Nuestra democracia es única, es una democracia de exportación. Pero la violencia y la polarización no combina con nuestro estilo de vida y nuestras tradiciones, menos con la Costa Rica del pura vida. Nuestro país es una democracia muy frágil contra la violencia y la polarización, contra el narcotráfico, el sicariato y los femicidios. Está claro que no combina nuestra Costa Rica del pura vida con la violencia y la polarización. Tenemos que proteger más a Costa Rica. Y la solución es muy sencilla: Solo necesitamos eficiencia en nuestras instituciones públicas y en general en los 3 poderes de la República. Con eficiencia y buenos controles en todas las instituciones públicas y en los 3 Poderes de la República, nos beneficiamos todos los costarricenses. Sin eficiencia y sin buenos controles, se benefician unos pocos en detrimento de la gran mayoría de costarricenses. Para eso es un cambio de gobierno. Hay que hacer lo que hay que hacer. No puede ser que todas las sanciones que hay que ejecutar para defender al Estado y por ende a sus habitantes, a todos los demás costarricenses, tarden años y años y hasta prescriben: la trocha, el cementazo, el caso cochinilla, el caso diamante, ahora en este gobierno el caso barrenador y otros casos, los privilegios de las convenciones colectivas del sector público, el combustible de los diputados y otros funcionarios públicos, las pensiones de lujo, los pagos de más dizque por errores en las planillas del ministerio de educación y otras instituciones públicas, las repúblicas independientes, el abandono de la educación pública primaria y secundaria por privilegiar al FEES, carreteras y hospitales en lento proceso, en fin.
¿Por dónde empezamos, quién arregla a quién? Para eso es un cambio de gobierno. Para que el nuevo gobierno arregle lo que haya que arreglar. Todos esos funcionarios también tienen montones de asesores que los pagamos todos los costarricenses. El problema son las personas, no las instituciones ni la institucionalidad. Para tener malos gobiernos no hemos necesitado elegir partidos con mayoría legislativa. La gran mayoría de los problemas de Costa Rica se resolverían muy fácilmente si todas las auditorías internas, contralorías y demás instituciones de control de gasto público, por fin comprendieran que su trabajo es muy importante y necesario para nuestro país, aunque sus salarios y privilegios sean pagados por cada institución pública, su responsabilidad inicial y final es por y para Costa Rica, porque de lo contrario, nunca van a alcanzar ni todos los impuestos ni la enorme e inmanejable deuda pública para cubrir tantas y tantas fallas en el control de los gastos. Con más eficiencia no se perderían miles de millones de las bóvedas de un banco nacional. Con más eficiencia no habría tanta facilidad para evadir los controles en las adjudicaciones de tantas licitaciones públicas. Con más eficiencia los expedientes judiciales no estarían compitiendo en tardanza, con las listas de espera de la CCSS, etc, etc, etc. Para tener malos gobiernos no hemos necesitado elegir partidos con mayoría legislativa. El quiebre del voto que hacemos tradicionalmente los costarricenses es porque no confiamos en nuestros gobernantes y en los 3 poderes deben conseguir las mayorías necesarias mediante acuerdos entre todos los diversos partidos políticos.
Está claro que sí, si podemos subir a las grandes ligas de los países más desarrollados. Inclusive a nuestro estilo, a la tica, con nuestra democracia del pura vida. Pero la mayoría legislativa de un solo partido puede cambiarlo todo. ¿Para bien o para mal? En realidad, solo necesitamos conseguir pocas cosas: Ocupamos que el TSE por fin lleve a cabo mejoras en todos los procesos electorales de nuestro país. Es necesario bajar el abstencionismo, pero eso solo va a ocurrir, si los costarricenses vemos cambios positivos en la forma de escoger a todos los candidatos a diputados y a puestos públicos. Que se implementen también más y mejores controles y sanciones a los partidos y a los candidatos que incumplan los más y mejores requisitos que deben exigirse. Ya no es suficiente seguir garantizando solo el recuento de los cada vez menos votos. De la Sala IV ocupamos que actualice y mejore la redacción e interpretación única y correcta de todo el articulado de la Constitución vigente y de nuestras leyes en general. Tampoco es necesaria otra Constitución Política. Para que por fin, los beneficiados sean toda Costa Rica y todos los costarricenses. Y finalmente, que cada institución pública haga todo lo que se supone tiene que hacer: que la Contraloría controle, que la Defensoría nos defienda, que la CCSS atienda a todos los que aún seguimos vivos, o sea, no más listas de espera. En fin, que cada institución pública haga su parte, con mucha más eficiencia, para llegar pronto a las grandes ligas, para beneficio de todos los costarricenses. La eficiencia es el motor del mundo. Nuestra ineficiencia en la justicia y en todo lo demás, fomenta la injusticia y la violencia.