¿Por qué renovar la mediación pedagógica de Estudios Sociales en Costa Rica?

» Por Marvin Carvajal Barrantes - Asesor Nacional de Estudios Sociales MEP

Desde la asignatura de Estudios Sociales es trascendental aprender, a partir del presente hacia el pasado, con temáticas de ida y vuelta, donde se procura elaborar alternativas, para resolver problemas, mediante narraciones y argumentos desde contenidos construidos a partir de enfoques  interdisciplinares, multidisciplinares y transdisciplinares de los distintos saberes (Sosa, 2014).

Juan José Marín (2014) señala que “los Estudios Sociales constituye un campo cruzado (espacio) por las ciencias humanas, ciencias históricas, ciencias geográficas, ciencias políticas, psicología,  ciencias básicas, para la definición de unos contenidos significativos, con el fin de desarrollar unas competencias personales y ciudadanas, mediante la investigación, para la resolución de problemas, donde la geografía crítica y la historia problema juegan un rol preponderante. Dicha asignatura debe convertirse en el espacio de saberes interdisciplinarios, lo cual es fundamental en la educación latinoamericana” (pp. 11-12).  En ese sentido, Francisco Rojas (2014) indica que “una disciplina escolar es una construcción socio histórica… Pondría en cuestión el presente. Y crearía las condiciones para imaginar el futuro” (p. 3).

José Salas (2014) advierte que esta “asignatura o materia se desprende de los espacios disciplinarios o de ciertos campos académicos. Y surgen como producto de una decisión curricular que las crea y les define una tarea específica, para cumplir con los objetivos de la política educativa” (p. 7). En esta discusión, Salas se basa en la legislación vigente, puesto que el currículum nacional de Costa Rica está conformado por materias o asignaturas y no por disciplinas escolares (ver la Ley Fundamental de Educación de 1957 y el Convenio Centroamericano sobre unificación básica de la Educación de 1962).

Esta asignatura debe conceptualizarse como el estudio integrado de la  sociedad y el medio ambiente, que utiliza el aporte de las ciencias sociales y las humanidades, donde la historia y la geografía deben considerarse como disciplinas preponderantes (Rojas, 2014).  También es el espacio de creación interdisciplinaria que ayuda a explicar y comprender las dinámicas sociales y ambientales desde una perspectiva diacrónica y espacial, así como los deberes y derechos ciudadanos en la preservación del medio y la superación de los problemas del presente.  Desde el punto de vista curricular, los Estudios Sociales no son ciencia, no son disciplina, es una asignatura escolar creada con  propósitos de enseñanza y aprendizaje, para comprender y trascender el mundo en que vivimos con la ayuda de múltiples herramientas proporcionadas por distintas ciencias (Salas, 2014).

El campo de trabajo debe estar centrado en el debate, la pertinencia social de la asignatura y sus contenidos; la elaboración del programa de estudio debe estar diseñado para ayudar a producir un tipo particular de la sociedad y de ciudadano acorde con las necesidades de una sociedad democrática inmersa en un sistema mundo globalizado y muy competitivo (J. J. Marín, 2014).

Esta asignatura debe identificarse y definirse por la misión que se le asigna y que responde a las preocupaciones curriculares que empiezan definiendo el ¿por qué? y ¿para qué?  Los contenidos (¿el qué?) y la mediación pedagógica (¿el cómo?) son condicionados por la misión asignada a cada asignatura. Integran un plan de estudios estratégico para alcanzar objetivos  globales determinados de antemano (Salas, 2014).

La misión de los Estudios Sociales debe partir de la aceptación del humanismo cívico, permeado por la pluralidad cultural, lo cual es fundamental, para el reconocimiento de la diferencia como derecho y de la tolerancia como un deber en un mundo lleno de diversidades (Cartín, 2014).  Es abrir la conciencia individual a la auténtica estimación del ser humano y su accionar en comunidad, valorando el patrimonio cultural y la convivencia democrática.  Procura que la niñez y la juventud conozca, analice, explique, comprenda, valore y aprecie los avances culturales de la humanidad en pro de la construcción de una convivencia y reproducción del sistema democrático y la preservación del medio natural. Desde esa perspectiva, la finalidad es la formación ciudadanos comprometidos, por lo que el aprendizaje debe ser un acto eminentemente social (Salas, 2014).

Es por ello que es  urgente una respuesta crítica de la escuela, debido a que tiene una función  liberadora.  También se debe considerar la capacitación continua y espacios para la reflexión que congregue al estudiantado y al profesorado desde la pedagogía del pensamiento crítico  (J.J. Marín, 2014).

