El mundo se encuentra en un punto de inflexión. El orden internacional unipolar, dominado por Occidente durante décadas y un sistema- mundo de enfoque euroatlántico, se ve desafiado por el auge de nuevas potencias económicas y políticas, principalmente en el Sur Global. En este contexto, el grupo BRICS+ ha emergido como un actor clave en la configuración de un nuevo orden mundial multipolar. Con la reciente expansión a 10 países miembros, incluyendo potencias regionales como Irán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Etiopía, los BRICS se han convertido en un foro más inclusivo y representativo del mundo en desarrollo. En definitiva, la Cumbre 16ª Cumbre de los BRICS, que se celebrará en Kazán, Rusia, del 22 al 24 de octubre, se presenta como un escenario crucial para consolidar este bloque y avanzar en la construcción de un sistema internacional más justo y equitativo.
De forma curiosa e incluso hasta retadora, Rusia, que preside el bloque en este 2024, estableció como lema central de la cumbre: “Fortalecer el multilateralismo para un desarrollo y una seguridad globales equitativos” exhibiendo como los papeles de liderato han rotado en esta nueva era.
La creciente influencia del Sur Global en la economía y la política mundial es innegable. Los países en desarrollo, con sus vastos recursos y su creciente población, están desempeñando un papel cada vez más importante en el escenario internacional. Sin embargo, el sistema multilateral actual, construido tras la Segunda Guerra Mundial y dominado por las potencias occidentales, no refleja esta nueva realidad.
La crisis del multilateralismo se manifiesta en la incapacidad del sistema para responder de manera efectiva a los desafíos globales, como la pandemia de COVID-19, el cambio climático y las desigualdades económicas. Las instituciones internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, son criticadas por su falta de representatividad y por perpetuar las estructuras de poder que favorecen a los países desarrollados. Por su parte, la Organización Mundial del Comercio (OMC) ha mantenido un perfil bajo y debilitado de forma sostenida desde 2014 y aún hoy, su propia funcionalidad le juega en contra, manteniendo una paralización casi ininterrumpida sobre las discusiones trascendentales de la agenda de liberalización comercial mundial, tales como el futuro de las subvenciones emitidas por las principales potencias de turno; quedando expectante del proceso de desglobalización en ciernes al tiempo que promulga y promueva la necesidad de una re-globalización en los próximos 5 años.
En este contexto, los BRICS se presentan como una alternativa, una voz para el Sur Global que busca mayor participación en la toma de decisiones a nivel internacional. El bloque, que representa el 45,2% de la población mundial, el 34% del territorio, el 36,7% del PIB global y el 40% de la
producción del petróleo de todo el mundo, tiene el potencial de desafiar el orden establecido y promover un sistema multilateral con nuevas características.
A pesar de la heterogeneidad de sus miembros, los BRICS han logrado consolidarse como un actor relevante en la escena internacional. Han establecido mecanismos de cooperación en diversas áreas, como economía, comercio, finanzas, tecnología y seguridad. El Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), creado en 2014, se ha convertido en una alternativa al FMI y al Banco Mundial, ofreciendo financiamiento para proyectos de desarrollo en los países miembros y en otras naciones del Sur Global.
La 16ª Cumbre de los BRICS se presenta como una oportunidad para fortalecer la cooperación entre los miembros del bloque y avanzar en la construcción de un nuevo sistema-mundo. Se espera que la cumbre aborde temas cruciales como la expansión de la membresía (más de 20 países han mostrado interés o solicitado de manera formal la incorporación como miembros plenos de la agrupación, incluidos Turquía, Cuba, Bolivia, Venezuela, Tailandia, Zimbawe, Sri Lanka, Serbia, Tailandia, Vietnam, Malasia e Indonesia), la desdolarización del comercio internacional, la creación de un sistema financiero alternativo y la cooperación en áreas estratégicas como energía, tecnología y seguridad alimentaria.
