El presidente de la Nación Argentina es uno de los personajes más controvertidos de América Latina en la actualidad. Con su famoso slogan “No hay plata” durante su discurso de inauguración como presidente, prometió un cambio de rumbo en Argentina. A casi diez meses de gestión, la economía Argentina no ha mejorado significativamente, aunque hay señales positivas para el mediano plazo.
Primeramente, lo negativo. La inflación acumulada cerró en 211.4% en 2023 según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) de Argentina. La segunda más alta de América Latina tan solo detrás de Venezuela. Una de las promesas de campaña de Milei fue “Acabar con la inflación”. En el corto plazo el presidente Milei no ha logrado terminar con ella aunque sí ha logrado frenar la inercia con que esta avanzaba. En diciembre de 2023, la inflación mensual se ubicó en 25.5% mientras que a partir de mayo de 2024, todos los meses ha sido menor al 5%. En setiembre la inflación intermensual se ubicó en 3.5%. Si bien esta desaceleración de la inflación también puede ser explicada en parte por factores externos, las reformas fiscales y monetarias llevadas a cabo en los últimos meses han contribuido a cortar con la inercia inflacionaria. Voces influyentes como Gita Gopinath, gerente del FMI, han mencionado que las medidas tomadas y el ancla fiscal sin financiamiento monetario con la que cuenta Argentina han llevado a que la desinflación se dé más rápidamente.
Otro aspecto negativo es que Argentina sigue estancada. El PIB per cápita argentino en 2023 fue inferior al de 2011. Es decir, el país no crece en términos reales desde 2011. Aunado a lo anterior, producto de las reformas al gasto gubernamental y la disminución de la inversión pública, subsidios y el consumo del gobierno, el PIB presentó una caída del 5.1% en el primer trimestre del presente año, según datos del INDEC. Esto no es una buena noticia, sin embargo, es esperable ante los recortes. La irresponsabilidad fiscal del pasado y el deseo de no caer en impago, han provocado que la austeridad sea la norma y ha creado disgusto especialmente en sectores sindicales y de pensionistas. Recortes como estos pueden llevar a un nivel de confrontación social que compliquen las reformas del futuro y la gobernabilidad del país.
Ahora lo positivo. Argentina logró tener un superávit fiscal por primera vez desde el año 2008. Esto es relevante y positivo dado que para lograr mantener la inflación controlada es necesario tener las cifras fiscales bajo control, especialmente en un país donde la dominancia fiscal ha sido la norma. Este superávit envía un mensaje positivo a los mercados internacionales, inversionistas e instituciones internacionales. Además, es un paso en la dirección contraria al default.
Siguiendo con las buenas noticias, la caída del riesgo país y la expansión del crédito al sector privado son noticias que podrían ser la antesala de una recuperación de la economía argentina. La caída del riesgo país implica que para Argentina el costo de financiarse en los mercados internacionales es menor ya que su probabilidad de pagar la deuda es mayor. Esto es especialmente importante en un contexto en el que Argentina tendrá que refinanciar una gran cantidad de deuda en el año 2025. Después, la expansión al crédito al sector privado ocurre producto de una mejora en la percepción de los consumidores y empresarios sobre el futuro de la economía argentina. Además, el gobierno argentino también eliminó regulaciones que consideraba innecesarias y el Banco Central disminuyó las tasas de interés. Esta expansión del crédito es deseable ya que mayor inversión lleva a mayor crecimiento económico.
Otro dato alentador es que la brecha cambiaria se ha acortado significativamente desde diciembre del año pasado. Esta variable corresponde a la diferencia entre el “dólar blue” (informal) y el “dólar oficial”. Este es un buen primer paso hacia levantar los controles de capitales. Lograr levantar el cepo cambiario sin que estalle una hiperinflación sería un éxito para Milei y el peso argentino.
Es verdad que diez meses es muy temprano para dar un veredicto. Al final de cuentas, si no hay una mejora palpable en el bienestar de los ciudadanos, las reformas para nada sirven. Sin embargo, solo el tiempo dirá si las reformas de Milei serán estudiadas en los libros de texto de economía como otro fracaso económico argentino o si más bien serán dignas de copiar en el resto de América Latina.
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El autor es economista graduado de la UCR, con una maestría en Economía de la Universidad Nova SBE en Lisboa Portugal.