Pongámonos a salvo

» Por Carlos Monge Monge - Economista Agrícola, Dr. en Educación con énfasis en Mediación Pedagógica

Costa Rica tiene un camino recorrido. Reconocerlo es imperativo para ampliar la mirada y reencauzarnos con identidad, enraizada en nuestra historia social y política y tan reconocida fuera de nuestras fronteras. Reencauzarnos con esperanza, dejando atrás tanta vacilación y menoscabo de nosotros mismos. Mirando el camino andado encontramos hechos, experiencias significativas, claro, también desbordes… y vacíos. Me refiero al reconocimiento de la Abolición del Ejército, del Sistema de Seguridad Social, de la primacía de la Educación, de la Inversión Social (FODESAF), del Sistema de Áreas Protegidas, y entre otros más, al reconocimiento de nuestra Bicentenaria Democracia. Los problemas que hoy experimenten estos logros solo nos deben mover a robustecerlos, a actualizarlos mirando las nuevas generaciones y oportunidades que abre la sociedad-mundo…y también las rupturas o riesgos que se derivan para lo propiamente humano y el entorno natural. Debemos disponernos a gestionar con eficiencia estos logros como nuestros cimientos. Ciertamente también a corregir desbordes como el burocratismo y las duplicaciones en los servicios del Estado, como el abuso del erario público (pensiones de lujo) y la infame corrupción. Debe también movernos con bríos especiales a saldar vacíos, por ejemplo, en la distribución de oportunidades, impulsando procesos de inversión, tecnología, capital y trabajo hacia las regiones periféricas, aprovechando al tiempo que conservando nuestro sistema natural, del cual el subsistema humano es parte. Así tendremos a los habitantes de estas regiones sentados en la silla…y no en el suelo, o como muchos de ellos de rodillas. Puntarenas nos duele en el alma, por ejemplo.

Como condición necesaria para el exigido reencauzamiento del país se impone la superación -en la acción política- de tanta descalificación, separación y voracidad en la lucha por el poder, tanto deseo de dominio que ha dado como resultado la fragmentación y confrontación inútil, muchas veces aprovechando una ventana en los debates televisivos. No podemos estar tranquilos con quienes solo confrontan y polarizan, pues como dice Najmanovich (2013)- …los adictos al pensamiento polarizado o dicotómico tienden a reunirse siempre en el paraíso y destinar a sus enemigos al infierno“. Para optar por la dirección del Gobierno de la Republica se requiere más que un megáfono en las calles, incluso más que el fomento de negocios, aunque rotundamente necesarios. No podemos tampoco conformarnos con propuestas simplistas que niegan la necesidad de un marco ideológico como guía para la acción política y reducen la solución de los problemas del país a una gestión del Estado como si fuera una empresa transnacional como Amazon.  El ser humano es relación, y es claro que para dirigir el Gobierno se requiere asir un texto, que valdrá si también se conoce (conocer es vivir, amar) el contexto.

Viene a mi memoria una solicitud que nos hace el Papa Francisco: “A cada persona de este mundo le pido que no olvide esa dignidad suya, que nadie tiene derecho a quitarle”, y con ella sé que no debo aceptar para otro lo que no quiero para mí. Por ello, y por la continua interrogación que me hacen muchísimas personas, mis pares en el territorio del que soy parte, y amigos y amigas de ámbitos laborales en que participé (ahora estoy jubilado y cultivando la finca familiar), me obligo a testimoniar fortalezas que experimenté en la hoy Candidata Presidencial Doña Lineth Saborío cuando trabajé junto a ella durante el ejercicio suyo como vicepresidenta de la República. Como impulsora del Plan de Combate a la Pobreza de esa Administración, como viceministro de Trabajo-Area Social me correspondió, por ejemplo, impulsar con ella políticas y obras para la atención de personas con capacidades especiales (cultivando esperanzas donde ya no había), u obras en comunidades marginales. También, analizar el impacto de programas sociales auspiciados por FODESAF y pasar revisión a la asignación presupuestaria. En una de esas reuniones con ella y el señor ministro de Hacienda (Hacienda pulsaba por recortes presupuestarios en el FODESAF), en un contexto de presión por el recorte, hube de seguir a la señora vicepresidenta cuando se levantó y abandonó una de esas reuniones con la decisión firme de no sacrificar recursos para programas sociales dirigidos a la población más vulnerable del país. Otra experiencia en la fase final del Gobierno cuando me correspondió ejercer funciones como autoridad Superior del Instituto Mixto de Ayuda Social: cayó sobre mi representada el mandato jurídico de desalojar ocupantes de viviendas en precario de la comunidad de San Juan de Pavas. Estábamos en la tercera semana de diciembre y además del dictamen de sede judicial, ejercían presión para la ejecución del desalojo la Municipalidad de San José y el Ministerio de Seguridad. Gracias a la firmeza de la señora vicepresidenta y su apoyo inquebrantable, no pesa hoy sobre mí el casi ingrato regalo de navidad para esas familias: el tirarlos a la calle. Gratitud enorme guardo en mis adentros.

La firmeza de la que estoy dando testimonio, me hace pensar que quien nos dirija en el próximo gobierno deberá actuar firmemente con base en tres pilares: uno, con firmeza antecedida por un esfuerzo de análisis sostenido y consensual para la toma de decisiones; segundo, una sensibilidad derivada del conocimiento del contexto de las políticas públicas; y tercero, por supuesto que  lejos de una visión dicotómica o polarizada de la situación del país, ostente una propuesta integral sabiendo la interacción y retroalimentación de las políticas económicas y sociales.

Empero -aunque fundamental- no será suficiente con elegir un o una Presidente. Agenciémonos, diría mi padre. Sintámonos en interacción entre costarricenses, y con nuestras familias pongámonos a salvo.  Vayamos a votar, es un logro que debemos defender. Empero, será muy necesario sobre todo agenciarse. Agencia humana es -al decir de Sautu (2005)- la capacidad autónoma que tienen los sujetos sociales de construir su propia historia e influir en los procesos sociales en los cuales participan en interacción con otros sujetos“. Cultivemos nuestras fincas, agreguemos valor a nuestros productos, asumamos nuevos emprendimientos, mejoremos nuestros servicios turísticos, nuestras industrias y comercios, y demás actividades económicas. Mejoremos nuestro trabajo como servidores públicos. Estudiemos más, matriculemos los cursos que nos faltan, concluyamos las tesis de graduación, llevemos el INA a nuestro territorio. Defendamos la educación pública con una sustancial mejora, defendamos la Caja Costarricense de Seguro Social. Defendamos la familia, contrapunto de una vida individualista, insegura y ofuscada que nos ha puesto por delante la cultura de la competición y el consumismo. Defendamos la vida toda. Retomemos nuestros cauces personales y -en interacción- restituiremos el cauce de nuestro país con la mirada puesta en nuestros hijos y nietos, y en la sociedad-mundo que se les ha abierto. Abuelos, ya la patria es de nuestro hijos y nietos, defendámosla. Es imperativo que con nuestras familias vayamos a votar, por quien nos representa mejor de acuerdo a la visión de cada quien.

Y después, acompañar y velar por el país, para poner nuestros hijos y nietos a salvo -como lo ha dicho el Papa Francisco en Fratelli Tutti, con “la conciencia de que nadie se salva solo, que únicamente es posible salvarse juntos, [] es posible comenzar desde abajo, desde cada uno de nosotros, a luchar por lo más concreto y local hasta el último rincón de la patria y del mundo.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

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