Uno de los temas centrales de la cumbre será precisamente la desdolarización del comercio internacional y la creación de un sistema financiero alternativo. Los BRICS buscan reducir su dependencia del dólar estadounidense y promover el uso de monedas nacionales en sus transacciones comerciales.
La creación de un sistema de pagos alternativo al SWIFT y la creación de una plataforma de pagos transfronterizos, BRICS Bridge, impulsada por Rusia, enrutan a esa dirección. También se está considerando la introducción de una unidad de cuenta especial de los BRICS, conocida como “The Unit”, vinculada en un 40% al oro y en un 60% a una cesta de monedas nacionales. Es una propuesta revolucionaria que busca proporcionar una alternativa estable y menos volátil para las transacciones internacionales. The Unit y el BRICS Bridge complementará los sistemas intrabancarios que ya están en funcionamiento, como el SPFS de Rusia y el CPAM de Irán, que liquidan transacciones financieras, y el 60% de su comercio, en sus propias monedas. Se estima que alrededor de 159 países estarían listos y dispuestos a adoptar de inmediato un sistema alternativo al SWIFT que permita evadir futuras y potenciales sanciones desde occidente.
La creación de un sistema financiero alternativo permitiría a los BRICS reducir su vulnerabilidad a las sanciones financieras impuestas por Occidente y fortalecer su autonomía económica.
La cumbre también abordará la cooperación en áreas estratégicas como energía, tecnología y seguridad alimentaria. Los BRICS tienen un gran potencial para la cooperación en estos ámbitos, ya que cuentan con vastos recursos naturales, una importante capacidad tecnológica y una creciente demanda de alimentos.
En el ámbito energético, los BRICS buscan fortalecer la cooperación en la producción y el comercio de petróleo, gas y energías renovables. En el ámbito tecnológico, se espera que la cumbre promueva la cooperación en áreas como inteligencia artificial, biotecnología y nanotecnología. En el ámbito de la seguridad alimentaria, los BRICS buscan fortalecer la cooperación en la producción y distribución de alimentos, así como en la lucha contra el hambre y la malnutrición.
Líderes de 32 países han confirmado su asistencia Según estimaciones preliminares, la capital de Tartaristán acogerá a más de 20.000 visitantes. Las delegaciones más numerosas serán las de China y la India. Además, acudirán dos mil periodistas, la mitad de ellos extranjeros. También se tiene confirmado la presencia del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, y la presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, Dilma Rousseff, así como los secretarios generales de la Organización de Cooperación de Shanghái y la Comisión Económica Euroasiática.
La Cumbre tendrá dos momentos: la reunión de países miembros de los BRICS (todo el 22 y la mañana del 23), y a continuación la reunión en formato BRICS+/outreach (tarde del 23 y mañana del 24), con el tema “BRICS y el Sur Global: construyendo juntos un mundo mejor”.
La cumbre se vislumbra como un espacio clave para consolidar una mayor independencia económica para los países en desarrollo, incluyendo a América Latina, región que históricamente ha estado bajo la influencia de Estados Unidos pero que hoy busca diversificar sus relaciones internacionales y fortalecer sus vínculos con el Sur Global. Los BRICS se presentan como un socio estratégico para América Latina, ofreciendo oportunidades de cooperación en áreas como comercio, inversión, financiamiento para el desarrollo y transferencia de tecnología. La cooperación con los BRICS podría ayudar a América Latina a reducir su dependencia euroatlántica en un momento de debilitamiento sistémico del Norte y a promover un modelo de desarrollo más justo, resiliente y sostenible.
Se vuelve una necesidad observar de cerca la evolución de la Cumbre de los BRICS, que a todas luces se muestra como un evento histórico que puede constituir un parteaguas o un “border evento”; en la historia contemporánea y dibujar los primeros esbozos de un nuevo orden económico mundial.
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El autor es presidente STRATEGA / acalderon@sustratega.com