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“Si el lenguaje se otorgó para ocultar pensamientos, entonces el propósito de los gestos es revelarlos.” John Napier, teólogo y matemático escocés, 1550-1617.
A la luz de los resultados de las encuestas más recientes, el candidato de Restauración Nacional ocupa, por el momento, el primer lugar en la intención de voto, adelantándose sobre contrincantes que, comparativamente, tienen un currículo considerable. Su repentino ascenso produjo que se dejara de lado una agenda nacional amplia, desplazando temas tan importantes como la reforma fiscal, empleo, salud, seguridad y transporte; para generar fricciones innecesarias en los votantes sobre temas de familia, doctrina cristiana y valores.
En su carrera por conquistar el voto de los electores y posicionarse como el líder de la contienda, llama poderosamente la atención algunos elementos de comunicación no verbal que utiliza. Por lenguaje no verbal entendemos el mensaje que expresamos por medio de la postura corporal, los gestos de las manos y las micro-expresiones, que son movimientos rápidos e involuntarios en los músculos del rostro. Esta área de estudio comprende también los eslóganes de campaña, elementos como lo son la vestimenta, el uso del color, entre otros.
Entre el lenguaje verbal y el no verbal pueden existir contradicciones, incongruencias emocionales y ambigüedades que pueden generar que se le perciba, o no, con credibilidad. En ese sentido, deseo compartirles algunas observaciones sobre lo que el lenguaje del aspirante presidencial revela, no sin antes brevemente repasar un acto de comunicación muy particular del creador de su partido, pues dicho evento se vincula con el espacio que los une: el culto evangélico.
La hazaña
El presidente y precursor de Restauración Nacional es el Sr. Carlos Avendaño. En el pasado, él perteneció al partido de Renovación Costarricense, fundado por el pastor evangélico Justo Orozco. Avendaño, de ganar la diputación que hoy día encabeza por San José, regresaría, por tercera vez, a Cuesta de Moras, su sed de servicio, claro está, no es pequeña. Un día, como protesta contra el cierre de iglesias evangélicas, por supuestos incumplimientos con el Ministerio de Salud, escaló y terminó sentado sobre el Monumento Nacional de Costa Rica (La Nación, Viernes 18 de marzo de 2005). En sus manos, sostenía un cartel en letras mayúsculas que decía: “NO MÁS CIERRES DE IGLESIAS”. Con la intención de ver si se encontraba bien y de convencerle que se bajara, al lugar llegó el ex defensor de los habitantes don José Manuel Echandi. Pero, como inicialmente no hubo forma de lograrlo, un equipo de la Cruz Roja y del cuerpo de bomberos lo bajó de ahí.
Algo no podía faltar
Su eslogan es Hagámoslo Juntos (¿Hagamos juntos qué exactamente?), donde, por un lado, hay una ambigua invitación a trabajar en equipo, pero, por otro, los gestos de las manos del candidato tienden a señalar hacia él mismo y a colocarlos, en ocasiones, sobre el atril de manera cerrada, creando un sutil ‘encierro’, sugiriendo individualismo, creando una barrera, y buscando, por otro lado, que el centro de atención sea él. Sus manos no van hacia la búsqueda de su público en un interés por conectar con ellos. Esto se evidenció en varios momentos del debate del TSE, el día 7 de enero. Y como el lenguaje no verbal es más directo y genuino que lo que decimos, su cuerpo y su eslogan no son coherentes con la idea de “Unidad Nacional” que intenta vender.
Una nueva expresión que utiliza, la de ‘manos limpias’ se ha convertido en muletilla, como lo fue en los debates organizados por Extra TV 42, Canal 7 y Repretel. Otro ejemplo lo vemos en una publicación de su página de Facebook, el 30 de noviembre del 2017, donde muestra una fotografía con las palmas de las manos abiertas en un gesto que sugiere ‘recibir la gracia’, creando un vínculo entre un eslogan con fines políticos y una imagen de alusión religiosa. La frase, claro está, no hace referencia a la higiene personal, sino que, en su caso y por su devoción, se podría asociar a una metáfora de estar limpio de pecado, limpio de corrupción, o tener pureza de corazón. El Dr. Hernández, del Partido Republicano, ha insinuado que el de las manos limpias es él, pero la frase tampoco le pertenece, pues quien ha sido reconocido históricamente en nuestro país por este eslogan fue el expresidente José Joaquín Trejos Fernández, 1966-1970 (La Nación, viernes 12 de febrero de 2010).
¿Qué se guardará el candidato?
