A principios del 2021 me sumé con entusiasmo a una aventura cuyas dimensiones totales estaba lejos de imaginar. Era la primera vez, en mis 63 años de vida para entonces, que salía de mi zona de confort, en la dirección de empresas del sector privado, para participar en una verdadera quijotada de carácter patriótico.
Tuve el honor de formar parte del grupo que llamamos Costa Rica Próspera, creado con el fin de tratar de llevar al Dr. Rodrigo Chaves Robles a la Presidencia de la República en el 2022. Ninguno de los quijotes originales venía de la política: economistas, empresarios, gerentes, pero ningún político. Esa fue una debilidad funcional pero una enorme fortaleza moral.
Sin deudas ni compromisos políticos, sin compadrazgos ni rabo que majar, y después de innumerables obstáculos, don Rodrigo Chaves fue elegido democráticamente como presidente de la República. En estos 3 años y medio de su gobierno es aplastante la mayoría que escucho en las redes sociales diciendo que “éste ha sido el mejor gobierno de nuestra historia”, que “nunca un presidente gobernó por y para el pueblo”. Pienso igual que todos esos costarricenses agradecidos.
Siempre he sentido gran respeto por don Rodrigo. Después de conocerlo personalmente le tomé mucho cariño y he llegado a apreciarlo profundamente. Hoy me honro en llamarlo mi amigo, de ese tipo de amigos de a deveras, de los que puedo contar con los dedos de una sola mano. Don Rodrigo ha superado con creces mis mejores expectativas en su dirección del gobierno, pero lo que más le agradezco lo hago como patriota, porque le puso el pecho a la corrupción, despertó al país de su coma político y le devolvió al Pueblo la esperanza en un futuro mejor.
En esa titánica labor, don Rodrigo, como buen gerente y ejecutivo de altísimo nivel, se supo rodear de un equipo de personas excepcionales, que tampoco vinieron de ningún partido político. Fueron seleccionados siguiendo las mejores prácticas gerenciales. En ese equipo de gobierno han descollado varios hombres y mujeres de gran patriotismo, integridad y profesionalismo. Entre ellas doña Laura Fernández Delgado, quien estoy seguro será la próxima presidenta (*) de Costa Rica. (*) = Las reglas dicen que debería escribir “la presidente”, pero después de los progres con sus “elles” y similares estupideces, lo prefiero así, “la presidenta”, aunque no sea ortodoxo.
Ahora que doña Laura ha recogido la estafeta que simboliza la misión de mantener esa continuidad que el pueblo pide a gritos, pero principalmente de seguirle dando forma a este cambio de gestión para el bien del país y sus futuras generaciones, los escribidores de la casta corrupta llenan cuartillas “preguntándose” si el bagaje político de don Rodrigo es “heredable” o “traspasable”. Ni esa es la pregunta, ni hacerla es un enfoque correcto.
El mayoritario –e inédito— apoyo del pueblo a don Rodrigo Chaves Robles no se debe a una “ideología”, sino a sus resultados y obras concretas a favor del pueblo, algunas prometidas y esperadas hasta por más de medio siglo. Los costarricenses no son tontos, y muy temprano se dieron cuenta de las abismales diferencias entre este Presidente y todos los pendejos, remedos, farsantes o estafadores anteriores. Es más agradecimiento y cariño, puros y simples, que “bagaje político”. Y una persona que colaboró como la que más a esos resultados, a esas obras, incluso echándose 2 ministerios encima, a la vez, es doña Laura Fernández Delgado.
Ella le ha demostrado a Costa Rica, con actos y hechos concretos, no solo que comparte el patriotismo y la visión de don Rodrigo, sino también que es tan valiente y decidida como él para seguir limpiando la casa, adecentando el país, a la vez que mejora la calidad de vida de todos. No hay nada que heredar o transmitir. Es mantenernos en la misma filosofía del bien común para Costa Rica, de gobernar para todos y no para grupos de interés, y de trabajar para que todos los costarricenses tengan más y mejores oportunidades de vivir cada vez con una mayor calidad de vida.
Doña Laura Fernández Delgado, a partir del 8 de mayo del 2026, y contando con una fracción legislativa de 45 o más diputados patriotas, tendrá sobre sus hombros la enorme responsabilidad de tomar las grandes decisiones en nuestra patria. Don Rodrigo dejará ese día de ser nuestro presidente. Todos deseamos que de alguna manera se mantenga cerca del Gobierno Laurista y que siga haciendo tanto bien a la patria, pero la responsabilidad y el comando cambia a las manos de doña Laura Fernández.
Para este servidor resulta sorprendente comprobar en todas las redes sociales el enorme cariño, respeto y apoyo que una mayoría del pueblo le tiene a doña Laura Fernández. Ella se lo ha ganado, con sangre, sudor y lágrimas, con su naturaleza valiente, con su gran capacidad y carácter firme, con su gran coraje y, sobre todo, porque el pueblo sabe que ella es parte de este mismo pueblo. Laura no viene de ninguna cuna de oro, de ninguna oligarquía ni de ninguna casta. Es tan tica como este humilde servidor de esta Patria que tanto amamos.
Don Rodrigo ha dejado una huella tan profunda que en todas partes se habla de la “corriente política del Rodriguismo”, a la que doña Laura ha contribuido en enorme medida, con trabajo y sacrificio. Pero esa electricidad y esa vibra positiva que genera Laura Fernández es diferente. Es de ella. Es por ella. No es solo por don Rodrigo.
Pongámosle nombre. Ese enorme apoyo y cariño del pueblo del que goza Laura no es solo por ser Rodriguista, es LAURISMO puro. Es algo que ella se ha ganado y ha construido. El pueblo la apoya, la quiere, la respeta y la desea como su próxima presidenta. Por eso le dará una aplastante mayoría legislativa. Por eso el pueblo la elegirá con orgullo, en una votación masiva e histórica, como su próxima presidenta. Por eso, hoy, el Pueblo de Costa Rica es tanto Rodriguista como Laurista. Me enorgullezco de incluirme dentro de esa gran mayoría de costarricenses, seguro de que estamos del lado correcto de la historia.
Veo con ilusión patriota a Costa Rica gobernada con mano y aroma de mujer, bajo la protección y cuidado de una mujer de verdad, de una esposa y madre costarricense, de una mujer valiente y llena de coraje y de talentos, pero sobre todo de patriotismo. Que la acompañe en la primera vicepresidencia un insigne breteador y patriota como don Francisco Gamboa Soto me ilusiona aún más. Don Francisco es otro valiente lleno de talentos y de coraje que ama profundamente a Costa Rica.
Dios sigue protegiendo a esta Patria Bendita. Sigue mostrándonos por dónde es y con quién es, de manera muy evidente, a menos de que la venda de la corrupción no les permita a algunos ver la verdad, o que viéndola sigan tratando de negarla en vano, por cálculo político, por intereses creados, por ser parte del estatismo parasitario, o por simple defensa de su “sistema”, de su “red de cuido” o de su “institucionalidad parasitada y corrupta”.
Un abrazo a todos mis compatriotas, a todos los ticos patriotas de verdad.