Según asumió la prensa, la Universidad de Costa Rica (U.C.R.), invirtió 4000 millones de colones, en la carrera de “Ingeniero Naval” de Limón, que después de unos años; desde su inicio y a punto de concluir con la graduación, tuvo que cerrar; dejando al garete a 102 alumnos que no pudieron ejercer la tanto anhelada profesión de Capitán de Barco Mercante. Después de muchos sacrificios de toda índole, a causa de lo que enseguida reza textualmente: “al incumplimiento de los requisitos internacionales para que los estudiantes realicen su práctica profesional en las embarcaciones” (Sic).
La justificación; si así se puede llamar, que dieron los jerarcas de la UCR fue: “cambien de carrera”; una falta de respeto impropia de unos académicos de alto nivel, quienes antes de dar inicio a una carrera muy importante y muy onerosa; deberían haberse, primero informado sobre los requisitos para la obtención el título, luego la planificación y una posible solución alterna a la pasantía de los estudiantes.
Fue un adefesio imperdonable que de seguro las autoridades competentes tomarán en cuenta.
Por antonomasia, puesto que Madre Natura regaló a Costa Rica la ubicación de privilegio entre dos océanos, nos extraña la somera importancia que los entes involucrados con el mar le den a los jóvenes de Costa Rica y a su progreso.
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