Cada año, cinco niños son atendidos en el Hospital Nacional de Niños, víctimas de agresiones por la bala de rifles de balines vendidos como juguetes, y muchas veces disparados por sus hermanos o amigos sin intención de dañar.
Así lo expuso la directora de ese hospital, la Dra. Olga Arguedas, en la comisión legislativa de Asuntos Económicos, durante una audiencia en la que participó para referirse al expediente 19.613, que busca prohibir la venta de juguetes bélicos en el país y limitar la venta de videojuegos violentos sólo para mayores de edad.
Quiero continuar sobre este tema de la prohibición de la venta de los juguetes y videojuegos bélicos y violentos, sobre el que escribí la semana pasada en esta columna de opinión, porque algunos quieren atacar este proyecto de Ley, defendiendo que las pistolas de plástico no son la causa de la violencia en el país.
Esa es una verdad a medias. La violencia, en las casas, en las calles, en el vecindario, en los centros de estudio, en las canchas de fútbol y en otros lugares donde interactuamos, tiene un origen multifactorial.
El uso de juguetes bélicos y de los videojuegos violentos –dicen los expertos- es una de las causas del aumento de la violencia en la sociedad y en todas las interacciones que tenemos unos con otros.
La directora del Hospital de Niños vino a corroborar que existen serias consecuencias, documentadas en el mundo, y que hay estudios internacionales que evidencian que los menores expuestos a vídeojuegos violentos “sufren cambios fisiológicos, cerebrales y de conducta”.
En su audiencia ante la comisión legislativa, la directora del hospital respaldó el proyecto de Ley luego de afirmar que el país no debe permitir que las niñas y niños vean la violencia “como algo natural”.
El ministro de Seguridad, Gustavo Mata, también ha dado su opinión favorable a las restricciones que se proponen en este proyecto de Ley.
Él ha expresado que la violencia en las calles, tiene una dosis de origen en los juegos y en los ídolos que hoy tienen los niños, así como en los valores que aprenden o dejan de aprender en sus hogares.
Como autoridad máxima en materia de seguridad, el Ministro Mata, expresó ante los diputados de la comisión legislativa que los juguetes bélicos hay que sacarlos del mercado, porque algunos parecen tanto a armas reales que están siendo usados para cometer más delitos que hace algunos años atrás.
Esos son los juguetes que algunos padres están regalando a sus hijos en Navidad: juguetes que parecen armas reales, ametralladoras, escopetas, AK-47, que despiertan sentimientos de una falsa autoridad y que desarrollan conductas violentas.
La presidenta del Patronato Nacional de la Infancia, Ana Teresa León, nos advirtió: “La preocupación es que los niños y las niñas están, por decirlo así, consumiendo o nutriéndose de una cantidad muy importante de elementos violentos y de conductas agresivas, conductas que estimulan respuestas agresivas, y los juguetes y los vídeojuegos se convierten en el elemento principal”.
A propósito de los vídeojuegos violentos o agresivos, el proyecto plantea que será prohibido la venta a menores. No es para los mayores de edad, porque un joven o adulto deben asumir por ellos mismos las responsabilidades de sus actos.
El problema es con los niños y niñas. A ellos, debemos protegerlos, formarlos y orientarlos para que lleguen a ser hombres y mujeres de bien.
A sus padres les corresponde el mayor grado de responsabilidad. Sobre eso, el proyecto plantea algunos cambios como la publicación en medios digitales de advertencias sobre los riesgos de una prolongada exposición a este tipo de juegos. Una responsabilidad que, estoy consciente, los padres deben asumir.