Política tradicional acorralada

» Por Luis Fernando Allen Forbes - Director Ejecutivo Asociación Salvemos el Río Pacuare

El resultado de las pasadas elecciones pone al borde del colapso las agrupaciones políticas tradicionales: PLN, PAC y PUSC. No obstante, están en crisis pero no están muertos.

Pese a todo, recientemente Antonio Álvarez habló de un resurgir del PLN y se debate entre el retiro de la vieja guardia o convocar nuevos rostros y militantes e iniciar un proceso de renovación programática y de reconexión territorial.

Esta claro que los resultados de las elecciones pasadas, expresaron un rechazo total a las formas de hacer política, sus partidos y sus rostros. Sencillamente, no se cree que los mismos políticos que llevan décadas en sus cargos tengan algo nuevo o mejor que ofrecer.

Los partidos políticos fracasan o entran en crisis cuando dejan de ser el enlace entre la ciudadanía y el Estado; sin embargo; la crisis de estos actores políticos además de remitirse al funcionamiento del sistema en general, también es de tipo endémico.

La crisis de los partidos se ha visto afectada por diversos factores que vienen con la modernización. Los procesos continuos de desarrollo social, cultural y económico han contribuido a que las sociedades sean cada vez más complejas, más urbanas, educadas e industrializadas, lo cual conlleva profundos cambios a nivel estructural lo que propicia la emergencia de nuevas demandas que los partidos políticos han sido incapaces de encauzar.

Demandas, que no encuentran necesariamente, representación en los partidos tradicionales, muchos de los cuales siguen utilizando la práctica obsoleta del clientelismo. Los partidos políticos no necesariamente son un actor en extinción sino más bien son entes que se encuentran frente a una proceso de cambio, aun y cuando los votantes, continúen dejando saber, de una manera u otra, que no están contentos con la clase política tradicional.

Cabe resaltar que los partidos políticos convencionales no gozan de buena salud, desde hace mucho tiempo, y en las pasadas elecciones se eligió un candidato no alineado con los partidos políticos ni su ideología, totalmente responsables de la desigualdad social, pobreza, corrupción y de un Estado débil e ingobernable.

Sin embargo, los partidos tradicionales y sus socios, han quedado arrinconados, dedicándose solo a señalar fallas del nuevo gobierno, pese a que durante las décadas en el poder se dedicaron a redactar leyes hechas a su medida para seguir en la impunidad, gastando y comiendo a manos llenas y llenándose los bolsillos con los recursos del estado.

La lucha de los corruptos sigue al acecho, utilizando la prensa canalla y todos los medios disponibles para mentir y denigrar al gobierno de Rodrigo Chaves, desprestigiando su trabajo y dinamitando todo lo que encuentren que puede causar una explosión social.

Finalmente, la ciudadanía ha despertado, el descontento del electorado es evidente y el colapso de la política tradicionalista es inminente. Al mismo tiempo que nuestra democracia presencia la emergencia de nuevos actores sociales y políticos que les dis­putan a los partidos políticos la hegemonía en el campo de la represen­tación de los intereses colectivos (en especial, los nuevos movimientos sociales).

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

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