasaportes. Cuidado fallan.

Esos 3 chiquitos no. Ellos son hijos legítimos de esta patria de esta jurisdicción de hecho que los ha olvidado. Que les ha cambiado el rostro quizá: hasta el fenotipo. Que los ha ocultado debajo de la alfombra y que nos han dicho que los pobrecitos son los otros. Los extranjeros. Cosa que obviamente no podemos saberlo a ciencia cierta —cuáles son sus posesiones allende del río San Juan. Ni tenemos por qué saberlo.

El gran Bert Hellinger alemán el que descubrió el análisis de las “constelaciones familiares” y que junto al Dr. Bruce Lipton de Australia hablan sobre la “epigenética” y el victimismo. Cómo se relacionan y las dinámicas de los clanes (igual que los indígenas, estudian esas conexiones). No hay nada más peligroso que las víctimas. El que se hace llamar: pobrecito.

Hemos perdido 3 de nuestros chiquitos lindos de nombres rimbombantes todos con “K” y de manera vergonzosa. Por la invisibilización de lo nuestro. De lo propio. De lo que se hunde en nuestras raíces más profundas. Así es el dolor. Y la vergüenza: pido a perdón a esos chiquitos costarricenses.

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