
Editorial
En recientes semanas el debate sobre los resultados del Ministro de Turismo ha sido agudo en redes sociales, especialmente en los foros formados por empresarios y empleados del sector turismo, así como una reciente entrevista al presidente de la Cámara Nacional de Turismo en El Financiero que deja ver el descontento con algunos de los resultados obtenidos en este primer año de la administración Solís Rivera.
A casi un año de labores, el ministro ha demostrado una claridad meridiana sobre el producto turístico costarricense. Y nada más. Políticamente le queda debiendo al país, intelectualmente le queda debiendo al puesto de Ministro de Estado.
Veamos. Cualquier ministro, en cualquier cartera, automáticamente se convierte en un político. Decir lo contrario es no entender sobre el aparato estatal ni de su funcionamiento. Era conocido que el actual ministro no tenía ninguna experiencia en materia política, y todos esperaron una rápida curva de aprendizaje dado su éxito empresarial. Sin embargo, a casi un año de funciones, no se ven diferencias importantes en el manejo de las tan indispensables destrezas políticas para poder sacar adelante proyectos urgentes para el sector turismo.
En redes sociales se ven sus “fans” un día sí y el siguiente también, alabando todas sus acciones, aún sin entenderlas o cuestionarlas, como debe ser la obligación ciudadana de quienes aspiran de sus líderes el liderazgo para guiar la formación de una mejor sociedad. Hasta se han visto en esas mismas redes a los intelectuales del sector cuestionar las acciones de cámaras en publicaciones donde el cuestionamiento es al Ministro; crear cortinas de humo parece ser la estrategia de algunos. Parece que los “conocidos” del sector no quieren entrar en pena con el Ministro, y no tanto por temor a represalias políticas o comerciales, sino por los lazos de amistad que les une por tantos años.
Como Ministro de Turismo, don Wilhelm es un excelente director de mercadeo del I.C.T. Para quienes simplifican el liderazgo de un ministro de turismo al éxito de una campaña publicitaria en un mercado meta, o al premio por la decoración de un estand en una feria europea, simplemente no entienden que el desarrollo turístico nacional pasa por múltiples matices donde sin el apoyo decidido del gobierno será imposible el crecimiento planificado que satisfaga las expectativas y necesidades del país y sus actores: obreros, patronos, conservacionistas ambientales entre otros. Ese apoyo político debe de buscarse todos los días y ante los múltiples actores políticos nacionales, tanto dentro del Poder Ejecutivo como en el Poder Legislativo y municipal. Es un tema de creación de política pública. Claramente don Wilhelm no ha logrado desarrollar un liderazgo político capaz de llevar a Concejo de Gobierno, y más allá, las necesidades claras y urgentes del sector. Este ha sido un año perdido en materia de desarrollo turístico, de sus políticas y visión de país. Se ha tenido un Ministro más ocupado en viajar – algunos sin resultados como fue un viaje a Sur América y otro a África – que uno preocupado y ocupado en la formulación de políticas públicas que busquen crear lo necesario, desbloquear lo creado y planificar lo deseado.
Cabe reconocer la capacidad del Ministro en mantener los programas exitosos de administraciones anteriores y sostenerlos en el lugar que merece: proyección internacional sobre la sostenibilidad turística como bastión diferenciador de la industria, contrato con la empresa asesora en desarrollo de rutas aéreas internacionales, empresa de publicidad en Estados Unidos de América, participación activa y agresiva en ferias internacionales de promoción, entre otros.
En la agenda interna no se ha visto cambio alguno. Las necesidades del sector que involucran decisiones en la Asamblea Legislativa, coordinación con las autoridades del Ministerio de Hacienda y Ministerio de Salud, coordinación para el desarrollo de infraestructura con el MOPT y autoridades de aviación siguen estancadas. Claramente al Ministro von Breymann no le apasiona tanto las labores domésticas como las internacionales, y es esto lo que resiente el sector empresarial turístico. Es evidente que es más fácil que un político aprenda de turismo a que un experto en turismo aprenda de política. Es evidente que para lograr metas en política pública necesariamente hay que saber del funcionamiento político del gobierno y del Estado.
Es evidente que un gobierno más, utiliza al turismo en plazas públicas y campañas políticas, y que cuando ingresan a Zapote sigue siendo la cenicienta del desarrollo nacional. Es evidente que al sector turístico le dieron atolillo con el dedo una vez más.
¿Debe el Ministro dar un paso al lado por el bien del sector, al que él mismo y sus empresas pertenecen?