Para los que a veces no escuchan

¿Cuántas ideas nos pueden surgir como seres pensantes que somos, ¿acaso todas serán buenas o malas? Tal vez quienes puedan juzgar o dar respuesta a esta última interrogante, dependerá si logramos convencer a la persona que actúa como receptor de la información. ¿Posibles receptores? Padres y madres de familia en un primer plano en relación con sus hijos e hijas, los cuales en sus primeros años de vida suelen ser una “aspiradora” de preguntar el porqué de todas las cosas, cuando comienzan a conocer no solo el entorno de todo lo que le rodea, sino sus propios cambios como parte de la pubertad.

Que decir, cuando somos más “grandecitos”, entiéndase ya vinculados a actividades laborales, donde ya una vez sensibilizados, teniendo conocimientos de cómo funciona todo o casi todo a lo interior de la empresa o institución, quieren ser partícipe de las soluciones de los problemas  y no necesariamente somos escuchados, porque podría darse el caso de que aquellos y aquellas que son los responsables de las tomas de decisiones, no les oyen, bien por el volumen de trabajo de los mismos o bien porque subestiman las opiniones de sus subordinados.

Posiblemente para el emisor – persona que desea aportar sus ideas, sus opiniones – tan pronto como sea capaz de decir lo que piensa, y ser escuchado y aceptado, se quitará un gran peso de encima. Es como si una molestia física desapareciese de repente; pero en el caso de no ser escuchado y por ende incomprendido, surgirá  la decepción, ¿para qué me “maté”, tratando de ser parte de la solución?

Hoy en día no podemos ignorar que una herramienta básica lo constituye la tecnología y en particular el uso del correo electrónico donde envías mensajes opiniones, ideas, solicitudes que nunca suelen ser respondidas, por ejemplo cuando aplicas a una plaza o empleo donde tu posición de desempleado, de por si tensa, y casi desesperanzado dudas de dar enter y cuando lo haces, posiblemente hasta cierras los ojos, recurriendo a Dios para ser escuchado o cruzando los dedos y que algún día no muy lejano, el Señor de forma espiritual o el receptor , aquel que está detrás de una computadora y que él o ella traslada a alguien o a un colectivo que decide y emite un veredicto.

Sin embargo, la respuesta pocas veces suele ser devuelta, cualquiera sea la misma, “para bien o para mal”. (Nota: nadie puede dudar de la importancia de este medio de comunicación, pero uno de sus defectos es la impersonalidad, es decir que  no tiene o no manifiesta personalidad u originalidad, desde el momento en que no responde).

Si nos trasladamos al aula de clase –entorno de alta complejidad- el cual depende de diversos factores como son la cantidad de estudiantes, la habilidad como parte de la metodología que utiliza el profesor o profesora para atender toda la problemática de dudas, respuestas a las posibles soluciones bien de los ejercicios o interrogantes que suelen surgir en el momento mismo de la clase, que inclusive el docente no logró prever al planificar su clase.

Todo lo antes expuesto constituye una invitación para que usted, si su comunicación no resulta óptima en la relación emisor – receptor, la mejore.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

 

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