Desde el aeropuerto de “Llano Grande” al “Daniel Oduber” de Guanacaste, han transcurrido muchos años, lo mismo que desde “El Coco” al “Juan Santamaría” de Alajuela, los dos aeropuertos que en la actualidad son dignos de admiración por ser los mejores del país, debido al progreso de sus instalaciones y por ende a favor de todo el mundo con énfasis en el turismo.
Consideramos una “cantilena necia”, alegar como es costumbre; que con el dinero de una obra se habría podido realizar muchas otras, que; a la postre no se hicieron y todo quedó en una pura habladera; la aclaración y el apunte vienen a colación referente a la última ampliación del aeropuerto Juan Santamaría, oportuna y excelente a tal extremo que el señor Ministro del ramo vislumbró, con tino; una duda sobre el muy futuro proyecto del aeropuerto de Orotina, cuyo presupuesto; si lo hay, podría trasladarse al mejoramiento de otros; tales como el de Bahía Drake cuya ampliación ha sido una realidad y; así cubrir todo el territorio nacional.
Hablando de “aire”, también sería muy necesario y factible que el País tuviera una flota de helicópteros y sus respectivos helipuertos, de limitada superficie y económica construcción; con el fin, además de social, aliviar parcialmente, la alicaída estructura vial nacional. Madre Natura, regaló al terruño, el sol, el viento y el agua, que ¿podrían solucionar unos problemas que nos aquejan?
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