Misión de un Nuncio en tiempos de Francisco

En un momento de amor espiritual y vocación misional, el Papa Francisco se dirigió a los embajadores pontificios, con algo más que un discurso, fueron las líneas espirituales que renuevan el quehacer de sus representantes y el sentido de la diplomacia vaticana. Esto ocurrió en la Santa Sede el 17 de setiembre del 2016.

Este 29 de setiembre pasado, el querido amigo Dagoberto Campos Salas recibió la ordenación como Nuncio Apostólico. A partir de las palabras de Francisco, interpreto lo que es la misión de nuestro compatriota.

A partir del texto indicado de la disertación papal, propongo una interpretación, que se interrumpe cuando abro comillas para compartir la literalidad del pasaje. Así pues, del mensaje del Santo Padre Francisco, en el encuentro con sus representantes pontificios, destacamos sentidos momentos de sus palabras.

La tarea esencial del Nuncio es servir con humildad. Su labor debe estar inmersa en amor sincero, simpatía y empatía con el pueblo y con la iglesia local. Establecer relaciones constructivas con la comunidad, compartir con la vida diaria del lugar, su comida, sus costumbres y su lengua. Levantar la mirada de manera amplia y profunda para reconocer donde hacer resonar con alegría las bienaventuranzas proclamadas por Jesús.

La función del Nuncio es estar disponible y atender con felicidad el trabajo. Aprender, escuchar, hacer mensajes, conocer problemas y situaciones o, de gobiernos eclesiales que se deben afrontar y resolver. Facilitar con cercanía, disponibilidad y fraternidad. Ser pastor dotado de capacidad interior para testimoniar a Cristo. Permitir que la nunciatura sea la Casa del Papa donde el equipo eclesial encuentre apoyo y consejo.

Sea la relación con la comunidad civil una inspiración del Buen Pastor. Recordar que Pedro, la roca sobre la que se erige la Iglesia debe sobrevivir el desbordamiento de las ideologías, a la reducción de las palabras por conveniencia y a la sumisión de los poderes de este mundo.

El Papa Francisco fortaleció el corazón de sus representantes para enviarles, a ser voz profética de los marginados, por su fe religiosa, por su condición étnica, económica, social o cultural. Dijo: “Que su grito se vuelva el nuestro y juntos podamos romper la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la hipocresía y el egoísmo”.

No necesitamos portadores de curriculum, se requiere de pastores familiarizados con las cosas de lo alto y no aplastados por el peso de lo que viene de abajo. Obispos pastores y no príncipes y funcionarios. Estar a la altura de la noble misión.

La velocidad de los tiempos exige formación permanente. Una profundización seria y continuada permite realizar la red unitaria y coordinada, evita la visión personal que a menudo no se sostiene ante la realidad de la iglesia local, el país o la comunidad internacional. Evitar la personalización que puede llevar a la emotividad, sensibilidades diferentes, situaciones personales que inevitablemente condicionan el trabajo y la colaboración. Liberarse de los intereses geopolíticos, económicos o militares inmediatos. Servir para el bien común.

La iglesia está llamada a trabajar a largo plazo por eso no tener miedo a dialogar con las personas y las instituciones públicas. No siempre es fácil detectar los centros de poder por lo que se debe trabajar con las personas pues son accesibles. Esto en la seguridad de que la última palabra de la historia y de la vida no es el conflicto sino la unidad, la que anhela el corazón de todo ser humano.

Francisco dijo: “Nosotros no somos empleados del miedo y de la noche, sino custodios del alba y de la luz del Resucitado”. La clave de una lectura de la historia es entender que no pocas veces la humanidad adopta como estrategia construir muros y fosas. El Papa reflexiona: Esto es producto del miedo pero no debemos abrazarlo.

En ese contexto viaja el Nuncio Dagoberto Campos Salas hacia Liberia en la costa oeste del Continente Africano. País con una población similar a la costarricense, su pobreza alcanza el 85% de sus miembros. Recientemente, hace tres años, ha salido de la epidemia del ébola que acabó con la vida de 4.500 personas. Es el primer país africano que ha elegido a una mujer Presidente. Es Ellen Johnson-Sirleaf quien gobernó hasta enero del 2018. Ella fue reconocida con el Premio Nobel de la Paz en el 2011 y es graduada de la Universidad de Harvard y de previo a ser Presidente ha tenido experiencia como Ministra de Hacienda.

La labor del Nuncio será concurrente en Gambia. Una pequeña nación también de habla inglesa. Su vida política es inestable y se debate en una población de 1,8 millones de habitantes. Se independizó en 1965 del Imperio Británico, en 1970 se proclamó República.

La misión del compatriota será servir con humildad con espíritu de fortaleza, claridad y de templanza. Abrir puertas, construir puentes, estrechar vínculos, cultivar amistad, promover la unidad.

Al cerrar estas líneas deseamos que se cumpla en Dagoberto aquello de ser hombre de oración, como fuente de todo su trabajo, porque sabemos que el futuro pertenece a Dios.

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