La realidad social es compleja, única, conflictiva, dinámica.  Como objeto de estudio, requiere una comprensión, análisis e interpretación de la misma en el ámbito nacional e internacional.  Involucra la historia (pasado y presente), cultura, ritos y tradiciones de los grupos humanos, además de las infraestructuras materiales y sistemas institucionales.  Y se construye socialmente.

Para la enseñanza de los Estudios Sociales, conocer la realidad social supone el uso de conceptos claves para comprenderla, analizarla e interpretarla.  Implica enlazar campos de saberes y desarrollar competencias en el marco del pensamiento complejo (Fallas, 2014).

Dadas las características del objeto de estudio, los Estudios Sociales como campo de conocimiento requiere de propuestas didácticas que permitan: abordar la complejidad de la realidad social; utilizar como estrategia metodológica el trabajo con ejes explicativos; y jerarquizar los contenidos en función de su significatividad, relevancia social y posibilidad de ser transferidos (Fallas, 2014).

Se debe pensar en las posiciones epistemológicas en las que se basará el objeto de estudio. Hay tres vertientes: la positivista y racionalista, la humanista o hermenéutica y la crítica. Esta última es la que da las herramientas para pensar en un objeto de estudio que permita la transformación social del siglo XXI.

Un objeto de estudio está en construcción permanente e implica rupturas, cambios y resistencias. Es a partir del diálogo que se crea el consenso para definirlo.  Por ejemplo, la Escuela, entendida como el centro del proceso de aprendizaje, es dinámica y cambiante (Ramírez, 2014, pp. 1- 2).

Los contenidos de los programas de estudio deben ser congruentes con el concepto, misión y objeto de los Estudios Sociales. Deben partir del planteamientos de problemas (¿el qué?), cuya resolución demanda el acercamiento a temas concretos (especificar ¿el qué?) y a los objetivos de aprendizaje (¿el para qué?) íntimamente relacionados, y además a estrategias de mediación pedagógica (¿el cómo?) que impliquen el uso de habilidades de pensamiento propias de las disciplinas que inciden en este campo de conocimiento académico.  Se requerirá del estudiantado acciones concretas que demuestren la apropiación y trascendencia de lo aprendido (Salas, 2014).

El modelo debe abarcar unos contenidos (lo socio espacial, ambiental, sociedad, cultura y economía), para la maduración del estudiante (a través del estudio del hecho social y de los procesos históricos, el uso de escalas, de la empatía y la cronología), mediante unos recursos para el aprendizaje: visiones críticas y comprensión ante dilemas para la resolución de problemáticas, a través de la participación ciudadana.  (J. J. Marín, 2014).

La “mediación docente” enfatiza en que toda planificación didáctica debe responder a lo siguiente (Cartín, 2014; Marín, Hugo, 2014; Rojas, 2014; Bale, 1996; Benejam, 2003; Villarrasa; 2003):

  • Una práctica pedagógica para el análisis, la reflexión, la crítica y la acción en procura del desarrollo social.
  • La comprensión de la implicación práctica del enfoque del programa (curricular y pedagógico) durante el desarrollo del proceso de enseñanza y aprendizaje: ¿el qué?, ¿el para qué?, ¿el cómo?, ¿dónde? y ¿cuándo?
  • La necesidad de un mediador entre el conocimiento y el mundo real, que acerque al estudiantado a su contexto, para la construcción de nuevos conocimientos, mediante el uso de los saberes de la historia y la geografía.
  • El desarrollo de actividades educativas como: la observación, el reconocimiento, la identificación, la descripción, la compresión, el análisis y la interpretación.
  • Un proceso educativo centrado en la individualidad del estudiantado, debido a que son producto de historias propias e irrepetibles.
  • La comprensión de que el aula tradicional no es el único lugar donde se puede aprender (referenciar el ambiente de aprendizaje).
  • La didáctica mantiene el interés por la experiencia y la observación, pero las entiende como situaciones preparadas, ricas, delimitadas y compensatorias, al tiempo que considera que la y el docente tienen que intervenir en el proceso, para guiar la experiencia, corregir la percepción, estructurar el conocimiento, completarlo y aplicarlo.
  • Es importante que las personas reconozcan los distintos elementos de su entorno, donde viven o pasan parte de su tiempo, ya que su pertenencia a esos lugares les dará la oportunidad de participar en la solución de los problemas de la localidad y del país.