Como un patrón constante, en muchas de sus respuestas, el aspirante tiende a desviar rápidamente la mirada de los televidentes y a cerrar sus labios retrayéndolos hacia adentro, achicando la boca. Este comportamiento se observa en medio de sus intervenciones y, con mayor énfasis, al final de estas. Los ejemplos son múltiples. Uno de muchos fue el día 7 de enero en el debate del TSE, cuando dijo lo siguiente, en relación con un posible diálogo con la próxima Asamblea Legislativa: “…vamos a tener una participación activa, vamos a promover el diálogo con todas las fracciones (ahí desvía mirada de los televidentes y retrae sus labios, minuto 22 con 58 segundos aproximadamente)”.
En el debate organizado por Extra-TV42 cuando se refirió al transporte tecnológico de personas terminó mencionando: “…vamos a proteger la sana competencia, donde todas las familias estén en una mejor condición de vida, así que en esa línea vamos a regularlo, eso sí evitando la competencia desleal.” Una vez más el aspirante concluye presionando y empujando sus labios hacia adentro. Fue una respuesta donde su gestó gritó más fuerte que sus palabras.
¿Qué hay detrás de todo esto? Este tipo de micro-expresiones se asocia, en comunicación no verbal, con una forma de retener un pensamiento que desea guardarse, pues, internamente, podría saber que lo dicho no es tarea fácil de cumplir y puede manifestarse también como una forma de auto-censura inconsciente.
Cuando la apariencia “vende”
El aspirante tiene facilidad de hablar con rapidez, y como periodista de sucesos y presentador de noticias que fue, tiene experiencia frente a las cámaras, área que para otros candidatos no es lo prioritario.
Las propuestas tangibles y maduras ante los problemas nacionales, para él, ya no parecen estar en primer plano, pues mientras reitere ser el defensor de la familia, suene convincente y aparente auto-confianza, quiere sumar votos. La evidencia más reciente está en su desempeño en el debate de Repretel del día de ayer, donde mira al lente fijamente, intenta mantenerse erguido, mostrar seguridad, para luego lanzar el mensaje de que el defensor de la familia es ‘él’. En redes sociales, entre quienes lo defienden, se ha mencionado que no importa que no haya terminado sus estudios universitarios y que poco importa si tiene o no un equipo con capacidad para gobernar, pues Dios lo iluminará y lo guiará, al igual que lo hizo con el Rey Salomón.
Política y fe: ¿un matrimonio conveniente?
Cuando al cantante y periodista se le escucha y observa con atención ya sea en vivo, redes sociales o en televisión, se evidencia que con su cuerpo él se exalta e intenta demostrar que tiene el liderazgo requerido para gobernar, aunque no sepa precisar en qué consiste eso. Un día le escuché decir que Dios le había escogido, apelando así a dejar de lado cualquier cuestionamiento racional, pero si los creyentes consideran que la influencia de Cristo puede ser aliada de la política, se corrompería la misión misma de la iglesia, pues en buena teoría el mandato cristiano se supone que es propagar el Evangelio.
En este candidato, el fanatismo, la pasión y la oportunidad parecen superar la prudencia y el equilibrio tan necesarios en nuestros tiempos, y que han sido también parte de la idiosincrasia costarricense, pues por lo que percibo, hay votantes confundidos, que han desviado su atención de una elección que es exclusivamente política. Jesús dijo que este no era su mundo (Juan 18:36), y habló de una buena ciudadanía dando a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César (Mateo 22, 15-21), pero no lo dijo, a mi humilde modo de entender, desde un punto de vista político. De ser así, dudo que Jesucristo mismo motive a votar por él.
Sobre el autor del artículo. Marlon Segura es graduado en teatro y cine, Universidad de Costa Rica-Kansas. Master en Educación Internacional, Universidad de Framingham, Massachusetts. Estudios de análisis de movimiento, Ecole Jacques Lecoq, París.
Asesor de contenido: Diego Fallas. Politólogo-Universidad de Costa Rica
Editora: Margarita Chaves, Universidad de Costa Rica
Asistencia en la edición: Edgar Carrillo Mans
Bibliografía consultada:
Melián, I (2011). La Comunicación Política del Siglo XXI. España. Editor Ibiza Melián.
Navarro, Joe. (2008). El Cuerpo Habla. New York: Harper Collins.
Knapp, Mark (1982). La Comunicación No Verbal: el cuerpo y el entorno. Barcelona. Paidós Ibérica.
Rebel, Gunther. (2001). El Lenguaje Corporal. Madrid. Edaf y Albatros.
Ekman, Paul (2004). ¿Qué dice este gesto? Barcelona. RBA Libros.
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