Libia, Turquía y Gaza

» Por Ahmed Fouad Al Khatib - Analista en The Atlantic.

¿Acaba Turquía de eliminar a la cúpula militar libia en un accidente aéreo ocurrido a las afueras de Ankara? Esa es la pregunta que se entrelaza con una serie de teorías conspirativas que se están difundiendo en el mundo árabe sobre lo que pudo haber provocado la falla eléctrica que derivó en el accidente del jet Falcon 50, en el que viajaban el jefe del Estado Mayor, teniente general Mohammed al-Haddad, y otros cuatro altos mandos del ejército libio pertenecientes al Gobierno de Unidad Nacional con sede en Trípoli. Estas versiones y acusaciones se ven agravadas por dos hechos.

El primero es que, hace dos días, el Parlamento turco aprobó una prórroga por dos años del mandato de despliegue de tropas en Libia, lo que permite a las fuerzas armadas de Ankara permanecer en el país norteafricano por un período prolongado, consolidando aún más la influencia turca y su presencia marítima en el Mediterráneo oriental para desafiar a Israel, Grecia y Chipre.

El segundo es que, presuntamente, el jefe del Estado Mayor libio realizó hace algunos días declaraciones consideradas hostiles y antagonistas hacia el gobierno turco y hacia empresarios turcos, quizás como antesala de un acercamiento al aparato militar del este de Libia, que está bajo el control del general Jalifa Haftar, apoyado por Egipto, los Emiratos Árabes Unidos y otros.

¿Percibieron algunos en Turquía una posible insubordinación inminente y decidieron actuar como ocurrió con Yevgueni Prigozhin en Rusia, especialmente después de que el presidente de la Cámara de Representantes de Libia, Aguila Saleh, calificara a comienzos de este mes el acuerdo marítimo de 2019 como ilegítimo y no vinculante?

Más allá de los detalles específicos de este caso y de las investigaciones en curso, este incidente ocurre en un momento extremadamente sensible, en el que se están llevando a cabo discusiones serias sobre el grado de implicación que debería tener Turquía en Gaza tras un alto el fuego, especialmente en lo relativo al despliegue de tropas turcas como parte de fuerzas internacionales para desarmar a Hamás y mantener el orden. Múltiples fuentes me han confirmado que algunos países árabes y unos pocos europeos están empezando a ver con buenos ojos la idea de desplegar fuerzas turcas en la “zona roja” controlada por Hamás.

Existen numerosas razones por las cuales esto sería un desarrollo profundamente problemático desde el punto de vista diplomático, geoestratégico, táctico, operativo y de otra índole. Las tropas turcas, una vez desplegadas en Gaza, nunca abandonarían el enclave costero, proporcionando en última instancia cobertura para que Hamás siga siendo relevante y mantenga el control del enclave, incluso si renuncia a parte de su armamento.

Los acontecimientos en Libia y Gaza están conectados, aunque no lo parezcan. En pocos días, la reunión de Trump con Netanyahu determinará en última instancia si Estados Unidos presiona o no a Israel para que acepte la presencia de tropas turcas en el enclave costero. Algunas fuentes sugieren que el gobierno de Israel no está en posición de decirle que no al presidente Trump en este asunto, lo que garantizaría una presencia turca contundente sobre el terreno. De concretarse, ello constituiría un retroceso catastrófico para la causa de la des “hamasificación” de Gaza.

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