Entre las funciones del docente en el ámbito social están (Ramírez, 2014; Cartín, 2014; Marín, Hugo, 2014):

  • El compromiso con el cambio social;
  • El cuestionamiento de la realidad social en que se desenvuelve el estudiantado;
  • El impulso de procesos educativos desafiantes, para el desarrollo habilidades de pensamiento crítico; la formación de un ciudadano con responsabilidad social;
  • La capacidad de ensoñación, con participación activa de estudiantes, como sujetos centrales del desarrollo del currículo;
  • El análisis de la realidad social, escolar y de aula, para orientar la formación de alumnos y ciudadanos, comprometidos con la democracia participativa y el desarrollo sustentable;
  • Promotor y gestor de un proyecto educativo, derivado de un proyecto nacional de responsabilidad social, compartido con una colectividad, que asuma retos y desafíos;
  • Amalgama y enlace entre la escuela democrática y la sociedad.
  • Un salón de clases convertirlo en un espacio de reflexión, interacción y participación, para la vivencia de la cultura y de los Derechos Humanos.

Con base en lo anterior, la planeación didáctica debe establecer las habilidades por potenciar o desarrollar durante el proceso educativo; para que cada discente pueda enfrentarse a su vida futura. Antes de ello, se debe dedicar tiempo lectivo, para conocer a los alumnos y cuestionarse: ¿cuáles son sus cualidades?, ¿de qué forma se acercan a la educación?, y ¿qué actividades podrían favorecer un desempeño eficaz del aprendizaje?

Con respecto a la evaluación, se apuesta por la preminencia de la evaluación diagnóstica y formadora, como eje articulador de la planificación constante de la actividad docente, que posibilite realizar una lectura clara de los avances, aciertos y desaciertos del proceso como tal.  Esta evaluación está centrada en el desarrollo del pensamiento analítico, creativo y crítico del estudiantado, además de que debe ser continua, integral, holística, democrática, orientadora del aprendizaje significativo, con el propósito de que los educandos se sientan partícipes, junto con la persona  docente, en la toma de decisiones, que a la postre mejoraran su proceso de aprendizaje.  En el corto plazo asegura  la apropiación y significación de los conocimientos adquiridos.  Y en el largo plazo, será la que guiará la construcción de las actitudes ciudadanas y sociales, para el fortalecimiento de la democracia participativa en nuestro país (Ramos, 2014, Acosta, 1993).

Referencias bibliográficas

Bale, J. (1996). Didáctica de la geografía en la escuela primaria. Madrid, España: Ediciones Morata, S.L.

Benejam, P. (abril del 2003): Los objetivos de las salidas.  En: Revista Íber. Didáctica de las Ciencias  Sociales, Geografía e Historia. NO. 36.

Cartín, J. (noviembre de 2014).  La sociedad costarricense y el ser humano que queremos: el reto de los Estudios Sociales en la Costa Rica de hoy. En: Simposio Objeto y función social de los Estudios Sociales. San José, Costa Rica: Comisión Mixta del MEP.

Fallas, C. L. (noviembre de 2014). Sentido e identidad de la enseñanza de los Estudios Sociales: definiendo su objeto de estudio. En: Simposio Objeto y función social de los Estudios Sociales. San José, Costa Rica: Comisión Mixta del MEP.

Marín, H. (noviembre de 2014). La aplicación de los Estudios Sociales en el aula y la función social del docente. En: Simposio Objeto y función social de los Estudios Sociales. San José, Costa Rica: Comisión Mixta del MEP.

Marín, J. J. (noviembre de 2014). Una visión de reforma integral en la enseñanza de los Estudios  Sociales en la secundaria.  En: Simposio Objeto y función social de los Estudios Sociales. San José, Costa Rica: Comisión Mixta del MEP.

Maya, A. (noviembre de 2014). Los estudios sociales dentro del marco de las ciencias sociales. En: Simposio Objeto y función social de los Estudios Sociales. San José, Costa Rica: Comisión Mixta del MEP.

Ramírez, J. (noviembre de 2014).  Sistematización mesa 4: El objeto de estudio de los Estudios Sociales. En: Simposio Objeto y función social de los Estudios Sociales. San José, Costa Rica: Comisión Mixta del MEP.

Rojas, F. J. (noviembre de 2014). Los estudios sociales y las ciencias sociales. En: Simposio Objeto y función social de los Estudios Sociales. San José, Costa Rica: Comisión Mixta del MEP.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, fotocopia de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr.

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