El derecho a la vida es sin lugar a duda el mayor de los derechos humanos, no hay una vida más valiosa que otra, tampoco hay una muerte más valiosa que otra.
Con los recientes debates entre “prohibicionistas y portadores de armas” se ha puesto sobre la mesa con total claridad nuestra tesis: para los prohibicionistas existen “muertes valiosas y muertes insignificantes”.
Lamentablemente a diario personas inocentes mueren en el planeta con múltiples motivaciones y maneras de actuar: odio, sicariato, machismo, crimen organizado, accidentes de tránsito, asaltos, guerras, terrorismo, actos fundamentalistas, etc.
¿Cuál de esas muertes es más valiosa? Pues para quienes amamos la vida y la respetamos todos los asesinatos son repudiables, más sin embargo no pareciera ser así para los activistas del desarme civil, los lobbistas del desarme.
Su manera de actuar está claramente identificada y se repite día a día, seleccionan noticias en las cuales personas son asesinadas única y exclusivamente con armas de fuego con el afán de culpar al objeto, no a la persona que comete el crimen.
Muestran incesantemente un repudio en contra de las armas de fuego en manos de civiles, en muchos casos son patrocinados por organismos internacionales que repiten incansablemente discursos basados en mentiras y falacias con la finalidad de lavar el cerebro de su audiencia y llevar a cabo su cometido: desarmar a la población y restarle derecho a la vida a través de la defensa.
En nuestro país hemos tenido ejemplos recientes de personas asesinadas por desequilibrados mentales los cuales utilizaron silenciosos cuchillos, no voy a citar ejemplos por respeto a los familiares de las víctimas, en Europa terroristas utilizan camiones para matar personas en concentraciones masivas, misteriosamente no vemos ninguno de los lobbistas del desarme lamentando estas muertes y repudiando la venta libre de cuchillos o camiones.
Nos queda clarísimo que su lucha es una lucha contra “las armas”, lucha ideológica y emocional, carente de argumentación técnica, que no logra superar las pruebas de la razón. Atacan “a las armas” con sus argumentos y se les olvida o quizá no tienen la capacidad para entender que no son las armas las que matan, y quien quiera verdaderamente matar lo va a hacer utilizando desde una suave almohada hasta un grande y poderoso camión.
La hipocresía una vez más queda en evidencia y pasa cualquier filtro, para los prohibicionistas existen muertes valiosas para sus fines y… todas las demás.
—
Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, fotocopia de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr.