La idiosincrasia de los costarricenses siempre se ha caracterizado por ser muy particular en relación con otras naciones centroamericanas y por ello mismo, es que muchos de nosotros nos pensamos incluso diferentes a otros pueblos. Sin embargo, ésta visión del tico con los años puede que haya cambiado radicalmente, ya que en la actualidad, no nos percibimos como ese pueblo de campesinos laboriosos y sencillos, como se creía en el pasado.
Debido a que las constantes migraciones de sur a norte y viceversa dentro del continente americano, han hecho de este país ese territorio que nuestra Constitución reconoce como multiétnico y pluricultural. Aunque estas migraciones se hayan dado desde hace décadas atrás en demasía e incluso siglos, por parte de todos aquellos que han llegado a esta tierra, en busca de mejores condiciones de vida o en tránsito hacia otras naciones.
De esta manera, esa identidad del costarricense se encuentra hoy, más allá del imaginario colectivo de vieja data que fue instaurado en la mente de muchos, generación tras generación; el cual, enarbolaba prácticamente las luchas del cartago colonizador, o talvez de un josefino venido a más, dejando de lado a las otras provincias y los aportes que sus habitantes brindaron a la conformación de toda Costa Rica.
Por ello, es fundamental que en la actualidad de cara a éste siglo XXI, todos los costarricenses sean conscientes de la responsabilidad que tienen para con esta Nación, que se piensa y cree todavía en algunos círculos, diferente a otras, en el sentido de que su cultura es de ciudadanos respetuosos de los derechos humanos y amantes de la paz.
Considerando que en realidad, las identidades en este país no son estáticas y evolucionan con el paso de los años o incluso también, pueden retroceder sin más, en un constante conflicto de intereses según los cambios que se presenten; no solo entre sus ciudadanos, sino también en relación a la percepción que se pueda tener del nuevo orden mundial, en el cual todos nos vemos inmersos.
Entonces, ¿Cuál es la dificultad que presentan la mayoría de los costarricenses en relación con asumir la idiosincrasia que debería de caracterizarlos? Pues de acuerdo con la estructura histórico-social de este país, sería que unos se sienten más puros que otros, sin darse cuenta que al igual que en Francia, por poner un ejemplo, ésta Nación está compuesta por inmigrantes de muy diversa índole y por lo tanto, la fortaleza de su identidad, se constituye en su diversidad.
Así mismo, ésta identidad debe ser aceptada y valorada dentro del amplio espectro de un territorio que evoluciona a un paso quizás más lento, frente a otros países de la zona y que debería ser más inclusivo en torno a la aceptación de todos sus habitantes, más allá del discurso oficial. Debido a que nos embargan manifestaciones de discriminación de todo tipo en forma creciente, dentro de una cultura que a lo interno se cree integral y pacífica, pero que se expresa desde el discurso familiar hasta las instituciones estatales de manera contraria para con las minorías, como resto de la población que también cuenta, no solo cada cuatro años.
Porque además, en ésta Nación se deben enfrentar las coyunturas mediante un diálogo abierto y real, acorde con su idiosincrasia a través de la organización y participación de asambleas del pueblo, en donde se monitoreen los avances y soluciones a los problemas que aquejan al país. Sin que medien colores políticos y de otra índole, en una Costa Rica donde cada uno pueda tener un desarrollo humano pleno.
Concluyendo que más allá de la crítica destructiva o reconstructiva de viejo corte, los ciudadanos no se deben limitar solo a participar en los debates en medios de comunicación, sino también en asumir un compromiso más real y práctico frente a los problemas que nos afectan en conjunto, en el sentido de exigir que se vayan todos los corruptos y ajenos a una verdadera democracia…
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