¡Pensión para todos! (menos para usted, querido contribuyente)

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Vamos a ver, señores del OIJ: si ustedes quieren jubilarse a los 55, entonces los ciudadanos de Desamparados –esos que corren detrás de un bus a las 5:30 a.m., esquivando huecos, perros callejeros y algún que otro intento de asalto– deberían jubilarse a los 50. ¿O es que acaso hay más mérito en redactar informes con aire acondicionado que en levantar bultos bajo el sol en un cafetal?

Seamos honestos: ustedes no persiguen sicarios en motocicleta todos los días. Más bien, los sicarios son los que los tienen a ustedes corriendo… si es que corren. Porque muchos de esos casos no los resuelve nadie. El porcentaje de homicidios sin resolver es tan alto que ya es parte del paisaje judicial costarricense, como el arroz blanco con atún.

Y cuidado con lo que viene: ya usted va a ver decenas de traslados estratégicos desde el Poder Judicial al OIJ. Funcionarios con influencias, apellidos largos y cafecitos con magistrados, mágicamente “reubicados” a los jóvenes 50 años en plazas OIJ, esperando cobrar pensión de lujo sin disparar ni una grapadora.

Ahora bien, si vamos a hablar de desgaste, hablemos en serio: ¿alguien ha visto lo que significa ser profesor en Costa Rica? Esos sí que están en la trinchera. Levantarse de madrugada, aguantar buses llenos, llegar a centros educativos sin materiales, sin condiciones, sin recursos… y aún así, sostener la vocación. Enseñar a niños con hambre, a jóvenes sin motivación, a adolescentes que no distinguen un verbo de un insulto. Lidiar con padres ausentes, directores ausentes, y un MEP que, si no es por un nuevo formulario, es por una nueva ocurrencia absurda. Esos profesores se enferman de ansiedad, pierden la voz, se les sube la presión. Y sabemos tienen un régimen especial, pero este no los exime de pagar más en sus contribuciones y cumplir con las cuotas para alcanzar la pensión.

Y ellos sí que no tienen chaleco antibalas, ni viáticos, ni “riesgo policial”.

¿Y qué hace el Presidente? Veta el proyecto. ¡Aleluya! Por fin un acto de sensatez. Porque si alguien piensa que hay más desgaste físico o psicológico en un agente del OIJ que en un jornalero o un maestro rural, es porque nunca ha usado los zapatos del pueblo. El veto del presidente no solo es razonable, es una bofetada de cordura en una república donde cada gremio quiere su pensión dorada… mientras el pueblo llano recibe los huesos.

Yo les propongo un reto a esos agentes: vengan a caminar por Los Guido o San Miguel a las 6 de la tarde, sin placa, sin arma, y a ver quién se pensiona primero… pero del susto. Porque lo que ustedes llaman “riesgo” es rutina para los que viven donde la policía no entra ni para buscar votos.

Así que no, no se van a pensionar a los 55. No mientras Costa Rica siga siendo ese país donde la justicia es lenta, las pensiones de lujo abundan, y el que parte el pan siempre se guarda la mejor tajada. Si el país se rompe, que sea con justicia, no con privilegios.

¿O será que la próxima moción es que los presentadores de televisión se jubilen a los 40 porque los focos los desgastan?

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