Costa Rica es el país de la paz, primer país sin ejército en el mundo y capaz de proponer y liderar mundialmente el desarme de armamento corto a través de la Convención Internacional, pero esto parece solo un discurso para afuera y no una realidad hacia adentro.
En el cuatrienio anterior la Comisión en pleno de Seguridad y Narcotráfico, sin distingo de partidos políticos presentó un proyecto que tenía como fin reformar la ya desactualizada Ley de Armas y Explosivos. Evidentemente un tema complejo, porque para nadie es un secreto que después del negocio de las drogas, sólo el negocio de las armas mueve más dinero en el mundo.
Herederos de un país pacifista que sabe, como decía el Papa Juan Pablo Segundo “que la violencia solo engendra violencia”, llegamos a la conclusión en primera instancia de que no podíamos dejar desamparada a la ciudadanía, misma que todos los días se enfrenta a una delincuencia más organizada, pero también convencidos y confiados de la institucionalidad del país, tomamos la decisión de que para un país sin ejército el exceso de armas circulando por el territorio nacional podía poner en peligro inclusive la seguridad y la estabilidad de la nación, es por ello que se tomó la decisión de que si bien se debía permitir la tenencia legal de armas, está no debería exceder en más de una lo que podía registrar cada costarricense. Está decisión ya hace que, si los 3.300.000 mayores de edad ejercieran ese derecho, por mucho se supera el arsenal del Ministerio de Seguridad. Por lo anterior hay que tener una mejor vigilancia de la tenencia de las armas y de la trazabilidad del ingreso de las mismas a Costa Rica.
Pasar de un arma -como estaba originalmente en el proyecto- a tres me parece un error, un retroceso, porque este proyecto pretendía ser de carácter progresista, espero no equivocarme y que la decisión de aumentar a 3 el número de armas permitidas corresponda más a un error técnico, porque no quiero pensar ni tener la sensación de que los diputados actuales sucumbieron ante las presiones que tuvimos nosotros de parte de los grupos de armeros del país.
Sigo preguntándome ¿para qué una persona necesita tres armas? ¿cuántas armas puede tener en cada una de sus manos? A lo sumo dos y creo que es suficiente, más de dos es simplemente fomentar la violencia en el país.
Cuando creemos que la justicia la tienen que tomar los ciudadanos en sus propias manos estamos poniendo en duda la credibilidad del sistema policial y judicial, pero además estamos dando la posibilidad de arremeter contra la vida de otras personas. ya que los portadores de armas pueden no estar en las mejores condiciones para el manejo de las mismas.
Sigo creyendo en Costa Rica, en la paz, en su institucionalidad y les pido a nuestros representantes que valoren la idiosincrasia de nuestro país y volvamos a la idea original del proyecto de solo un arma por persona.
—
Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, fotocopia de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr.
