Este mes de junio conmemoramos, como cada año, el Día Mundial de los Océanos, un momento en el que tradicionalmente nos tomamos un tiempo para reflexionar sobre nuestra relación con el mar y la gestión de sus recursos.
El presidente de la República, Carlos Alvarado, pronunció ese día un discurso sobre el desarrollo en las provincias costeras y los avances que se han hecho en materia ambiental en relación con el mar.
Nosotros, como sector pesquero celebramos tales avances, por cuanto nos encontramos plenamente comprometidos con la búsqueda de pesquerías sostenibles y modelos de gestión marina planteados desde la óptica de la pesca responsable y la co-gobernanza en provecho de todas las personas y del ambiente.
En su discurso, el señor presidente llama a no incurrir en “binarismos inexistentes y polarizados, en donde se contraponga la protección del ambiente con el desarrollo de las actividades productivas y el bienestar de las comunidades y de las personas”. Nos parece que este discurso a propósito del equilibrio y la democratización es muy loable, aunque en la práctica sabemos que este no se cumple de ninguna forma, de alguna manera más bien nos parece que el discurso refleja los dilemas binarios del presidente en materia pesquera.
Para empezar, podríamos decir que una primera gran contradicción del señor presidente es justamente que en este acto de celebración se encuentran presentes en la actividad un gran número de organizaciones ambientalistas, mientras que ninguno de los sectores pesqueros ni sus representantes fueron invitados a participar. No se puede hablar sobre equilibrio, compromisos ni puntos medios, si ni siquiera se abren los espacios mínimos para que uno de los actores tenga acceso a la participación en las actividades que tratan sobre temas de su interés.
En este contexto, nos parece fundamental recalcar la falta de apertura que ha tenido el Ministerio de Agricultura y la Presidencia de la República para incluir al sector pesquero en las iniciativas, actividades e instancias sobre el manejo del mar y los recursos marinos.
Sería muy oportuno que el señor presidente de la República se tome un tiempo para reflexionar sobre el tema y revertir de alguna manera esta tendencia inaceptable, por cuanto invisibiliza a los pescadores y las pescadoras costarricenses, quienes aportan con su trabajo a la seguridad alimentaria del país, al desarrollo e impulso económico en las provincias y comunidades costeras y que aportan al Estado costarricense con sus impuestos. Por estas razones, llamamos a la congruencia con el discurso pronunciado el 8 de mayo por su persona, y que se le brinde el respeto que merecen los pescadores, al incluírseles en las instancias correspondientes.
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